Saturday, August 31, 2013

RHÙN o el nuevo orden del Zeuhl contemporáneo francés


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos topamos con RHÙN, un grupo francés emergido de Coutances (La Mancha) que forma parte de la nueva generación de Zeuhl, una de las más vitalistas en cuanto al filo creativo de la movida progresiva de nuestros días. El grupo publicó su primer EP en 2008, y ahora en 2013 tenemos su disco “Fanfare Du Chaos”, publicado por el sello AltrOck, al cual debemos un agradecimiento enorme por seguir publicando y difundiendo a varias bandas interesantes para la permanencia del género progresivo: dentro de este catálogo, RHÙN es definitivamente una de las más difíciles de digerir por su alevosamente oscura propuesta… y por eso mismo, tiene un muy particular interés para el paladar progresivo aventurero. En torno a la armazón triádica de Captain Flapattak [batería y voz], Fabien de Kerbalek [guitarra y voz] y Thybo [guitarra], el bloque sonoro se amplía ostentosamente con músicos que se alternan al bajo (Damoon y Sir Alron), a los saxos y demás vientos (Brhüno y Sam), y al canto y percusiones adicionales (Marhïon Mouette y Emilie Massue). Además, los tres primeros temas también cuentan con la presencia del Ensemble Pantagruelair, un cuarteto de maderas. Nótese que no hay presencia de teclados en el arsenal instrumental (siendo tan común el piano eléctrico en los grupos Zeuhl); también descubriremos que las guitarras duales no están para darle una dimensión metalera o algo parecido al bloque sonoro, sino que más bien se complementan en el armado de texturas y la compleción de cadencias mientras una de ellas elabora ocasionales solos. “Fanfare De Chaos” es una muestra definitiva de lo mucho que aporta RHÙN a la vertiente radicalmente vanguardista del género progresivo: su mezcla de Zeuhl, jazz-rock y rock-in-opposition (sobre una base centrada en el primero de estos tres factores) se caracteriza por una imponente fuerza expresiva, articulada con osadía e inteligencia estratégica. Centrémonos ahora en el repertorio de “Fanfare Du Chaos”.


Durando casi 9 ½ minutos, ‘Toz’ abre el álbum con un impulso instantáneo y una vibración colorida que suena, a la vez, celebratoria y tensa: imaginemos un remozado Canterburyano del paradigma esencial de MAGMA (época del “Attak”) con algunos elementos extra de DÜN y nos haremos una buena idea de cómo se desarrolla la magnificencia peculiar e intensa de este tema, diseñado para arrasar con las certidumbres racionalistas del oyente y dejar tras de sí un cúmulo de sensaciones tan gratificantes como extrañas. El solo final de flauta establece un elemento pastoral ingenioso. A continuación sigue la pieza más breve del disco, ‘Intermud’, que consiste en una pieza de cámara para maderas; su presencia funciona como preparación para el arribo de ‘Dunb’, tema que reintroduce la tensión osada y refinada de ‘Toz’ para trabajar los contrastes de su estructura interna con un filo más pronunciado. Ante este incremento de la neurosis musical, ‘Bùmlo’ emerge para reciclar esta inquietud emocional e intelectual a través de un filtro robustamente abstracto, con mayor afinidad por el HENRY COW de la etapa 75-77 y por el aspecto más locamente farsesco de ZAPPA que por MAGMA. Una mención especial debe ir al delirante (y humanamente imposible) solo de saxo alto que se hace destacar crucialmente cuando la pieza se enrumba a su ecuador, pues de hecho no solo es valioso en sí mismo sino que guía al bloque instrumental en el armado del clímax conclusivo.  


Los últimos 14 minutos y medio de “Fanfare Du Chaos” están ocupados sucesivamente por ‘Mlùez’ e ‘Ïh’. ‘Mlùez’ se revela como un sólido ejercicio de jazz-rock a la usanza de la vieja escuela fusionesca de los 70s pero con los arreglos corales y una musculatura de la dupla rítmica heredadas de MAGMA. Por su parte, ‘Ïh’ comienza suavizando un poco las cosas llevando la usual tensión sonora de la banda a una dimensión más contenida: pero a poco antes de pasar la barrera del cuarto minutos y medio, el ensamble se suelta de forma decidida para explorar aureolas extrovertidas para la siempre latente oscuridad, y es allí donde nos topamos nuevamente con una expresión pura de la inquietante vitalidad propia de la esencia estética de RHÙN. El pasaje final repite el primer motivo con el peso de la oscuramente electrizante inercia elaborada en el intermedio – ¡estupendo!

 


Como balance general, “Fanfare Du Chaos”, solo nos queda celebrar que exista una banda como RHÙN, que resulta un añadido fundamental para la nueva generación Zeuhl francesa, una generación en continua efervescencia. ¡Recomendado!


Muestras de “Fanfare Du Chaos”.-
Toz: http://www.youtube.com/watch?v=Pt0OYDEctJE 

Wednesday, August 28, 2013

DELTA RED nos devuelve sus destellos musicales desde la escena prog mexicana


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy prestamos nuestra atención al grupo mexicano DELTA RED y su DVD “Luz En El Sótano”, el cual recoge parte de su actuación del 5 de marzo de 2011 en el foro cultural “El Sótano” de Querétaro, además de un CD con un repertorio aumentado. Años atrás, el grupo, que inicialmente era un trío de Julio Gándara [guitarra], Roberto Petriciolet [bajo] y Arturo Olvera [batería], gestó un estupendo disco de estudio titulado “Gama De Espectros”; ahora, con el teclista Javier Alba incorporado al ensamble, la banda reviste seriamente su musculatura con una estilización que da nuevos aires a su desafiante eclecticismo de jazz-rock, psicodelia, rock duro y fusión bajo un esquema genuinamente progresivo. Esta iniciativa de Azafrán Media y Luna Negra se convierte en un testimonio crucial de la excelente música progresiva que aún se sigue haciendo en las escenas underground de México. Olvera no sigue en la banda desde inicios de 2012, por lo que este documento sirve como testamento ideal de sus aportes a la evolución de la visión musical de DELTA RED. 


‘Ciempiés’ abre el repertorio del DVD con su polenta ágil y rotunda, usando elementos del funk y del Latin-fusion en la estructura rítmica para explorar dimensiones interesantes dentro de los efluvios rockeros vertidos por el guitarreo. Por entonces, solo el trío de Gándara, Petriciolet y Olvera entra en acción. Tras responder la pregunta por el motivo del nombre del grupo nos remontamos a ‘Venus’, que al igual que ‘Ciempiés’ pertenece al disco “Gama De Espectros”: ya está el cuarto elemento Alba formando parte del entramado sonoro, y así la pieza se llena consistentemente mientras va articulando su arquitectura temática desde donde se maneja climas neuróticos y atmósferas etéreas con igual solvencia. Tras una oportuna explicación de cómo se incorporó Alba a la banda nos topamos con ‘Cuadrafonía Lunática’, una composición posterior a la etapa del disco debut: su combinación de vitalidad y sofisticación es idónea para mostrar la frescura esencial que DELTA RED saca de sí con su ampliado formato, se trata realmente de un clímax absoluto del repertorio de esta actuación. Tras otro breve momento de entrevista en el que la banda explica su misión musical como conjunto instrumental cuyos procesos creativos se basan primariamente en la improvisación, llega el siguiente tema titulado ‘Gravedad Cero’. Durando casi 10 minutos, esta pieza porta una espiritualidad más relajada, explayándose a través de un groove llamativo que permite a la banda reciclar su vigor expresivo de una manera más comedida (sin anularlo, por supuesto que no). Los fondos y orquestaciones de teclado ejercen un rol muy importante a la hora de sustentar el ambiente general de las interacciones instrumentales. La última sección de la entrevista sirve para manifestar el deseo de concretizar este DVD y mencionar el proyecto del siguiente disco en estudio, anticipando así la pieza de cierra que justamente se titula ‘Luz En El Sótano’: su ilación de motivos se siente sólidamente fluida a través de su desafiante diversidad. La intensidad exhibida por el cuarteto nos hace desear que el tema durara un poco más de sus 5 minutos y medio asignados.



Por su parte, el CD incluye tres temas más: ‘Opus 14’, ‘Día Fuera Del Tiempo’ e ‘Impro’. Los dos primeros temas provienen también de “Gama De Espectros”: ‘Opus 14’ sirve para que la banda se explaye en exorcizar sonoridades de RUSH y KING CRIMSON dentro de un entusiasta bloque sónico, mientras que ‘Día Fuera Del Tiempo’ ofrece una atractiva dinámica jazz-rockera bajo un ropaje psicodélico debidamente estilizado. ‘Impro’ es un jam de tendencia space-rockera con ribetes Crimsonianos (de la etapa 73-74) cuyo cuerpo temático simple se alimenta de ciertas cadencias jazzeras manejadas con nervio y punche. De hecho, su punche ostenta un atractivo especial, lo cual hace nos lamentar a los oyentes que no dure un poco más, pero en fin, está bien tal como está, y sobre todo, cualquier experiencia con la música que crea DELTA RED tiene que ser gratificante y estimulante. 


“Luz En El Sótano” es un ítem importante en una buena colección progresiva abierta a las propuestas nuevas que nunca cesan de emerger: DELTA RED es, no nos cabe ninguna duda, una de las personalidades musicales más señoriales de la avanzada rockera mexicana.


Muestra de “Luz En El Sótano”.-
Ciempiés: http://www.youtube.com/watch?v=9UQFejUppWk

Sunday, August 25, 2013

La nueva consagración progresiva de THE TANGENT


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es ocasión de THE TANGENT y su más reciente oferta fonográfica “Le Sacre Du Travail”, que es un disco conceptual en torno al transcurrir de un día en la vida de un individuo común y corriente en la sociedad urbana contemporánea: Andy Tillison gestó este concepto al modo de un retorció paralelo con “La Consagración de la Primavera” de Ígor Stravinsky. Notamos de entrada que se trata de un trabajo bastante pletórico de vigor, portando una exuberancia rotunda, algo que va a contrapelo de la continua inconstancia a la que ha estado sometida la banda desde hace varios años. Recordemos que no hace mucho, el grupo se disolvió oficialmente tras unas semanas de tensión insostenible que se daba en el seno de la formación que había grabado “COMM” – por cierto, uno de los discos más celebrados de 2011 – y tras un breve periodo de incertidumbre, Tillison reflotó a THE TANGET. Desdoblándose en los teclados y algunas guitarras, además de cantar, Tel buen Andy sigue haciéndose acompañar de Theo Travis a los saxos, flautas y clarinetes, mientras que los nuevos integrantes son el vocalista David Longdon, el baterista Gavin Harrison (todo un maestro, como siempre), el bajista Jonas Reingold, quien regresa a esta tangente progresiva que había abandonado desde aquellos tiempos de “Not As Good As The Book” (2008), y por último, el guitarrista-vocalista Jakko Jakkszyk, un viejo amigo de Tillison que también colaboró en el susodicho doble álbum además del siguiente, “Down And Out In Paris And London”.


El primer movimiento del concepto del álbum es la obertura ‘Coming Up On The Hour’, seguido por el monumental ‘Morning Journey & The Arrival’, una maratón de casi 23 minutos de duración. Los efectos sonoros de un reloj de mesa y una televisión encendida inauguran la esplendorosa obertura, diseñada para anunciar y celebrar algunos de los motivos más fastuosos del repertorio que ha de venir. ‘Morning Journey & The Arrival’ ofrece inicialmente un ejercicio de espiritualidad contemplativa en base al tenor lánguido que inunda el motivo central de los primeros cinco minutos. Luego, tras una dramática interrupción donde se explora ciertas expansiones aleatorias al modo de una extraña expectativa, el bloque se rearma con un groove de inspiración jazzera que se adorna con aguerridas amalgamas melódicas que oscilan entre los sinfónico y lo psicodélico. La sensación de crescendo en las atmósferas que se van expandiendo está bien hilada, lo cual se nota fehacientemente en el modo en que un nuevo interludio emerge sobre la frontera del minuto 11 ½ para impulsar la serie multi-temática final, la misma que completa una segunda mitad rotunda en su riqueza de gamas y ambientes. El tercer movimiento, ‘Afternoon Malaise’, también dura lo suyo: 19 minutos y pico. Comienza con una electrizante vibración Emersoniana remozada con puntuaciones jazz-rockeras, para luego derivar hacia dimensiones más puntillosamente jazzeras que oscilan entre el Canterbury melódico (a lo NATIONAL HEALTH) y la fusión: es en torno a estos últimos factores que se irán desarrollando las sucesivas ilaciones temáticas, arropadas bajo una patente aureola de serena calidez. El rarísimo final incluye sendos solos de batería y flauta que desembocan en el cuarto y más breve movimiento de todos: ‘A Voyage Through Rush Hour’.

El concepto se cierra con la pieza más extrovertida del lote: ‘Evening TV’. Las armazones de órgano y los ornamentos de sintetizador son esquemáticamente progresivos en el sentido más estandarizado del término, mezclando los añejos legados de YES y GENESIS con los paradigmas del revival 90ero que bandas como THE FLOWER KINGS y SPOCK’S BEARD pusieron sobre el tapete. Como dijimos, este tema es de claro tenor extrovertido, y eso se refleja tanto en la dinámica soltura elaborada desde los esquemas rítmicos como en los ampliamente gráciles arreglos instrumentales y vocales que van tomando lugar: aún los contados pasajes lentos gozan de un colorido luminoso innegable, así como atractivo. La música real concluye poco antes de la barrera de los 10 ¾ minutos, pero aún quedan los efectos sonoros de un reloj de mesa y una televisión encendida para que el círculo trazado por el concepto se cierre debidamente.   


El disco incluye algunos bonus tracks, siendo uno de ellos un extracto temático de ‘Evening TV’ que adopta autónomamente el título de ‘Steve Weight In The Afternoon’. Las otras piezas son ‘Muffled Epiphany’ y ‘Hat’: la primera es un hermoso ejercicio de otoñal musicalidad jazz-progresiva bañada de influencias Canterbury, mientras que la segunda es una canción que mezcla cabaret y punk, un pequeño ítem que data de los inicios de Tillison en el negocio musical.


Muestras de “Le Sacre Du Travail”.-

Thursday, August 22, 2013

THE ARISTOCRATS nos brinda un aguerrido choque cultural jazz-progresivo


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos toca hablar de THE ARISTOCRATS, grupo jazz-rockero-progresivo formado en 2011 por esta élite tripartita: el británico Guthrie Govan, el estadounidense Bryan Beller y el alemán Marco Minnemann, un tremendo parnaso viviente del art-rock en sus diversas formas. Su nuevo disco “Culture Clash” es al afortunado pretexto que nos hace traer a THE ARISTOCRATS a colación en este momento; esta obra sucede al disco homónimo de hace dos años y al disco en vivo “Boing! We’ll Do It Live”: de hecho, “Culture Clash” confirma al trío como uno de los más interesantes ítems de rock ecléctico y enérgico que existen en la actualidad. Y pensar que en enero de 2011 este proyecto iba a funcionar para un solo concierto… pero el ensamble generó una reacción tan favorable de parte del público asistente en ese evento y también de los usuarios de Internet que veían los vídeos del mismo que el trío se animó a realizar una trayectoria musical por sí misma. La banda exhibe su virtuosismo técnico pero este virtuosismo está siempre al servicio de transmitir buena onda y genuino deseo de expansión de los discursos del rock y del jazz moderno: las alusiones progresivas a los legados de KING CRIMSON, ZAPPA, MAHAVISHNU ORCHESTRA y BOZZIO LEVIN STEVENS son fáciles de detectar en varios pasajes del álbum, el cual pasamos a revisar con mayor detalle a continuación.  


Ocupando los primeros 5 minutos del álbum, ‘Dance Of The Aristocrats’ es toda una lección de cómo se puede preservar un swing marchoso y groove fluido con irresistible gancho mientras se le va proveyendo de ciertos elementos de sofisticación sobre el camino: suena casi a un jam funky perdido de HERBIE HANCOCK que ha sido remodelado por BOZZIO LEVIN STEVENS. Luego sigue la pieza homónima, la cual refleja una arquitectura bipolar donde los momentos de grácil expresividad y los de sincopada contención se engarzan en una ilación impecable: si en el primer tema quedaba claro que estos tres músicos son fabulosos, el segundo sirve para revelar más directamente los geniales mecanismos de creatividad que laten en sus respectivos cerebros. ‘Louisville Stomp’ se basa en un ejercicio de elegante exhibicionismo jazzístico con un macizo revestimiento rockero, logrando así aligerar el ambiente heredado de la pieza precedente mientras preserva su extravagante extroversión. Por su parte, ‘Ohhhh Noooo’ se explaya en cadencias jazz-funky sobre los que se instalan guitarreos Hendrix-Beckianos mientras se insertan variantes poderosamente llamativamente progresivas en el desarrollo temático: una pieza enérgica y estimulante que merece ser apreciada como un cénit decisivo del álbum. Acto seguido, ‘Gaping Head Wound’ entra a tallar para retomar la juguetona complejidad arquitectónica que habíamos disfrutado anteriormente en el tema homónimo y explorarla más a fondo. La inclusión de un precioso solo de bajo durante uno de los pasajes relajados y la armazón de algunos momentos de reggae jazzeado merecen sendas menciones especiales.

 

Con el surgimiento de ‘Desert Tornado’, el trío desarrolla sus facetas más extrovertidas bajo un ropaje rotundamente intenso donde se juntan telas metaleras, Crimsonianas y Primusianas: se trata realmente de un tornado jazz-progresivo dispuesto a dejar una huella letal allí por donde pasa. ‘Cocktail Umbrellas’ regresa al elemento funky, manteniéndose en una instancia de menor complejidad estructural que ‘Ohhhh Noooo’, quedándose en el jam hasta sacarle todo el jugo. Pero como los tornados siempre encuentran vías y modos de volver sobre sus pasos, tenemos a continuación el arribo de ‘Living The Dream’, una pieza monumentalmente poderosa cuyos motivos centrales se sustentan sobre una ingeniería rítmica robustamente frenética: su dosis de musicalidad neurótica es notablemente menos pronunciada que la de ‘Desert Tornado’, pero sus dosis de vitalidad e ingenio versátil son idénticas. Por último llega la pieza irónicamente titulada ‘And Finally’, la cual parece hacerse eso del adagio de que la despedida es un “dulce dolor”: se trata de un ejercicio de jazz-fusión al modo de los inolvidables BOUD DEUN donde el groove moderadamente ágil no oculta el tenor predominantemente reflexivo inherente al desarrollo temático.

 

Tenemos, en conclusión, un aguerrido y divertido disco en “Culture Clash”, rebosante de expresividad e ingenio a lo largo de cada partícula sónica de su repertorio. La música de THE ARISTOCRATS es realmente… ¡aristocrática!


Muestras de “Culture Clash”.-


Monday, August 19, 2013

Ray Bennett y Colin Carter nos envían este agradable FLASH sinfónico


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Cosas de la vida, ¡cosas del rock progresivo! Justo en el año en que el guitarrista Peter Banks abandonó este mundo es cuando el grupo FLASH (formado por él junto con Colin Carter tras ser expulsado de YES) concretiza su largamente anunciado regreso al mercado fonográfico: un regreso que se ha estado gestando a paso lento pero seguro desde fines de 2009. El título del disco es muy explícito respecto a la situación de este retorno: “Flash Featuring Ray Bennett & Colin Carter” – o sea, se trata de un proyecto dirigido a dúo por el vocalista y el bajista de esa formación clásica que operó entre 1972 y 1974. Carter se hace cargo de la voz principal, como siempre, además de la guitarra rítmica, mientras que Bennett se multiplica en las guitarras eléctricas y acústicas, bajo, teclados, percusión y coros. La verdad que este retorno de FLASH se siente bastante genuino en muchos sentidos, pues fue justamente el dúo de Bennett y Carter el que se hizo cargo de crear la casi totalidad del repertorio de los dos últimos discos del grupo en su primera fase, “In The Can” y “Out Of Our Hands”; Peter Banks también iba a ser de la partida, pero pronto se vio que no quería encajar del todo dentro de este plan maestro. Con el teclista Rick Daugherty y el baterista Mark Pardy, el bloque reformado de FLASH se completa para la realización del disco. En líneas generales, cabe elogiar a este disco principalmente por estas dos razones: a) las composiciones están bien centradas a través de sus variantes que van saliendo a colación; y b) los desarrollos instrumentales otorgan generosos espacios para la elaboración de oportunas florituras para que los desarrollos melódicos adquieran su debida coloratura sinfónica. El dúo no ha estado aletargado en esta grabación exactamente: también ha formado parte de algunos festivales de rock progresivo.


La banda he recuperado a plenitud la esencia originaria que caracterizó sus dos primeros trabajos, especialmente el segundo “In The Can”… pero con el valioso beneficio de los teclados. Teniendo en cuenta que el grupo no aprovechó la ocasión de tener una posición fija de teclista (peculiar es esa anécdota en la que el grupo rechazó la posibilidad de contar con Patrick Moraz para reemplazar a Tony Kaye, quien se había ofrecido como colaborador especial en el homónimo disco debut), podemos decir que la dinámica sonora forjada en este álbum es un “ajuste de cuentas” histórico con aquellos detalles que quedaron pendientes en el esquema de trabajo de FLASH. Los primeros 6 ½ minutos del disco están ocupados por ‘Night Vision’, una canción empapada de contagioso vitalismo a través de su prístina ingeniería melódica: la presencia de limpios solos de guitarra, refinados teclados orquestales y bellos arreglos vocales garantiza que sea una apertura atractiva para el fan progresivo promedio. A continuación sigue la dupla de ‘Hurt’ y ‘Something So Dark’, ocupando conjuntamente un generoso espacio de 16 ¾ minutos: la magia particular de ‘Hurt’ es que se trata de una versión de una canción original de NINE INCH NAILS (de su muy celebrado disco de 1994 “The Downward Spiral”) que FLASH transforma en un ejercicio de psicodelia pesada, con un pathos sabiamente domesticado por una aureola de preciosismo típica del estándar sinfónico; por su parte, ‘Something So Dark’ vuelve a la calidez de ‘Night Vision’ pero con una actitud más ceremoniosa y una interesante inclusión de cadencias jazz-rockeras en el arreglo rítmico.


‘Manhattan Morning’ es resucitado del lado B de aquel lejano tercer álbum “Out Of Our Hands” para adquirir ahora un arreglo un poco más aguerrido, respetando su espíritu primigenio: una idea que obviamente sirve para sopesar el nivel de energía expresiva que aún se mantiene en el centro neurálgico del ideario musical de FLASH. El empleo de bajo sin trastes aporta útiles ornamentos en pos de realzar el dramatismo romántico de la melodía central; otro detalle que cabe mencionar es el pequeño clímax de cierre, el cual enfatiza elegantemente la crepuscular emotividad inherente a la canción. ‘Into The Sun’ emerge acto seguido para seguir adelante con la pista dejada por ‘Something So Dark’, incluso insuflándole una mayor melancolía en sus atmósferas y vibraciones; también se hacen notar en algunos aspectos de la base instrumental ciertos nexos con la etapa 67-68 de THE BEATLES. Dado que en ciertos momentos estratégicos se da una rotunda pesadez en los guitarreos, la pieza sabe conservar su aura de exaltación a través de sus casi 8 ½ de duración. ‘Grand Canyon’ guarda varios rasgos de familia con la exquisitez patente que inmediatamente antes habíamos percibido en ‘Something So Dark’ y ‘Into The Sun’, pero esencialmente su mérito particular reside en su gracilidad bien llevada a través de los expansivos desarrollos de su cuerpo central – también dura más de 8 minutos. Las tres canciones más breves del álbum son precisamente las tres últimas: ‘Morpheum’ es un instrumental sólido y marchoso, una pieza que no hubiera estorbado en un solista de STEVE HACKETT como “Guitar Noir”; ‘10,000 Movies’ es la muestra decisiva de electricidad rockera con un filtro melódico tremendamente candoroso, casi al modo de una síntesis entre el YES de los 80s y el de los 90s; finalmente, el otro instrumental ‘Richerd Of Venice’ culmina el repertorio con un aire de etérea calma, destacando la presencia del piano como guía para el desarrollo melódico.

Desde nuestro encuadre estético personal, destacamos ‘Something So Dark’, ‘Grand Canyon’ y la versión de ‘Hurt’ como lo más espléndido de este muy bonito y refinado disco, pero en general cabe reconocer que su valor principal reside en la arquitectura sónica que articula el repertorio íntegro dentro de una unidad estilística que funciona de forma coherente sin aburrirnos. Tras el impulso iniciado por un Peter Banks con “ganas de revancha”, FLASH sostuvo su legado sobre los hombros y mentes de Ray Bennet y Colin Carter: “Flash Featuring Ray Bennett & Colin Carter” refleja cabalmente que esta actual resurrección se guía bajo las mismas pautas.



Hurt [version de un tema original de NINE INCH NAILS]: http://www.youtube.com/watch?v=NqXE_ZWIPO8

Ensayando el clásico Children of the universe: https://www.youtube.com/watch?v=7Jhbb7OI0o8

Sunday, August 18, 2013

Evocando a PETER BANKS


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Peter Banks, a quien Danny Baker and Big George (de la BBC) más de una vez denominaron como el “Arquitecto de la Música Progresiva”, y que brilló principalmente en los primeros años de YES y el efímero cuarteto FLASH, fue hallado muerto sentado en un sofá de su casa en la primera mitad de marzo pasado, mientras tenía pendientes en su agenda algunas sesiones de grabación bajo la guía de Billy Sherwood (uno de tantos trabajólicos dedicados a esto de motivar la vigencia del rock progresivo). Así terminaban sus días, iniciados el 15 de julio de 1947 en la localidad de Barnet bajo el nombre de Peter William Brockbanks. Su entrada al mundo de la avanzada rockera británica de fines de los 60s fue en la primera alineación de YES, la cual registró dos discos en estudio, el homónimo de 1969 y “Time And A Word”, un año después. No solo fue Banks vital para la germinación de este sonido paradigmático de la escuela progresiva con su peculiar forma de mezclar los discursos del rock y el jazz, sino que también le puso nombre al grupo mismo acompañándolo de su primer logo. De todas maneras, esta primera alineación no duró mucho, y la terquedad de varias partes en la trifulca grupal sobre el uso de arreglos orquestales en “Time And A Word” llevó finalmente a la salida forzada de Banks, quien prácticamente perdió la discusión (y con ella, la membrecía) por estar en una oposición minoritaria e inane. En fin, cosas de la vida, cosas del rock.

 

Todavía cargando con las frustraciones de no ver reconocidos sus aportes creativos y propuestas musicales para YES y tras un breve periodo en BLOODWYN PIG, Banks dio inicio a FLASH junto con el vocalista Colin Carter (también guitarrista, pero que dio un paso al costado en esta faceta a fin de dejar que Banks asuma una posición líder en la naciente banda). Al sumarse las necesarias posiciones correspondientes a la dupla rítmica con el bajista Ray Bennett y el baterista/percusionista Mike Hough, ya el proyecto estaba en marcha de forma apropiada. Dado el hecho de que Tony Kaye (recientemente expectorado de YES para esa época también) acordó sumarse al proyecto estrictamente como colaborador en los teclados, la banda pudo proyectarse hacia la gran misión de establecer una línea de trabajo progresiva semejante a lo hecho en los dos primeros álbumes de YES junto a algunos matices propios de la fastuosidad madurada de “The Yes Album”, especialmente en lo que se refiere a la grácil sensibilidad melódica y la sensación de plenitud emocional. Eso sí, cabe notar que el swing jazzístico está más pronunciado en el primer disco de FLASH, publicado a inicios de 1972. Este disco significa realmente una reivindicación de la relevancia que Banks exigía que se le reconociera como figura original de YES, estando el mundo del art-rock ad portas de pasarlos a las esferas de la realeza en el mercado rockero. 


‘Small Beginnings’ y ‘Dreams Of Heaven’ son dos temas de larga expansión compuestas por Banks y Carter. El primero abre al álbum con un resplandor sonoro contundente e irresistible, como queriendo imponerse en una posición de “clásico instantáneo” de la banda… y vaya que lo logró, pues incluso formó parte de la película “Record review”. Carter tiene un registro similar al de Jon Anderson pero con un matiz nasal en su canto: su voz tiene personalidad propia, más allá de las semejanzas con otros “frontmen” más famosos. A lo largo del desarrollo de esta pieza, la banda logra expresar una exaltación extrovertida muy llamativa, llena de gancho, hilando el cuerpo central con las variantes momentáneas de una manera convincente. Esto se cumple también, y posiblemente con mayores dosis de garra y gancho, en la composición de Bennett ‘Children Of The Universe’, donde se incluyen algunos parajes de inspiración barroca en los arreglos de órgano Hammond que conforman el núcleo de la apertura instrumental: los sucesivos solos de guitarra y sintetizador en el largo interludio instrumental ayudan a completar el colorido inherente al motivo central. El caso de ‘Dreams Of Heaven’ se apoya en un deseo de llevar todo este espíritu celebratorio a sus máximos niveles de sofisticación estructural sin perder el swing: las transiciones a través de las variantes de motivos y ritmos no gozan de la fluidez de las dos canciones que mencionamos antes, sí cabe alabar la sempiterna consistencia en las interacciones creadas por los músicos. Además, es toda una gozada escuchar a Banks explayarse en un inmenso e intenso solo de guitarra… además de incluir un segundo preludio de guitarra española tras un primer preludio caótico a cargo del cuarteto instrumental.  


Los otros dos temas del disco son baladas con predominio de guitarra acústica. ‘Morning Haze’ fue compuesta por Bennett, quien incluso se da el pequeño lujo de asumir la función de primera voz y tocar guitarra acústica rítmica: se trata de una canción introspectiva y cálida al estilo de CROSBY, STILLS & NASH. Por su parte, ‘The Time It Takes’ cierra el álbum con un talante etéreo, en buena parte motivado por la combinación de capas de órgano y efectos de sintetizador ARP que emulan olas del mar en una playa, y sobre todo, algunos estupendos ‘licks’ de guitarra. Una mención especial debe ir también para Carter, quien hace un buen uso de los matices más sutiles de su canto para acomodarse al aura de ensueño introvertido inherente a la canción, la cual bien podemos describir como una mezcla de CARAVAN y ARGENT. 


Con su segundo álbum “In The Can”, editado a fines del mismo año 1972, la banda se convierte en un vehículo de mayor expresión para las inquietudes creativas de Carter y Bennett, quienes aportan el 90% del material. Tras cumplir con su compromiso amistoso, Kaye se dedica a sus propios proyectos (BADGER, principalmente) y el cuarteto decide no contratar a un teclista permanente en su reemplazo. En alguna entrevista concedida años después por Banks, se ve esto como un error de criterio, y en cierto sentido cabe darle la razón cuando se escucha el segundo disco: falta una sonoridad más rica y expansiva en el despliegue sonoro exigido por los arreglos complejos que arropan los motivos centrales de las nuevas canciones. Pero, por otro lado, también se agradece que el grupo explore factores y ornamentos más robustos en sus jams y desarrollos temáticos: con o sin teclista a bordo, se nota en “In The Can” el impulso de una fuerza de voluntad que extiende sus raíces para fortalecer su lugar propio en el jardín musical, una contundencia más luminosa en los riffs y solos de Banks, un groove más sólido en la dupla rítmica de Hough y Bennett, además de una presencia más aguerrida en el bajo de este último. ‘Lifetime’ da inicio al disco confirmando todo este diagnóstico de forma fehaciente: esta composición de Carter se extiende por un espacio de poco más de 10 minutos… e incluso a Banks se le ocurre la gracia de incluir el riff del clásico de FOCUS “Hocus Pocus” en uno de sus solos. Los otros dos temas largos del álbum son ‘Black And White’ y ‘There  No More’, y cabe decir que ambas canciones encapsulan con mayor precisión el sonido más aguerrido y menos majestuoso en el que FLASH se enfoca. El primero encarna el ápex de exaltación extrovertida del disco (además de algunos fraseos de banjo, que era casualmente el primer instrumento de Banks) mientras que el segundo puede presumir, en comparación, de portar una estructura lírica más definida, culminando en un pasaje letánico que emula un cántico místico: ¿mellotrón? – no, un arreglo coral 100% humano. ‘Monday Morning Eyes’ es una canción más corta pero se condice mucho con sus compañeras más extensas, con las salvedades de incluir tonalidades jazzeras un poco más pronunciadas y cierta sensibilidad de corte R’n’B.


Ya para cuando FLASH estaba perpetrando el que habría de ser su tercer álbum “Out Of Our Hands”, el grupo se hallaba fragmentado por las tensiones internas no en poca medida motivadas por el empecinamiento de Peter Banks por gestar su primer disco solista sin mantener un auténtico compromiso con sus compañeros en el proceso creativo del nuevo material. En efecto, el resultado final fue un disco menos sustancial que los dos anteriores, a pesar de que el arsenal instrumental incluía un buen bagaje de teclados (sintetizadores, piano, clavinet y mellotrón) a cargo del bajista Ray Bennett. Por su parte, Banks se concentraba en su primer ítem solista “Two Sides Of Peter Banks”, cuyo resultado se tradujo en una exhibición muy intensa de parámetros sofisticados que oscilaban fluidamente entre el jazz-rock, la psicodelia, el sinfonismo y el folk. También es de apreciar la presencia de varios miembros destacados de la élite rockera de entonces: Steve Hackett, Phil Collins, John Wetton, sus compañeros de FLASH Bennett y Hough, y principalmente, Jan Akkerman, quien es co-autor de casi la mitad del repertorio. Podemos gozar en este disco de un vitalista retrato sónico pastoral como ‘The White House Vale’, un jam a lo FOCUS-con-MAHAVISHNU ORCHESTRA como ‘Stop That!’, que brilla resplandeciente en una combustión de musicalidades que se articulan en una energía común, y también una ambiciosa suite eléctrica de ‘Knights’, ‘Battles’, ‘Knights (reprise)’ y ‘Last Eclipse’ que nos remonta a una cruza entre FLASH, KING CRIMSON y el YES primigenio.

 

En un desarrollo ulterior de su carrera musical, tras un fallido intento de reformar FLASH, Banks habría de conformar un nuevo grupo EMPIRE, el cual mantuvo un perfil bajo y tuvo que pasar por un montón de pruebas de fuego para que se publicara su retahíla de tres álbumes de estudio, hasta que en los 90s, Peter Banks tuvo un espacio para publicar nuevos discos solistas y volver a llamar la atención. “Instinct”, “Self-Contained” y “Reduction” han sido bastante elogiados en varias fuentes debido a su fresco acercamiento a una versión modernizada del discurso del jazz-rock. Los últimos ítems que nos quedan de él son sus participaciones en discos tributo a SUPERTRAMP (“Songs Of The Century”) y THE WHO (“Who Are You - An All Star Tribute To The Who”), además de un par de solos en el disco del dúo estadounidense DAYS BETWEEN STATIONS “In Extremis”. Bueno… esto es todo lo que se nos ocurre decir aquí, y solo nos queda esto más: ¡GRACIAS POR LA MÚSICA, PETER BANKS!


Muestras de FLASH.-

Muestras de “Two Sides Of Peter Banks”.-
Stop That!: http://www.youtube.com/watch?v=xdQHvwCQliw

Thursday, August 15, 2013

Dolor y esperanza en la nueva oferta musical de CASA DE ORATES


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la ocasión de repasar y comentar la nueva obra del artista chileno de vanguardia Manuel Knwell, la cual consiste en una confluencia de literatura y música: el libro + CD “Sin Dolor No Hay Esperanza”. Específicamente, el libro está firmado por Manuel Knwell mientras que el CD está oficialmente atribuido colectivamente a CASA DE ORATES, donde Manuel Rubilar Valenzuela (su verdadero nombre) se multiplica en los teclados, percusiones, soundscapes, batería programada, guitarra eléctrica, contrabajo y trompeta. Todo el repertorio del CD ha sido compuesto entre 2010 y 2012.


‘One Night In The Hospital’ abre el disco con una estilizada exhibición de sonoridades orquestalmente perversas que se sitúan a medio camino entre TANGERINE DREAM y GOBLIN: la arquitectura armada por los sintetizadores a través de un espacio de 4 ½ minutos calza bien con visiones de un edificio tan fastuoso como imponente. Luego sigue ‘Satan’s Son’, una composición inspirada en la película clásica de Roman Polanski “El bebé de Rosemary”: el piano dirige con ceremonioso sigilo las sostenidas cadencias de expectativa y misterio propias de una película de terror místico como ésta, y ciertamente el arreglo instrumental tiene la personalidad de una banda sonora alternativa debido a su manera de evocar escenarios e imágenes. Apelando a una línea de trabajo electrónica, ‘Learning From The Pain’ se focaliza en una serie de pulsaciones industriales y marañas cibernéticas de sintetizador; esta celebración de lo electrónico funciona como un paralelo de la mecánica propia de los estímulos y reacciones de nuestra psique, dividida entre la recepción de dolor y el ímpetu por superar éste. Extrañamente, se puede percibir un aura sutilmente optimista y explícitamente exultante en esta pieza, todo lo contrario a ‘Earthquake’, el siguiente tema, el cual, al sostenerse sobre un dramatismo urgentemente fúnebre invita al oyente a encararse con la fragilidad de la vida y con la oscuridad que envuelve nuestras más horribles desazones. Los retazos de clarinete y flauta (aportados por el invitado Sergio Peralta) que entran a tallar brindan un bizarro recurso de grisáceo lirismo en medio del minimalismo predominante, mientras que los gritos y la sección tribal ayudan a enfatizar el dramatismo frontal. ‘Kiss Your Soul’ tiene una letra en inglés basada en el poema ‘Besar Tu Alma’ (parte del libro): Serena Toxicat se encarga de la recitación mientras Manuel articula un trasfondo cibernético que, tras mantenerse en una posición etérea durante el recitado, luego se impulsa hacia una controlada explosividad nebulosa. Una vez desaparecida esta niebla sónica, ‘Andrés (R.I.P.)’ dibuja una aureola melancólica al modo de una nana triste, en base a las lánguidas escalas dibujadas por el teclado programado para sonar como la celesta de una caja musical. Esto tiene sentido pues es una elegía compuesta por Manuel en memoria de su hermano Luis Andrés, quien falleció a los 10 años de edad en 1986.


‘Blind’ vira hacia una dinámica más ágil, forjada a través de una cruza de electrónica filuda a lo kraut y ritmos de corte trance: luminosidad rotunda y distante frialdad se conjugan muy bien a lo largo de los casi 7 minutos que dura el tema. Esta exhibición de retorcida vitalidad ofrece una contrastada preparación para la siguiente emergencia de ‘El Discurso Del Silencio’, una pieza bastante significativa dentro del repertorio global del álbum, y lo es porque se encarga de explorar los matices más tremendistas de la visión musical de CASA DE ORATES a fin de apuntillar recursos de inquietud tan agobiantes como desafiantes. El olor a peligro es demasiado fuerte, el aire de amenaza es innegablemente pesado: es todo un exorcismo esta pieza, aún en un minuto final cuando se elabora una especie de apaciguamiento del ambiente general. Una vez instalada y reforzada esta magna atmósfera de inquietud, entra a tallar ‘Schizophrenia’ con un bloque sonoro un tanto relacionado con el de ‘Satan’s Son’, aunque con una actitud más áspera y un dramatismo un poco menos marcado. Los aportes de Sergio Peralta a los vientos son relevantes para motivar una peculiar musicalidad diseñada para engalanar la atmósfera que circunda a este tema. ‘12-12-12, Chillán City (5.955.975)’ tiene un claro referente en CLUSTER por su manera de crear una dinámica bastante atractiva para la base minimalista sobre la cual se articula su cuerpo central: el swing de la percusión programada es un elemento tan importante como las predominantes capas de sintetizador. En fin, ‘Oblivion’ cierra el álbum con un aire a lo ART ZOYD (etapa de “Phase IV”) y MAGMA (etapa de “Köhntarkösz”), atravesado por un arreglo coral tenebroso y lacónico que retrata eficazmente el proceso de abandono mental que implica el acto del olvido.

 

“Sin Dolor No Hay Esperanza” confirma a CASA DE ORATES como algo más que una esperanza en la vanguardia chilena del momento: Manuel Knwell confirma con solidez y convicción el peso que está destinado a tener su visión musical dentro del ideal de la experimentación radical contemporánea.


Muestras de “Sin Dolor No Hay Esperanza”.-

Monday, August 12, 2013

SCALE THE SUMMIT realiza una nueva emigración prog-metalera



HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos toca prestar nuestra atención al cuarteto instrumental estadounidense SCALE THE SUMMIT so pretexto de su nuevo trabajo discográfico “The Migration”, publicado por Prosthetic Records, el sello que tuvo a bien arroparlos y publicarlos desde los tiempos de su segunda obra “Carving Desert Canyons”. Formada en 2004 en la aeroespacial localidad de Houston, por varios años se trató de una de las más interesantes fuerzas emergentes del actual escenario prog-metalero, pero ya con cuatro discos en su currículum vitae, podemos afirmar que SCALE THE SUMMIT es una entidad con vida propia y una senda claramente apropiada. La dupla guitarrera de Chris Letchford y Travis Levrier y el baterista-percusionista Pat Skeffington dieron la bienvenida al bajista Mark Michell en el transcurso del año pasado: “The Migration” es, entre otras cosas, un testimonio de la fluidez creativa que se ha dado desde el mismo seno de la banda con esta parcial renovación de su alineación. 


Los primeros 5 minutos y pico del disco están ocupados por ‘Odyssey’, pieza que rebosa contundencia desde el primerísimo instante: la polenta de los riffs y la urgencia de los juegos de síncopas en el esquema rítmico garantizan una buena primera impresión en lo que concierne a la búsqueda de sofisticación musical de parte del oyente. También hay espacio para sorpresas, como un cortante interludio y una coda serena que ayudan a crear diversidad en medio de esta vibrante arquitectura.  ‘Atlas Novus’ sigue a continuación para generar modismos de inspiración Crimsoniana dentro de un esquema de trabajo semejante al de GORDIAN KNOT. ‘The Olive Tree’ desarrolla un poderoso groove rockero marcado por un nivel muy moderado de complejidad, centrándose más en generar un ambiente llamativo; conectándose con el final de la pieza antes mencionada, ‘Narrow Salient’ emerge con una vitalidad rotunda que nos remite al tema de inicio, y además, devuelve la sofisticación manejada con un boato razonable. ‘Oracle’ lleva el grado de sofisticación a una mayor escala (a veces aproximándose a ciertos paradigmas del math-rock), además de mostrar algunos de los momentos más explosivos del álbum en los pasajes más exaltados de la evolución temática por la que se proyecta la pieza en cuestión: con el minimalismo etéreo del breve tema ‘Evergreen’ se elabora un oportuno aterrizaje hacia áreas introspectivas, como reflejando la interiorización del oráculo. 


Siempre dispuesto a ofrecer ingeniosos contrastes al oyente, ‘The Dark Horse’ surge con una contundencia feroz a fin de instaurar una dinámica musical furiosa e imponente, creando así parentescos tremendamente cercanos a ‘Narrow Salient’ y ‘The Olive Tree’. ‘Willow’ tiene una actitud, una de espiritualidad reposada que calcula bien la dosificación de su propia expresividad y la oportunidad para desarrollar explosiones rockeras, cosa que efectivamente sucede en los momentos finales. ‘Sabrosa’ es un breve retazo de medio minuto diseñado para ofrecer un breve solaz antes de que ‘The Traveler’ complete los últimos 6 ½ minutos del disco con otro despliegue de sofisticación. En efecto, ‘The Traveler’ se encarga de ofrecer una rotunda síntesis de varios recursos de complejidad y groove que ya han hecho acto de presencia en otras piezas del repertorio: un cierre perfecto para el disco, sin duda.


Si 2011 fue el año de la gran anunciación de SCALE THE SUMMIT con el tercer disco “The Collective”, ahora en 2013 tenemos con “The Migration” el testimonio de la creatividad y fuerza de voluntad que este cuarteto tiene para progresar desde las inquietudes internas motivadas en el seno de su sendero estilístico. ¡Recomendado!


Muestras de “The Migration”.-

Friday, August 09, 2013

La renovada sensibilidad sinfónica de LA COSCIENZA DI ZENO


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy traemos a colación a la banda genovesa LA COSCIENZA DI ZENO so pretexto de su segundo disco “Sensitività”, publicado recientemente. El grupo sigue adelante con su misión personal de dignificar el legado de la primera generación de rock progresivo italiano con una fuerza revitalizadora y un pathos particular. Contra viento y marea, pasando por varios cambios de alineación durante sus primeros años de actividad y creatividad, LACOSCIENZA DI ZENO logró plasmar un muy intenso disco debut homónimo hace un par de años, para beneplácito de los amantes y coleccionistas de música progresiva de todo el mundo. Ahora, en 2013, el segundo disco “Sensitività”, editado en junio pasado por el tándem de los sellos AltrOck y Fading Records, confirma la promesa y la convierte en un árbol musical plenamente maduro. El personal de LA COSCIENZA DI ZENO sigue integrando al bajista Gabriele Guidi Colombi, al baterista-percusionista Andrea Orlando, al teclista Stefano Agnini, al vocalista Alessio Calandriello y al guitarrista Davide Serpico, además del segundo teclista Luca Scherani: Colombi y Calandriello ya se han hecho presentes unos meses antes como parte del proyecto NOT A GOOD SIGN, que también ha recibido merecidos elogios por su disco homónimo en este blog. Por ahora, mantengámonos enfocados en LA COSCIENZA DI ZENO, ¿vale?


El disco empieza con ‘La Città di Dite’: los efluvios de piano clásico que arman el motivo introductorio abren majestuosamente una vía manierista para el ulterior abordaje del ensamble entero, lleno de estilizada pasión a través de unos desarrollos melódicos que se articulan en una rotunda diversidad de ambientes. 6 ¾ minutos de gloria progresiva de típica emotividad itálica que son sucedidos por el extenso tema homónimo (dura más de 12 minutos), el cual revela en sus secciones cantadas un aura otoñal empapada de vibraciones introspectivas y románticas; más bien, los parajes instrumentales asumen un swing más vivaz, brindando a lo otoñal un ropaje fastuoso en el que los múltiples teclados se erigen como el insumo principal del telar (un poco a lo CORTE DEI MIRACOLI con LE ORME). Tras este pináculo de sinfonismo exquisito, ‘Tenue’ emerge con una aureola precisamente tenue: se trata de una balada relativamente breve enmarcada en un esquema sonoro sutil y melancólico, sostenido por una cadencia jazzera. La dupla de ‘Chiusa 1915’ y ‘Tensegrità’ está a cargo de ahondar en los paisajes sonoros otoñales que en este momento ya fungen como asentamientos centrales del clima general del disco: en comparación, ‘Chiusa 1915’ ofrece una expresividad más luminosa. Las huellas Genesianas y las afinidades con IL CASTELLO DI ATLANTE son fáciles de notar.

 

Con el título francés de ‘Pauvre Misère’, la penúltima canción comienza desarrollando una atmósfera bastante ágil alimentada de retorcidos recursos sinfónicos y psicodélicos que motivan sensaciones de inquietud: hay ribetes de GENESIS, HAPPY THE MAN y el viejo ALPHATAURUS en las interacciones entre teclados y guitarra durante buena parte de los primeros desarrollos instrumentales. A mitad de camino se inserta un pasaje sereno de forma natural, armonizando fluidamente los tránsitos de patentes contrastes frente al vigor hasta entonces predominante: dicho pasaje sirve de puente para la impetuosa coda en forma de vals sinfónico, la cual exuda magnificencia y pathos de una forma tan rotunda como refinada. ‘La Temperanza’ cierra el álbum con más de 10 ½ minutos de gloria progresiva. Tomando impulso de la grandilocuencia patente en la canción precedente, ‘La Temperanza’ explora climas estilizados que nos remiten en buena medida al romanticismo grisáceo otrora revelado en ‘La Città di Dite’ pero con una forja más enérgica. La abundancia de momentos instrumentales sirven para complementar fehacientemente el lirismo refinado de las partes cantadas – esta dupla final conforma realmente un broche de oro para el disco.

 



“Sentivitità” es realmente una obra sinfónica muy bien lograda, fiel a varios paradigmas imperecederos de la vieja tradición progresiva italiana, mas aportando elementos y matices sonoros convenientemente modernizados que hacen que el bloque sonoro transpirado a través del repertorio del álbum se sienta fresco. LA COSCIENZA DI ZENO da un efectivo golpe de autoridad con este nuevo disco… ¡dejando a los amantes del género con ganas de más!

Muestras de “Sensitività”.-
La Città Di Dite: http://www.youtube.com/watch?v=Uh_ShcuC9Uw
Pauvre Misère: http://www.youtube.com/watch?v=gT9VwOj-BAE