Thursday, November 05, 2015

JAGA JAZZIST: fuego en el cielo musical de la avanzada escandinava


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Los noruegos de JAGA JAZZIST vuelven al ruedo y lo hacen a lo grande con “Starfire”, disco publicado tanto en formato de CD como de vinilo por el sello Ninja Tune. El ahora octeto conformado por Marcus Forsgren [guitarra, sintetizadores y efectos], Andreas Mjøs [vibráfono, guitarra y sintetizadores], Martin Horntveth [batería], Lars Horntveth [guitarra, clarinete bajo, sintetizadores y guitarra lap steel], Lina Horntveth [tuba, flauta, eufonio, glockenspiel y canto], Even Ormestad [bajo y teclados], Erik Johannessen [trombón y canto] y Øystein Moen [teclados] nos brinda un trabajo muy interesante donde se remodela y capitaliza los réditos estéticos plasmados en la cadena de sus tres discos precedentes – “The Stix”, “What We Must” y “One-Armed Bandit” – con una vitalidad que no tiene cómo parar en su sacar nuevas fuerzas de sí misma. Por si fuera poco contar con el arsenal instrumental con el que cuentan los JAGA JAZZIST, se hacen acompañar de un dueto de violinistas (Ole Henrik “Ohm” Moe y Kari Rønnekleiv) en el segundo tema del álbum, un cuarteto de cuerdas (Frode Larsen, Øyvind Fossheim, Stig Ove Ose y Audun André Sandvik) para el cuarto y una violinista (Ola Kvernberg) para el último; también tienen la cooperación continua de Jørgen Træen a la programación de algunas capas y efectos de sintetizador, y como si tanta tecnología artística no fuese suficiente, también aparece el invitado Leon Dewan al Swarmatron (un generador de tonos) para el tercer tema. Todo esto suena muy abrumador pero en realidad es la logística de la que el grupo decide disponer para gestar un repertorio sabiamente gestionado en su ampulosidad: repasemos ahora los detalles de dicho repertorio, ¿vale?


Ocupando los primeros 8 ¾ minutos del álbum, la pieza homónima despliega una gentil arquitectura de sonoridades flotantes y una genial ingeniería de síncopas en el departamento rítmico. El despliegue de sonoridades electrónicas y la solemne vitalidad esparcida sobre todos los instrumentos actuantes se conjugan en una amalgama contundente. Luego sigue ‘Big City Music’, que con sus 14 minutos de duración se erige como la pieza más larga del álbum. Los momentos de extrovertida soltura y los marcados por un dinamismo más sutil se hilan con una fluidez impresionante, coincidiendo en afianzar musicalidades luminosas. El pasaje final es el pretexto para que el ensamble saque de sí todo el potencial extrovertido del momento y se arroje a la creación de una luminosidad majestuosa y absorbente. Sin ganas de desmerecer en lo absoluto a lo que queda del repertorio – lo cual sería una imperdonable injusticia de nuestra parte – nos parece honesto confesar que ‘Big City Music’ encarna el cénit decisivo del disco. En realidad, esta enroma pieza no es sino una nueva manifestación de la vitalidad peculiar que los JAGA JAZZIST siempre han propugnado para los caminos actuales de la avanzada jazz-progresiva. ‘Shinkansen’ tiene asignada la difícil misión de suceder al fabuloso despliegue de esplendorosa fastuosidad de ‘Big City Music’, pero cumple muy bien con mantener la atención del oyente empático tras ese tremendo cénit. De hecho, ‘Shinkasen’ goza de sus propias virtudes al elaborar un clima etéreo y señorial a través de una ingeniosa ingeniería sónica cuyas directrices se centran en un crescendo sutilmente amenazador. Más que nada, se trata de un retrato sonoro del carácter impersonal y mecanicista del mundo moderno, a la vez que una evocación nostálgica del yo interior que ansía volver a sus sueños de libertad. Centrándose en climas etéreos que comienzan con tenues diálogos de guitarra acústica, teclado y maderas, el ensamble arma una focalización en ambientaciones serenas de relativo matiz minimalista. A fin de cuentas, termina aportando un poco de musculatura al asunto sin romper con la magia reflexiva con la cual se había iniciado el tema: lo que hace es derivarla hacia recursos de fastuosidad controlados con un pulso inmensamente pulcro. Crear y grabar esta pieza es realmente una cátedra sobre cómo hacer un crescendo.


  

La cuarta pieza del álbum es la segunda más larga del mismo – dura casi 12 ¾ minutos – y se titula ‘Oban’. La aureola explícitamente sofisticada de sus derivaciones multi-temáticas está cercana a la de la segunda pieza del álbum, pero su esquema abierta y expansivamente electrónico está más cercano al de ‘Shinkasen’. El resultado final se traduce en una continuación de la visión híper-modernista que nos brinda el ensamble pero con un acento lírico notoriamente robustecido, incluso portando una interesante aura cinematográfica. En fin, los últimos 6 ½ minutos del disco están ocupados por ‘Prungen’, pieza que opera con un poderoso swing marcado por una compleja red de síncopas y una arquitectura modernista guiada por los sintetizadores. Éstos llegan a aportar ciertos modismos arábigos en algunas secciones de su desarrollo temático. El bloque sonoro es tan misterioso como cautivador, haciéndose eco, en cierta dimensión, de los aspectos más inquietantemente luminosos de ‘Shinkasen’ y ‘Oban’. Como broche del disco resulta muy coherente. Y así termina “Starfire”, otra joya de los JAGA JAZZIST, un ensamble cuya fabulosa e imparable creatividad le permite alzarse en el paisaje de la música progresiva contemporánea como una de las más imponentes constelaciones de su cielo. Con un catálogo donde cada tema está bordado de manera suprema, solo queda recomendarlo al 200% a todo coleccionista ávido de música experimental que busca nuevas emociones y renovados pensamientos a través del arte del ruido. ¡Vivan por siempre los JAGA JAZZIST!


Muestra de “Starfire”.-

Big City Music [en vivo en un estudio]: https://www.youtube.com/watch?v=xIT8mMdZAU0

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