Thursday, January 05, 2017

DAVID CROSS BAND: bajo un nuevo signo


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos en nuestras manos el más reciente trabajo fonográfico de la DAVID CROSS BAND, titulado “Sign Of The Crow” y publicado a inicios de agosto del pasado año 2016 por el sello Noisy Records. Por supuesto, se trata de la banda de David Cross, el nunca olvidado violinista-violista-teclista del KING CRIMSON de la etapa 1972-4. Acompañan a Cross en este discoMick Paul [bajos con y sin trastes], Paul Clark [guitarras eléctricas y acústicas de 6 y 12 cuerdas], el vocalista Jinian Wilde, el baterista Graig Blundell y el teclista Alex Hall. En realidad, Hall solo toca en tres de las nueve piezas del catálogo de “Sign Of The Crow” pero no aparece registrado en los créditos del disco como mero invitado, e incluso está presente en las fotos del interior. Las partes de teclado de las demás canciones están repartidas entre el jefe, el Sr. Cross, Paul y Clark; de hecho, estos tres se encargaron de producir y componer conjuntamente el material del disco. Todos los acompañantes del violinista estrella provienen de las escenas del neo-prog y del prog-metal, así que él sabe muy bien lo que quiere: gestar vibraciones renovadoras y modernas para su eterna visión progresiva del rock. Cross no es el único sobreviviente de esa fase de KING CRIMSON que aparece aquí: también está el letrista Richard Palmer-James, quien aporta su oscura y cínica poesía a los siete temas cantados del álbum. La verdad es que “Sign Of The Crow” fue un disco que tomó un par de años en realizarse a través de intermitentes labores de grabación, pero como el ensamble ha pasado bastante tiempo tocando sobre los escenarios, la cosa fluyó muy bien hasta llegar a este resultado final. De hecho, han pasado nada menos que 11 años desde el anterior disco de estudio de David Cross y su banda de apoyo, “Closer Than Skin”... pero bueno, tampoco estuvo desocupado pues ha grabado discos a dúo con ROBERT FRIPP y como invitado especial de los STICK MEN. Centrémonos ahora en el repertorio de “Sign Of The Crow”, ¿vale?



Durando poco menos de 6 minutos, ‘Starfall’ abre el disco con un rotundo despliegue de fulgor muscular. Con el manejo de complejos esquemas rítmicos para sostener el desarrollo temático y la patente prioridad de síncopas en el groove general, la canción garantiza solventemente el posicionamiento de su sofisticado vigor inherente, erigiéndose así como una espectacular apertura para el álbum. Aunque su presencia no es absorbente, el violín sabe enseñorearse dentro de la armazón instrumental en cada una de sus intervenciones. A continuación sigue el tema homónimo, el mismo que elabora una continuación del fragor y el groove protagónicos en la primera canción, incluso potenciándolos hasta el punto de coquetear abiertamente con estándares prog-metaleros. Eso sí, la inmanencia de una espiritualidad oscura en los desarrollos temáticos y el empleo de ingeniosos solos de sintetizador a lo largo del camino impulsan una voz propia dentro de este contundente ejercicio de música progresiva pesada. La letra es muy elocuente, y como ejemplo citamos este pasaje: “All our decisions are heart-rending, / our departures are long. / All our adventures find no ending / and our compass is wrong.” El turno de ‘Crowd Surfing’ es uno de capitalizar el punche abiertamente predominante en el esquema de trabajo grupal y llevarlo hacia una dimensión más directa y visceral, aunque en lo absoluto estamos hablando de una canción simplona y ramplona. Tanto en las líneas vocales como en las base de violín se nota el matiz arábigo que delinea el núcleo temático, lo cual resulta muy efectivo a la hora de motivar refrescantes aires exóticos al asunto rockero en curso. 

Con sus poco más de 9 minutos de duración, ‘The Pool’ resulta una de las canciones más extensas del disco, y de paso, aporta una aureola de serenidad espiritual que se siente muy oportuna tras el imparable vendaval de impetuosidad rockera que nos trajo la secuencia de los tres primeros temas del disco. Ahora en ‘The Pool’, una canción relativamente sencilla en su estructura compositiva, Cross y sus secuaces nos brindan una balada progresiva netamente marcada bajo el estándar de la tradición sinfónica, a medio camino entre GENESIS y PINK FLOYD. Clark gesta uno de sus mejores solos de guitarra del álbum mientras que las bases de teclado efectúan una eficaz labor de arropamiento del desarrollo melódico en un clima envolvente; de este modo, el terreno queda debidamente preparado para que el próximo solo de Cross exorcice a los fantasmas de la faceta melancólica del Id. ‘Raintwist’ es el primero de los dos instrumentales que forman parte de “Sign Of The Crow”. Centrado en un medio tiempo y manejado con una vibración rockera mesurada, el tema en cuestión nos abre puertas hacia una excitante cruza entre los mundos del PORCUPINE TREE de los cuatro últimos discos y el multívoco universo Crimsoniano (no estamos pensando tanto en el mismo KING CRIMSON sino en el modelo de los STICK MEN). El resultado final es tan épico como refinado. El otro instrumental porta el muy sugerente título de ‘Water On The Flame’. Durando poco menos de 5 ½ minutos, ostenta una naturaleza atmosférica y volátil a lo largo del desarrollo de su tremendamente lírico motif. Entre estas dos piezas si sitúa la ilación de ‘Spiderboy’ y ‘Mumbo Jumbo’. ‘Spiderboy’ regresa de lleno a la vitalidad electrizante y sofisticada de las dos primeras canciones del disco para la elaboración de su cuerpo central, pero los momentos del lucimiento de los solos de violín cuentan con una ambientación convenientemente sutil. ‘Mumbo Jumbo’, por su parte, exhibe la dimensión más grácil de la visión rockera hacia la cual se proyecta el grupo, esta vez con un talante situado a medio camino entre las tradiciones de LED ZEPPELIN y el KING CRIMSON del periodo 73-74, junto a los consabidos factores del lenguaje prog-metalero. 


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Durando 9 ½ minutos, ‘Rain Rain’ es la canción más larga del disco y también es la que le da cierre. Su esquema de trabajo se enfila seria y convincentemente por el sendero de limpio lirismo que antes se había reflejado cabalmente en ‘The Pool’, pero esta
vez la faceta introspectiva está estratégicamente matizada en su combinación con otras atmósferas más sueltas y gráciles: de hecho, se respiran más aires de calidez y optimismo a lo largo de los atractivos desarrollos melódicos diseñados para la ocasión. 
Otra de las muestras más inspiradas de la poesía de Palmer-James se hallan aquí: “Maybe somewhere above / while I am drowning here below, / sweet charity is happening / and life is long enough.” También es demoledor el párrafo final: “So notify Heaven / it’s raining in Hell / and nobody’s burning now. / No peace neverending, / no story to tell / as long as the rain comes down.” Un final impactante por todos los lados, un estupendo broche para un disco consistentemente fenomenal. Bien es verdad que uno puede tener sus momentos preferidos frente a los demás, y en nuestro caso reconocemos que en las dos primeras canciones, ‘The Pool’ y ‘Water On The Flame’ se encuentran los que a nuestros oídos son los pasajes y esquemas sonoros más robustos de “Sign Of The Crow”, pero en lo principal hay que apreciar e internalizar el repertorio que se abre entre nosotros como un todo íntegro de principio a fin, generoso en cuanto a la oferta de momentos estéticamente estimulantes. Con la DAVID CROSS BAND nuestro espíritu melómano está en buenas manos: agradecemos enormemente a los músicos involucrados por revelarnos esta inspiración que surgió bajo un nuevo signo.


Muestras de “Sign Of The Crow”.-
The Pool [radio edit]: https://www.youtube.com/watch?v=gyWRYXJq7QM

2 comments:

Unknown said...

Estupenda tu reseña. En lo particular me gustó mucho este disco.

César Inca Mendoza Loyola said...

Gracias por tu interés y también por tu elogio para con mi humilde reseña.