HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR MENDOZA.
MAUDLIN OF THE WELL, así se llama un ensamble estadounidense de progresivo vanguardista que, en realidad, es uno de tantos proyectos dirigidos por el multi-instrumentista (principalmente guitarrista) Toby Driver. Habiendo gestado una obra preciosa dentro de KAYO DOT el año pasado con “Blue Lambency Downward”, ahora como parte del quinteto MAUDLIN OF THE WELL nos entrega “Part the Second” a fin de aportar una etérea y multicolor prestancia al rock artístico del 2009. Como al grupo le gusta poner en minúscula la letra inicial de la primera palabra, a veces se usa el diminutivo mofW para designar a este ensamble en cuestión. La presente formación está compuesta por el antes mencionado Toby Driver (guitarra, guitarra barítona, bajo, cello, voz), Sam Gutterman (batería, percusión, bajo, voz), Terran Olson (flauta, saxos, piano, órgano, sinteizadores), y los guitarristas Greg Massi y Josh-Seipp Williams. La fuerte presencia de instrumentos de cuerdas entre los aportes ocasionales de invitados (incluyendo a la violinista de KAYO DOT Mia Matsumiya) implica un vital enriquecimiento de un espectro sonoro que apunta a mantener siempre altas dosis de exquisitez, no tendiendo realmente a boatos magnificentes ni pomposidades patentes sino más bien a juegos ingeniosos de texturas y atmósferas de corte otoñal, casi surreal.
Con una carrera fonográfica iniciada en 1996 y tras pasar un hiato producto del desbande ocurrido en 2003, “Part the Second” resulta el cuarto disco oficial del grupo (que también ha editado varios demos anteriormente), y se puede descargar directamente de la página web de motW en varios formatos – para más detalles, sírvanse consultar el enlace http://www.maudlinofthewell.net/downloads.html
‘Excerpt from 6, 000, 000, 000, 000 Miles Before the First (Revisitation of the Blue Ghost)’ abre el disco con casi 11 minutos de deleite etéreo donde la luminosidad opaca del atardecer inicial y la bruma inapelable que precede al latente anochecer se alternan y/o combinan de manera totalmente fluida. El ambiente intimista queda debidamente reforzado por los arreglos de cuerdas y el hermoso solo de guitarra acústica, haciendo así al adusto canto susurrante que emerge en varios pasajes. Al llegar al quinto minuto y medio, los instrumentistas se engarzan en un crescendo bien sostenido cuyo clímax no dura demasiado, en verdad, pero que abre la puerta para la retoma del motivo central con un toque extra de psicodelia lisérgica, muy a lo "indie". ‘Another Excerpt – Keep Light Near You, Even When Dying’ comienza como un ensueño distante llevado conjurado por la arquitectura de violín saxo barítono y caja musical sintetizada, antes de que el arribo de la batería haga que el ensamble entero ofrezca una cadencia jazz-rock para el desarrollo de un motivo mayestático, casi sinfónico. El solo de guitarra es poderoso, logrando lucirse debidamente antes de la emergencia de una alternancia entre motivos sincopados y otros más constreñidos. La coda resulta en un despliegue de melancolía mística. 'Rose Quartz Turning to Glass' suena como una combinación de chamber-rock y fusión, explotando inteligentemente el lado más amable del R.I.O. A pesar de ser solo una invitada, Mia Mtsumiya se prodiga mucho en sus intervenciones al violín. Las partes finales se focalizan en una exhibición no demasiado compleja pero sí patentemente ágil de rock progresivo alimentado de vibraciones modernas. Aunque pueda no parecer obvio al comienzo, el siguiente tema ‘Clover Garland Island’ aplica bastante espacio para mantener el momentum heredado del tema precedente. La presencia de un interludio basado en espartanos acordes de guitarra y flotantes cuerdas aporta un importante espacio introspectivo, antes de que la batería ingrese para intensificar las cosas por un rato, aunque el núcleo conclusivo de la pieza permanezca sólidamente nostálgico. En fin, los últimos 11 minutos y pico del álbum están ocupados por ‘Laboratories of the Invisible World’, tema fácilmente designable como el pináculo indudable del mismo. Comenzando bajo parámetros rítmicos lentos, la pieza no tarda mucho en expandirse en un giro hacia atmósferas explícitas y desarrollos rítmicos versátiles. La densidad bombástica logra expresar una suerte de rabia mística, que se siente tan cósmica como robusta. La coda se resuelve al modo de un MOGWAI o un TORTOISE enfrascado en una banda sonora para un filme de David Lynch, pero ciertamente se nota que estamos disfrutando del estilo propio de motW. Los hermosos pasajes de piano de cola con que culminan este tema y el álbum nos despiden con un aura de inmaculada distinción.
Escuchar “Part the Second” es una experiencia totalmente recomendable para cualquier melómano exigente, y especialmente para todo melómano progresivamente obsesivo como quien esto escribe. MAUDLIN OF THE WELL es una banda a descubrir, si es que no se ha hecho eso todavía.
Sigo tan sediento de absoluto como cuando tenia veinte años, pero la delicada crispacion, la delicia acida y mordiente del acto creador o de la simple contemplacion de la belleza, no me parecen ya un premio, un acceso a una realidad absoluta y satisfactoria.
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