Sunday, May 19, 2013

Nuevo viaje y nuevos trayectos para DJAM KARET



HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.


¡DJAM KARET vuelve a la carga! Es la buena nueva de hoy, la gloriosa noticia del momento: DJAM KARET vuelve al ruedo fonográfico y lo hace con un álbum como “The Trip”, un ambicioso viaje progresivo de más de tres cuartos de hora de duración encapsulado dentro de la concepción de una sola pieza. El quinteto de Gayle Ellett [sintetizadores análogos y digitales, órgano, mellotrón, bouzouki, flauta, grabaciones de campo y efectos], Mike Henderson [guitarras eléctricas, E-Bow y efectos], Aaron Kenyon [bajo de 5 cuerdas y efectos], Mike Murray [guitarras eléctricas y acústica, E-Bow y efectos] y Chuck Oken, Jr. [batería, percusión, sintetizadores análogos y digitales, samples y procesamientos de sonido] vuelve a remecer el mundo progresivo contemporáneo desde su rincón californiano para darle un nuevo giro de tuerca a su propuesta ecléctica que lo ha convertido en uno de los grupos infaltables a la hora de definir los mayores aportes de la escena estadounidense al escenario progresivo desde los tiempos del revival 90ero. Ingenio creativo, eficacia performativa y vitalidad incombustible: tres ingredientes esenciales para hacer rock experimental significativo, tres ingredientes infaltables en cualquier disco de DJAM KARET, y éste es el momento del disco “The Trip”. Vale adelantar que la orientación temática del disco se orienta abundantemente hacia el predominio de lo atmosférico (al modo de discos anteriores como “Suspension & Displacement” y “Ascension: Dark New Age Vol. 2”), una interesante variación frente al crudo vigor del disco de 3 años atrás “The Heavy Soul Sessions”.

 

El primer pasaje de “The Trip” está basado en una consonancia etérea de guitarra acústica y ornamentos de sintetizadores que permiten una interesante cruza de espiritualidad cósmica y relajamiento bucólico. Luego, sin abandonar la aureola de languidez cósmica, la pieza vira hacia sonoridades un poco más tenebrosas, al modo de una expectativa ante el surgimiento de algo misterioso que puede resultar trepidantemente ominoso; pero finalmente, todo desemboca en un paraje ensoñador con matices grisáceos dentro de una amalgama serena de arpegios de guitarra y capas de teclados, al modo de un matrimonio de PINK FLOYD y TANGERINE DREAM. Hasta aquí los primeros 12 minutos y medio del álbum, tras los cuales el grupo inicia una nueva fase con un retorno a los recursos tenebrosos dentro de un enclave cósmico que reincide en el factor krautrock electrónico, armando así la vía de entrada para un jam lento que tiene mucho de Floydiano, y también algo de AGITATION FREE bajo un enfoque sutilmente emparentado con el post-rock. Recién a poco de pasada la barrera del minuto 17 es que se dejan notar los primeros toques de platillos, mientras las dos guitarras y el bajo van acomodando la futura cadencia básica bajo el manto de texturas sostenidas provistas por el órgano Hammond. Y justo en el peaje del minuto 18 ½ es que la batería entra a tallar decisivamente para completar la corporeidad del nuevo motivo. En situaciones como ésta, DJAM KARET sabe mostrar su vitalidad dentro de un contexto explícitamente lánguido que principalmente invita a reflexiones introspectivas: los fraseos de las guitarras solistas alternadas fluctúan entre la sutileza elegante de un GILMOUR y la vibración señorial de un BECK-con-HENDRIX. Esta sección duró casi 10 minutos, y lo hizo revelando por enésima vez el poder que tiene la fuerza de convicción de este grupo para explorar inteligentemente un motivo de base sencilla para convertirla en algo sofisticado en sus propios términos. Un pasaje cósmico posterior inserta un epílogo momentáneo que nos lleva a terrenos oscuros donde la quietud es realidad inquietud y la calma onírica oculta una energía tenebrosa en su trasfondo (una atmósfera que nos recuerda en parte a la atmósfera general de “Eraserhead”).

 

Poco antes de llegar a la frontera del minuto 33 ½, la banda genera una nueva fase musical en “The Trip”, y para variar, lo hace focalizándose en un minimalismo lisérgico de carácter cinematográfico: en este caso específico, la novedad es que hay ciertas intervenciones de piano que nos permiten intuir algo de lirismo en medio de la niebla sónica que se va desarrollando. Y de repente… llegamos a la sección rockera del álbum, un jam contundente donde los lenguajes del space-rock, el rock pesado de raigambre bluesera y el jazz-rock se funden en una comunión exaltada de extroversión y agilidad. Henderson y Murray se lucen pletóricamente en sus respectivos solos de guitarra, estratégicamente ubicados para que en algún momento pueda Ellett establecer su peculiar dinámica en un fantástico solo de sintetizador. El dinamismo desarrollado en este jam es irresistiblemente magnético, siendo evidentemente diseñado para fungir como clímax decisivo del disco. En efecto, tras el golpe final de batería, solo queda un epílogo definitivo de dos minutos centrados en un reprise del motivo acústico que había servido de punto de inicio: el final de este viaje progresivo llega arropado bajo una aureola de calma que apunta a manifestar una sensación de serena satisfacción después del frenesí. 47 minutos y 8 segundos de esplendor sónico progresivo: esto es lo que nos ofrece DJAM KARET con “The Trip”… y no podía ser de otra manera. Parece mentira que ya hayan pasado 29 años desde que el primer encuentro de Gayle Ellett, Henry J. Osbourne, Chuck Oken, Jr. y Mike Henderson en el Pitzer College motivara la gestación de esta banda, pero aquí la tenemos otra vez, llevando a cuestas una trayectoria donde se alternaron momentos de prolífica creatividad con otros de letargo, pero siempre con miras a mantener vivo el sueño del rock progresivo de hacer del rock algo trascendente para la mente y el espíritu. Ha sido todo un viaje hasta ahora… y por lo visto, ¡lo seguirá siendo!


Extractos de “The Trip”:
http://www.youtube.com/watch?v=tdsjWiN4tAY

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