Tuesday, July 23, 2013

Los susurros nocturnos retro-psicodélicos de THE DEAD-END ALLEY BAND


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy les presentamos a THE DEAD-END VALLEY BAND, dúo peruano de rock experimental psicodélico conformado por Sebastián Sánchez-Botta [teclados, sintetizadores, batería, percusión, sitar y voz] y Javier Kou [guitarras, bajo, sitar y coros]. Este dúo ha causado un revuelo en el mundillo de coleccionistas de vinilos europeos con la edición de su álbum debut “Whispers Of The Night” por el sello alemán Nasoni Records a inicios del presente año 2013 (versiones de vinilo negro y verde, respectivamente). Pero antes de eso ya estaba causando una interesante conmoción en el underground limeño desde su portal de Bandcamp y su página de Facebook (https://www.facebook.com/deabperu?fref=ts), con su propuesta retro-psicodélica que tantas afinidades sólidas exhibe con el ideal de la música progresiva. Sánchez-Botta y Kou formaron THE DEAD-END VALLEY BAND como un proyecto estrictamente personal donde, como tándem, explorarían sus deseos y sueños de experimentación con el lenguaje del rock mientras iban tanteando empíricamente en los diversos modelos de expansiones psicodélicas aventureras que habían emergido en la etapa dorada de fines de los 60s e inicios de los 70s: lo que se plasma en este disco es un real proceso de auto-aprendizaje y de re-descubrimiento… ¡y vaya si no se reflejan raudales de talento creativo mientras el dúo se empeña en esta empresa! Vayamos a continuación a los detalles del repertorio del álbum, ¿vale?


La tríada inicial de ‘Mirrors And Seagulls’, ‘Whispers Of The Night’ y ‘Lizards And Snakes’ nos pone en camino a la compenetración con el mundo estético donde habitan Sánchez-Botta y Kou. ‘Mirrors And Seagulls’ se centra en un candoroso clima contemplativo que bebe directamente del legado de languidez contemplativa del PINK FLOYD 69-71, mientras que la pieza homónima se focaliza en un esquema de balada progresiva donde la patente sencillez de la base melódica se recubre de una fastuosidad envolvente, nunca llegando a lo hiperbólico, siempre manteniendo un nivel de autocontrol en su inherente esplendor. ‘Lizards And Snakes’ completa la vía de entrada con la inserción de factores acid-folk merced a la presencia del sitar y percusiones: con ciertos retazos de AMON DÜÜL II, esta pieza nos muestra una faceta relajante de THE DEAD-END ALLEY BAND. Con el arribo de ‘Centuries’, el grupo le da a su constante aura reflexiva un dinamismo un poco más enérgico, siempre cuidando que el vigor no sea utilizado en contra de las inquietudes introspectivas en torno a las que se focaliza el núcleo temático. El sonido del órgano resulta muy peculiar pues asume cadencias habituales de una película de horror “B”, y con la superposición de varias narraciones se crea un clima de atiborramiento psicológico. La primera mitad del disco se cierra con ‘Bring Me Back Home’, pieza armada en clave de blues-rock con tendencia de garage rock, la cual incluye un soliloquio ceremonioso en el breve interludio: hay una encantadora desfachatez en esta travesura musical.


La segunda mitad del álbum se inicia con un regreso al estándar Floydiano de la mano de ‘Nightmare Time’, alimentado con una aureola tétrica bastante efectiva. ‘Soul Sucker Blues’ instaura unas vibraciones extrovertidas a fin de aportar interesantes variantes en el espectro de colores musicales que se han venido expresando hasta ahora (y de hecho nos recuerda al primer álbum de HAWKWIND), pero no tardamos mucho en volver a encararnos ante lo tétrico al emerger ‘Trapped Inside A Lava Lamp’, una pieza que vuelve al esquema de trabajo antes plasmado en ‘Nightmare Time’ y ‘Centuries’. ‘It’s Too Late’ aprovecha las expansiones del ritmo a medio tiempo que lo sustenta para explayarse en una especie de remodelación de la faceta onírica de THE DOORS. La última canción ‘This Trip Is Over (Time To Get Home)’ sirve como epílogo cósmico de ‘It’s Too Late’, armado con un canto desesperado y flotantes capas de sintetizador que emulan al correr del viento: la sensación de desolación funciona como retrato del yo que se encierra en su ciudadela interior.

 

Vale la pena seguir la pista de THE DEAD-END ALLEY BAND, especialmente ahora que va rumbo a la gestación de un próximo disco, proyectándose con sonoridades más llenas por obra y gracia de la participación adicional de otros músicos que llevan al grupo a operar como quinteto. En su momento veremos a dónde llevará esta remodelación expandida de su propuesta retro-psicodélica: ciertamente, queda la sensación de que piezas como ‘Nightmare Time’ o la que da título al disco pudieron beneficiarse de arreglos más extendidos, pero por lo pronto, “Whispers Of The Night” resulta siendo una joya que merece ser atesorada por los fans del rock vanguardista de ayer y de siempre.


Muestras de “Whispers Of The Night”.-

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