HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Habiendo registrado el
disco “Worn Out” a inicios del presente año 2013 y volviendo a registrar otro
nuevo titulado “Evidence” antes de que acabe el año, el talentoso y diestro
multi-instrumentista danés Robin Christian Taylor ha evidenciado que se
encuentra en una etapa creativa tremendamente intensa al mando de su proyecto
jazz-progresivo TAYLOR’S UNIVERSE. Y no olvidemos mencionar la creación del
antepenúltimo disco “Kind Of Red” que tuvo lugar en la primera mitad de 2012.
Sí, realmente Robin Taylor está en una fase muy interesante como creador de
música vanguardista desde su nicho escandinavo. Uno de los atractivos más notorios
de “Evidence” es que en él aparecen como ilustres invitados dos veteranos de la
primera generación progresiva danesa: el saxofonista-clarinetista Karsten Vogel
y el guitarrista Claus Bøhling, de SECRET OYSTER (hay que añadir que Vogel ha
venido colaborando varias veces con Taylor). Los demás músicos son el baterista
Klaus Thrane y el teclista Thomas Thor Viderø Ulstrup: este último brilla con
varios solos geniales de sintetizador en diversos momentos del disco. Taylor,
por su parte, se reparte en las guitarras, teclados, bajos y percusiones como
siempre, además de añadir algo de flauta. Adelantamos que el núcleo sonoro de
“Evidence” tiene una inclinación mucho más pronunciada hacia lo lírico que en
los trabajos precedentes: el muestrario de este álbum se distancia un poco del
híbrido de chamber-rock, jazz-rock y progresivo vanguardista que se mostró tan
ostensiblemente en “Return To Whatever”, “Kind Of Red” y “Worn Out” para
centrarse en el factor jazz-progresivo de una manera notablemente focalizada. Además, teniendo en cuenta que la sección de vientos se reduce a un miembro (cuando en general estaba a cargo de dos músicos), se da la oportunidad de que los solos de teclado cuenten con más espacio potencial de expresividad... y en efecto, así es la cuestión. Vayamos a los detalles del repertorio de inmediato.
El repertorio del
álbum consta solamente de cuatro piezas, siendo así que la primera se extiende
por un espacio de casi 15 minutos y el segundo dura casi 12. ‘Buildings’ abre
el álbum con un aura de serenidad otoñal, sostenida por suaves acordes de
guitarra, flotantes capas de teclado y una impecable ingeniería etérea a cargo
de la batería. En base a estos cimientos sónicos, se despliegan fraseos
solistas de saxo, guitarra y clarinete, siendo así que cuando estamos en el
octavo minuto se empieza a notar un crescendo de tensión manejado con
elegancia. Poco antes de llegar a la barrera del undécimo minuto y medio, la
pieza vira momentáneamente hacia un esquema rítmico más frenético, lo cual es
aprovechado para que se descargue abiertamente la tensión hasta entonces
contenida a través de los alternantes solos de guitarra y sintetizador. Esta
emergencia climática dura poco, pero es efectiva para completar cabalmente la
ambientación desarrollada y reforzada durante los primeros 11 minutos. El final
de ‘Buildings’ llega con tonalidades cósmicas que se imponen de manera abrupta,
incluyendo unas hermosas florituras de saxo soprano como lazo que ata un
paquete de regalo: es una coda bizarra y efectiva a la vez. El segundo tema,
‘Red Afternoon’, cuenta con la intervención adicional de Louise Nipper al
canto. Se trata básicamente de un jam semi-lento en clave de 8/8 que más
adelante se torna a 7/8. El ensamble explora las posibilidades de una atmósfera
reflexiva, colocándola como centro recurrente y elaborando una vitalidad que le
permita mantener su magnetismo musical durante todo su transcurso. Muchos de
los guitarreos que tienen lugar se apoyan en su filo psicodélico para brindar
un elemento extra de vigor expresivo a la idea central: se notan confluencias
con el factor evocativo del Canterbury (a lo GILGAMESH) y HAPPY THE MAN en la
ingeniería sónica que el grupo elabora con pulso y buen gusto. ‘Marie Marolle’
comienza recibiendo el impacto de la pieza inmediatamente precedente en cuanto
a la centralización de cierto tipo de atmósferas reflexivas, pero en el caso
particular de este tercer tema del álbum tenemos un toque mayor de agilidad y
extroversión merced a la robusta musculatura exhibida por la guitarra. La
irrupción de un interludio juguetón empapado de aires sinfónicos instaura un
clima de refinada extravagancia al asunto antes de que el cuerpo central
retorne para impulsar otro fabulosamente electrizante solo de guitarra, esta
vez sucedido por un solo de sintetizador no menos exultante. ‘Forever And A
Day’ cierra el álbum con la mayor exhibición de colorido sonoro del álbum,
instaurando una atractiva combinación de los legados de CAMEL, FOCUS y HAPPY
THE MAN con oportunos matices añadidos afines a los estándares del jazz-prog
contemporáneo (FORGAS BAND PHENOMENA y THE WRONG OBJECT, p.e.). Un broche de
oro, sin duda, aunque tal vez merecía un final épico culminante en vez de un
fade-out, pero bueno… se trata de una observación muy trivial, minúscula, para
ser más exactos.
Nuestro balance final
es que tenemos en “Evidence” poco menos de tres cuartos de hora de gloria
musical al más puro estilo de TAYLOR’S UNIVERSE; o sea, más de la misma calidad
musical y más del esplendor creativo al cual nos tiene acostumbrados el maestro
Robin Taylor. Esta banda parece ser inmune a decaimientos y errores:
¡disfrutemos de su música mientras siga significando algo importante dentro de
la avanzada progresiva europea de nuestros tiempos!
Buildings: http://www.youtube.com/watch?v=XBzfsQs0k7Y
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