Monday, April 14, 2014

El rock progresivo se torna estelar con RESISTOR


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da la ocasión de prestar nuestros oídos al fantástico nuevo álbum de RESISTOR, el ensamble estadounidense liderado por Steve Unruh [guitarra, violín, flauta y canto] en la compañía de sus solventes colegas Rob Winslow [bajo], Barry Farrands [batería y coros] y Fran Turner [guitarra]. “To The Stars” es el título de esta nueva obra autoproducida que salió al mercado a inicios de marzo pasado. En líneas generales, podemos decir que el catálogo contenido en este disco recoge una adecuada síntesis de lo mejor de los dos lanzamientos anteriores, “Rise” (de 2010) y “The Secret Island Band Jams” (de 2011): nos referimos a la combinación de robustez y soltura en aquél junto a la sofisticación estilística de éste, que era totalmente instrumental. Vayamos a los detalles de “To The Stars”.



La canción homónima, que dura 11 ¾ minutos, abre el álbum con un esplendor vitalista donde la energía rockera en curso se siente refinada y convincente a la vez. El canto solitario de Unruh que comienza justamente con las palabras del título abre paso a un llamativo motivo en 7/8 donde las dos guitarras se hermanan en armonizaciones bien cuidadas sobre el dinámico swing trazado por Winslow y Farrands. Alrededor de la frontera del quinto minuto y medio, la pieza vira a otro motivo que se explaya a través de un clima sónico donde conviven la claridad melódica y las pulsaciones tribales de la batería. Este mismo motivo se retuerce prontamente por senderos de robustez, coqueteando abiertamente con la psicodelia heavy… y es aquí donde entra a tallar un solo de violín diseñado con ribetes exóticos y ornamentos efectivamente tensos. Así las cosas, la canción se enrumba hacia su épico final. Tras esta estupenda entrada emerge ‘Random Values’, canción que dura menos de 3 minutos pero con mucha polenta y un buen despliegue de sofisticación progresiva: su atmósfera general se sitúa a medio camino entre los legados clásicos de CURVED AIR y KANSAS. Los aires de extroversión se perpetúan en ‘I, Of The Hurricane’, una muestra pura y directa de rock duro melódico con no pocos guiños al estándar del mejor grunge – es un recurso que de vez en cuando hace acto de presencia en los discos de RESISTOR, y la banda sabe emplearlo con distinción. ‘Train To Tucana’ tiene al violín como figura principal dentro del entramado instrumental, posteriormente reemplazado por la flauta: el lucimiento de Unruh se da dentro de una dinámica llamativa donde el esplendor psicodélico-fusionesco de unos EAST OF EDEN y la faceta rockera del paradigma de JETHRO TULL se complementan dentro de una sonoridad notoriamente contemporánea.


Con ‘Atlantis’ Final Flight’ y ‘Little Lie’ tenemos ocupados los siguientes 11 ½ minutos del disco. El primero de estos temas refleja un solvente híbrido de YES y PINK FLOYD (sin el boato habitual de los teclados) donde la banda da vueltas a un motivo central sencillo, sin agotarlo, añadiendo ornamentos y cambios de ambiente a lo largo del camino de forma muy natural. La poca letra que tiene es narrada por Unruh. Por su parte, ‘Little Lie’ es un blues sazonado con un correcto nivel de sofisticación procedente del mejor NEIL YOUNG  de los 70s. ‘AnnihilExcavation’ vuelve al elemento de rock duro pero con un buen empleo de recursos típicamente progresivos en cuanto a las variantes de ritmo y ambiente, algo necesario debido a la duración de la pieza en cuestión – poco más de ocho minutos y medio. La sección lenta porta un cierto aire Floydiano, y es obvio que Turner gesta el mejor híbrido de Dave Gilmour y Jeff Beck en uno de sus solos. Durando cerca de 13 minutos, ‘The Boy With His Brain Out In Space’ es la canción encargada de cerrar el álbum. Comienza con un motivo lento en clave céltica donde el violín ocupa el rol protagónico mientras los demás instrumentos coquetean con el paradigma stoner: el grupo se toma su tiempo para instalar y reforzar la magia melódica emanada del motivo central. Después, la banda inserta un motivo diferente de carácter ceremonioso, sostenido bajo una atmósfera grisácea donde el vigor psicodélico se despliega con comedida energía. Poco antes de traspasar la barrera del octavo minuto, el grupo elabora un nuevo motivo donde se intercambian interludios hard-rockeros recortados con inteligentes juegos de síncopas y secciones cantadas sobre una clave  blues-rockera. De este modo, el grupo se prepara para culminar la fase final de la canción, que consiste en un reprise del motivo inicial y una breve coda donde se reitera el antes mencionado interludio hard-rockero.  

 

Como balance general, “To The Stars” resulta un disco muy ameno y rebosante de vigor rockero dentro de una multitud de recursos estilísticos que encaja perfectamente con el perfil de la música progresiva que aún tiene cosas interesantes que decir en el nuevo milenio. Steve Unruh y sus secuaces han vuelto a lucirse una barbaridad. ¡Disco recomendado!


Muestra de “To The Stars”.-

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