Thursday, June 26, 2014

KAUKASUS, un mágico proyecto progresivo de Escandinavia


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es hora de presentar a un trío escandinavo que realmente es un súper-grupo donde se congregan luminarias progresivas de Noruega y Suecia a partir de experiencias en bandas tan variopintas como JAGA JAZZIST, MOTORPSYCHO, THE OPIUM CARTEL, ÄNGLAGÅRD y WHITE WILLOW: nos referimos a KAUKASUS, que ha publicado su primer disco titulado concisamente “I” a inicios de mayo pasado. ¿Y quiénes son estas luminarias? Pues… Ketil Vestrum Einarsen [flautas alto y soprano, corno tenor, flauta preparada, hulusi, piano eléctrico, saxxy, spektrals, sintetizador EWI],  Rhys Marsh [voz, guitarras eléctrica, acústica y pedal steel, bajo, pianos acústico y Fender Rhodes, mellotrón, caja de ritmos ] y Mattias Olsson [batería, percusión, marimba, mellotrón, Orchestron, Optigan, pedales Moog Taurus, sintetizadores VCS3 y Mother modular system, guitarra barítono]. Pues sí, la palabra «luminarias» ha sido bien empleada. Se ha utilizado nada menos que tres estudios para registrar y producir el repertorio del álbum: Hestehagen Studio (en Oslo), Autumnsongs Recording Studio (en Trondheim) y Roth Handle V (Estocolmo). En efecto, se trata de un proyecto de estudio concebido y grabado por tres mentes ubicadas en tres lugares distintos… y aún así, la sinergia musical plasmada en el repertorio del álbum da buena fe de la sintonía intelectual y estética que congregaba a estas tres mentes a través de la distancia. El resultado es una musicalidad sinfónica peculiar y moderna, de innegable raigambre escandinava, sensible al ingreso de recursos propios de la psicodelia suave, el pop-rock aventurado y ciertas tonalidades ocasionales propias del krautrock sintético.

 

‘The Ending Of Open Skies’ abre el álbum mostrando una musculatura rotunda y efectiva tras unos segundos iniciales signados por climas cósmicos aleatorios. La vitalidad desarrollada por Olsson desde su asiento detrás de los tambores y platillos sirve para impulsar la energía exhibida por el bloque instrumental íntegro. El canto de Marsh se sitúa cerca de DAVID SYLVIAN estilísticamente hablando aunque su rango y tonalidad ligeramente ronca lo aproximan más a (del grupo polaco QUIDAM). Luego sigue ‘Lift The Memory’, canción que dura casi 9 minutos y que constituye un pináculo dentro del repertorio general. Su mezcla de fuerza de carácter y oscuridad emocional ubica al grupo en un cercano parentesco con el espíritu de los últimos discos de WHITE WILLOW y de ANEKDOTEN, tal vez con una mayor cercanía a la solemnidad etérea al primero de estos grupos mencionados. Las capas de teclado y los retazos de color dibujados por los vientos sirven para hacerse eco del aura melancólica explícita en el canto de Marsh, mientras que la labor de la batería se instala y diversifica según se da la ocasión de centrarse en los aspectos más apasionados o más lánguidos de la canción. ‘In The Stillnes Of Time’ y ‘Starlit Motion’ se suceden para seguir reforzando y ampliando la visión musical de la banda. El caso de la primera de estas canciones se basa en una confluencia entre la emotividad dinámica del mejo prog moderno (QUIDAM, RPWL) y la patente vulnerabilidad espiritual de unos RADIOHEAD; por su parte, ‘Starlit Motion’ es todo un trance electrónico flotante que nos remite a los tiempos del krautrock electrónico de tendencia minimalista (TANGERINE DREAM, CLUSTER). 

‘Reptilian’ – que es, dicho sea de paso, la canción más larga del álbum con sus más de 9 minutos de duración – focaliza sus energías en sembrar nuevos recursos de colorido sonoro después del peculiarmente intenso viaje introspectivo que supuso la dupla precedente. Lo que nos brinda ‘Reptilian’ es un nuevo cénit de expresividad y musicalidad exquisita donde la tensión emocional se recubre de elegantes capas de niebla sobre un esquema rítmico urgente, que no abrumador.  El breve interludio basado en capas de mellotrón sugiere una cierta aureola amenazante, pero en realidad se trata de un recurso para generar una expectativa nueva para el oyente; de hecho, el clímax sónico en 7/8 nos ofrece un agradable recordatorio de aquellos tiempos en los que las huestes de LANDBERK y ANEKDOTEN mostraban un ímpetu nuevo y peculiar del paradigma Crimsoniano en la provincia escandinava del revival de los 90s. ‘The Witness’ regresa a atmósferas del tipo de ‘In The Stillness Of Time’, incluso ahondando más en su neblina introspectiva. La manera en que se interconectan los ornamentos de viento y guitarra pedal steel es crucial para completar el retrato emocional que se basa en el dueto de voz y teclado. En fin, ‘The Skies Give Meaning’ cierra el álbum casi aparentando que cierra la idea de ‘The Witness’, pero su climática exaltación grisácea y densa conforma una entidad perfectamente autónoma, empapada (una vez más) de medidas influencias Crimsonianas filtradas a través de los paradigmas de WHITE WILLOW y LANDBERK. Pocas veces puede la melancolía revestirse tan genuinamente de vigor, pero ciertamente eso es lo que hace este trío con el cénit conclusivo del disco.


Han sido poco más de 45 minutos de gloria progresiva los que nos han regalado KAUKASUS con “I”, un disco que reactiva y condensa algunas de las cualidad más notables que habían convertido a la ola revivalista escandinava como un referente esencial para el rock progresivo de los últimos cinco lustros. Ojalá KAUKASUS tenga más iniciativas en su horizonte cercano, pues “I” nos ha gustado bastante… ¡y de hecho, lo recomendamos!


Muestra de “I”.-

In The Stillness Of Time + Starlit Motion: https://www.youtube.com/watch?v=m8mBwdphyRc

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