HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy nos focalizamos en el grupo argentino GALÁPAGOS, otrora trío y ahora
cuarteto. En efecto, en algún momento entre la publicación de disco precedente
“Desierto Avant Garde” (2010) y las sesiones de grabación para “Supernova”
(2012), el grupo consistió en Lionel Fortunato [batería], Patricio Claisse
[bajo y coros], Sebastián Antola [guitarras y voz] y Lionel Andrés Raffo
[teclados], siendo este último el integrante con membrecía más reciente.
“Supernova” es justamente el disco que traemos a colación aquí, publicado a
fines del 2012. El estilo de GALÁPAGOS se define principalmente por rescatar y
reverdecer los paradigmas inolvidables de nombres relevantes para la historia
del rock argentino de los 70s como INVISIBLE y PESCADO RABIOSO, y en general,
la faceta más filuda del ideario musical de LUIS ALBERTO SPINETTA, eso sí, con
sus buenas dosis de psicodelia progresiva y/o jazz-rock en aquellos momentos
donde el grupo se deja llevar por sus afanes más exploratorios. GALÁPAGOS es un
grupo que gusta de hacer canciones de rock, ante todo, muchas veces coqueteando
con el punche del hard rock melódico, otras veces explorando climas lentos y
reflexivos, pero dentro del bloque general de sus arreglos instrumentales se
nota claramente su constante deseo de evitar formulismos facilistas,
focalizando así sus energías en un talante preciosista que beneficia el
resultado final de las melodías creadas para cada ocasión.
‘Al Borde’ abre el disco con un fragor directo y punzante, sin avisar,
por asalto, pero no por ello carente de un sentido de la sofisticación a la
hora de manejar los quiebres rítmicos en algunos pasajes determinados.
‘Bienvenido’ sigue a continuación para aportar aires de blues-rock bajo un
intenso ropaje psicodélico, muy a tono con el legado de PESCADO RABIOSO, que
poco a poco deriva hacia unas expansiones etéreas propias del arquetipo
primigenio de PINK FLOYD y, de algún modo, también de los reyes del krautrock
AGITATION FREE. ‘Mañana’ retoma esta última atmósfera y le proporciona una
mayor dosis de musculatura por un espacio poco mayor de 2 minutos, mientras que
‘Hijo Dime’, una canción aún más corta, se focaliza en dejar que se suelten las
vibraciones rockeras del momento sobre un compás de medio tiempo. ‘Corderoy
Convoy’ es un estupendo viaje instrumental donde la banda explora dinamismos
jazzeros dentro de su recurrente esencia en base a una inusual arquitectura
rítmica; no solo tiene valor por sí mismo por su atrapante musicalidad, sino
que también opera como preludio a la languidez introspectiva de la siguiente
canción, ‘Joven Invisible’, la cual nos remite al legado de INVISIBLE. Como ya
estamos familiarizados con el espíritu inquieto del grupo, no nos sorprende que
la siguiente dupla de canciones sea tan marchosa y puntillosa: ‘En La Nebulosa’
se encuadra en un esquema de rock duro melódico mientras que ‘Remolinos’ se
enfila hacia un blues-rock furioso donde el estándar del stoner y el rock
sureño a lo ALLMAN BROTHERS se hermanan fluidamente.
Con la aureola jazzera en clave funky de ‘Lo Único Que Hay’, los
GALÁPAGOS vuelven a explorar su faceta más relajada y reflexiva con buen pulso,
aferrándose a su esencial expresividad pero manteniéndose coherente al espíritu
que en el momento se impone. El décimo tema es el mismo que da título al álbum,
y su duración de casi 6’20” implica un espacio de meticuloso ingenio para
desarrollar su proyección instrumental. Su enfoque consiste en tomar el impacto
de la pieza precedente y enriquecerlo con etéreos dinamismos típicamente
progresivos que poco a poco van dejando espacio a recursos de psicodelia
pesada, logrando así crear una ambientación fastuosa para los momentos finales.
Este clímax decisivo del disco se culmina con el minúsculo instrumental
aleatorio ‘L.A.’, el cual, a su vez, prepara el terreno para la última
travesura del álbum: ‘Hasta Que Tengamos Que Volver’. Constando de dos partes
separadas entre sí por un margen de silencio, la primera tiene forma de canción
cálidamente intimista acorde con el legado de INVISIBLE, mientras que la
segunda consiste en un vibrante jam de tenor jazz-progresivo donde la guitarra
y el piano crean espacios de comunión a través de sus expansiones
individuales.
Hemos disfrutado en “Supernova” de poco menos de tres cuartos de hora de
rock artístico y ecléctico donde las ideas melódicas de turno se muestran bien
perfiladas y los instrumentos arman bloques homogéneos al servicio de metas
sónicas comunes. GALÁPAGOS se revela, ante todo, como un ensamble compactamente
afiatado y con perpetuas ganas de manifestar su energía interior.
Muestras de “Supernova”.-
sos un capo
ReplyDeleteGracias a los capos de Galápagos por hacer la música, en primer lugar: sin la música no habría reseña.
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