Wednesday, October 28, 2015

La aventura suiza de SOFT MACHINE... un buen día de julio de 1974


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El personal ejecutivo de Cuneiform Records se ha lucido a lo grande en este año 2015 con la publicación en formato de DVD y CD de uno de los testimonios más brillantes de la grandeza artística de SOFT MACHINE, justo en una época muy “heterodoxa” en la que el grupo incorporaba a la guitarra como instrumento permanente de su entramado sonoro. Nos referimos a la actuación que el legendario grupo dio en la jornada del 4 de julio de 1974 en el Festival de Montreux: este ítem de DVD y CD responde al lacónicamente preciso título de “Switzerland 1974” y está llamado a ser considerado como uno de los más notables rescates fonográficos del año en las áreas de la vanguardia jazzera y la tradición progresiva, simultáneamente. Esta publicación se dio a inicios del mes de febrero. Para esta aventura suiza, SOFT MACHINE constaba del quinteto de Karl Jenkins [pianos eléctrico y acústico, saxo soprano, oboe], Mike Ratledge [órgano, piano eléctrico y sintetizador AKS], Roy Babbington [bajo], Allan Holdsworth [guitarra y canto] y John Marshall [batería y percusión]. La mencionada ya tenía forjada su química particular, estando ad portas de grabar su material nuevo en un disco que recién saldría al mercado en marzo del año siguiente bajo el título de “Bundles”. A decir verdad, “Switzerland 1974” no es el único registro de esta época de SOFT MACHINE, pues MoonJune Records publicó el CD “Floating World Live” en el año 2006, a partir de una actuación de enero de 1975 en Alemania: en este evento, Holdsworth toca algo de violín junto a su habitual rol de guitarrista, un beneficio del que no disponemos en “Switzerland 1974”… ¡aunque sí le escuchamos (y vemos) cantar! Bueno, hoy nos toca centrarnos en los detalles del vídeo de “Switzerland 1974” y nos disponemos a hacerlo ahora mismo, ¿vale?

  

El aire de ritual se impone desde el primer instante. Mientras duran los etéreos campaneos oníricos que la banda utiliza como fondo de entrada, los músicos se van acomodando en sus respectivas posiciones y van acomodando sus mentes para organizar lo que ha de ser todo un clímax inicial: la suite ‘Hazard Profile’, ambiciosa composición de Karl Kenkins en la que el grupo explora organiza una dinámica lo suficientemente electrizante como para crear solventes espacios focalizados en los oportunos solos de guitarra y lo suficientemente versátil como para insertar fluidamente pasajes marcados por una espiritualidad reflexiva. Muy pronto se instala una dinámica poderosa al imponerse el motivo inicial con un Holdsworth que se luce sobrehumanamente en el rol protagónico que le dan sus cuatro compañeros, pero además, los momentos de elegante introspección y exquisita intensidad se intercalan con una naturalidad infinitamente pulcra por vía de las inteligentes y gráciles interacciones manejadas por el quinteto. Además de los lucimientos de Holdsworth también merece una mención especial el bello pasaje solista de piano clásico que gesta Jenkins para el segundo pasaje de la suite, el cual cimenta el camino para que el siguiente viaje grupal porte un talante un poco más denso que el primero. Tras ‘Hazard Profile’, esta gloria de magníficas transfiguraciones musicales que se extiende por más de 16 minutos, Marshall sale al frente a tocar el glockenspiel y Holdsworth acompaña con sobrios tarareos las bellas secuencias armónicas que arman Jenkins y Ratledge para ‘The Floating World’. Lo que se ve es un tanto inaudito para los conocedores de la discografía de la banda desde aquellos tiempos del trío Ratledge-Wyatt-Ayers así como para quienes en ese momento estaban acostumbrándose al SOFT MACHINE fusionesco de los álbumes “Six” y “Seven”, pero eso es justamente lo que está pasando: exploración de cándidas atmósferas etéreas con un canto plácido reemplazando a la guitarra.


A continuación se engarza un fabuloso solo de bajo titulado ‘Ealing Comedy’, el cual sirve abre campo para que Babbington explore varios recursos de su instrumento: matices líricos, ornamentos sobrios y efluvios electrizantemente ominosos. Con el final del solo de Babbington emerge la dupla de ‘Bundles’ y ‘Land Of The Bag Snake’, una composición de Jenkins y otra de Holdsworth que fungen de ejemplos paradigmáticos del frenesí estilizado explorado por SOFT MACHINE en este momento de su evolución musical. Ahora que mencionamos a Karl Jenkins, nos damos cuenta de que él se siente muy cómodo tocando los teclados y manteniéndose a cargo de dirigir el enfoque temático del ensamble en los momentos donde no imperan los solos, y realmente son muy cortos los pasajes en los que se luce al saxo soprano y al oboe. También es verdad que el poderoso órgano Lowrey de Ratledge, si bien hace acto de magnífica presencia en un par de solos, también está pasando a un plano cada vez más secundario, un proceso iniciado en los tiempos del “Six” y que se enfatiza notoriamente con la presencia de Holdsworth como solista preferente. El caso de Jenkins es que él se sentía más cabalmente cómodo con su rol de compositor que con el de instrumentista, por lo que estaba perdiendo interés en liberalizar el rol de los vientos en este nuevo material de la banda. El caso de Ratledge era más bien de un desinterés más serio, el cual le movía a fungir más como compañero de Jenkins que como agente de detalles relevantes y predominantes en esta nueva etapa de SOFT MACHINE. Es significativo que el nuevo disco hubiera de contener solamente dos composiciones suyas que juntas no llegaban a los 4 minutos de duración, y para el subsiguiente disco, “Softs”, solo participaría en dos temas antes de retirarse de la banda.

   

Pero bueno, nos estamos adelantando demasiado… De hecho, lo justo es referirnos ahora mismo a ‘Joint’, una abstracta y agresiva improvisación dual de Jenkins al sintetizador AKS y Marshall a la batería, un momento de deconstrucciones desafiantes que prepara el terreno para la tríada de ‘The Man Who Waved At Trains’, ‘Peff’ y ‘The Man Who Waved At Trains (Reprise)’: ¡justamente son  ‘The Man Who Waved At Trains’ y ‘Peff’ esas dos únicas composiciones de Ratledge para “Bundles” que mencionamos más arriba! El groove de ambas piezas es ligero y sobrio, lo cual permite que el fragor melódico de las líneas melódicas centrales puedan lucirse con solvente claridad: esos duetos de guitarra y oboe son simplemente preciosos. El obligatorio solo de batería y percusiones a cargo de Marshall llega con ‘LBO’ – durando más del doble que la versión de estudio registrada en “5” – y con ello se establece no solo el clímax idóneo para la secuencia armada entre ‘Joint’ y ‘The Man Who Waved At Trains (Reprise)’, sino también el anuncio de ‘Riff II’ – original del “Six” – para cerrar la actuación formal del grupo con un esplendor arrollador… y claro está, el público asistente aplaude complacido a más no poder, reclamando entusiastamente un poco más de esta asociación pentagonal de héroes musicales. La cosa no puede quedar así a pesar de haber quedado tan estupenda, por lo que el grupo vuelve al escenario para ejecutar una improvisación colectiva titulada ‘Lefty’ con la que se catapulta la armazón de ‘Penny Hitch’, composición de Jenkins para “Seven” que porta una vibración sumamente eficaz a la hora de crear un clímax definitivo para el evento, y eso se debe en buena medida al aporte que brinda Holdsworth en la capitalización de su groove inherente. Vuelven los aplausos, vuelven las ganas de más, pero ahora sí terminó la aventura suiza de SOFT MACHINE, una jornada que en su momento cosechó buenas reseñas de parte de varios medios de crítica musical: se celebraba el nuevo formato, se celebraba especialmente la creación de una nueva energía dentro del renovado esquema sonoro del grupo.   


Ya dijimos en el primer párrafo de esta reseña que “Switzerland 1974” puede muy bien ser considerado como uno de los más notables rescates fonográficos del año en nuestras colecciones de música progresiva y jazz-rock contemporáneo, y solo nos queda repetirlo en este párrafo final. No nos cabe duda de que, a pesar de que el grupo dejó de existir hace muchas décadas tras dejar tras de sí un legado rebosante de inagotable creatividad, la música de SOFT MACHINE suena cada vez mejor.


Muestra de “Switzerland 1974”.-


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