Tuesday, October 06, 2015

Música dorada para montañas plateadas a cargo de la asociación de ELEPHANT9 y REINE FISKE


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Buenas nuevas para los amantes y coleccionistas de música jazz-progresiva: el trío danés ELEPHANT9 y el músico sueco REINE FISKE vuelven a unir fuerzas con “Silver Mountain”, 3 años después de su primera empresa conjunta “Atlantis”. Por vía del sello Rune Grammofon, este ensamble ha publicado este nuevo trabajo en formato de CD y de vinilo doble (incluyendo una edición muy limitada de vinilo blanco) a fines de agosto pasado, y la verdad es que se trata de una obra contundente y fascinante. La instrumentación está repartida como sigue: Ståle Storløkken a los pianos eléctrico Fender Rhodes y de cola, órgano Hammond y sintetizador Mini-Moog; Nicolai Hængsle Eilertsen al bajo eléctrico, guitarras acústicas de 12 cuerdas y percusión; Torstein Lofthus a la batería y percusión; Reine Fiske a las guitarras eléctrica y clásica. Veamos cómo se traduce toda esta logística en maravilla sónica químicamente pura a lo largo y ancho del repertorio de “Silver Mountain”.


Durando poco menos de 14 ½ minutos, ‘Occidentali’ inicia el repertorio con abundantes muestras del fuego creativo generado por las creativas interacciones de los cuatro músicos. Primero tenemos una sección movida por cadencias místicas al estilo de los legados de SUN RA, del HERBIE HANCOCK de inicios de los 70’s y del WEATHER REPORT pre-1974, siendo así que el matrimonio de piano eléctrico y batería crea un groove magníficamente sensual, un aspecto terrenal para la mística reinante. Luego sigue un pasaje marcado por un filo psicodélico muy agresivo: es breve pero fundamental para crear oportunos recursos de intensidad expresiva. Así las cosas, un etéreo interludio de tenor espacial entra a tallar para cimentar el camino de emergencia para un nuevo motif psicodélico en 5/4 en el que el grupo coquetea abiertamente con la tradición del space-rock. Si ‘Occidentali’ puso la cuota de magia polícroma a la hora de poner en marcha las cosas, ‘You Are The Sunshine Of My Life’ (título con no precisamente velada alusión al genio de STEVIE WONDER) se propone establecer el predominio de los recursos de densidad misteriosa. Aunque los ecos de la influencia de SUN RA y HANCOCK siguen presentes, esta vez se da un dinamismo más etéreo dentro del bloque instrumental integral, lo cual hace que el crescendo desde el que se arma el desarrollo temático se sienta como el anuncio de una inminente irrupción de una luminosidad indescifrable e impenetrable. Para cuando nos vamos acercando al final, ciertamente se respira un aire de expectativa muy fuerte en el ambiente. Varios efectos de sintetizador y el groove constante de la dupla rítmica nos remiten, en buena parte, al paradigma de TORTOISE. Siendo la pieza menos extensa del álbum, pues “solo” dura 9 ¼ minutos, ‘Abhartach’ está a cargo de remodelar la energía vitalista del grupo y llevarlo hacia refrescantes dimensiones de extroversión. En sus pasajes iniciales parece que volvemos al terreno de ‘Occidentali’, pero una vez instalado el cuerpo central de esta pieza queda claro que es la hora de la primera manifestación fehacientemente de la faceta explosiva del ensamble. El exultante solo del órgano Hammond es simplemente fenomenal, y lo mismo vale para la inteligencia arquitectónica que derrocha la incombustible armazón de síncopas que gesta Lofthus. Poco antes de llegar a la frontera del sexto minuto y medio se gesta un pandemonio sónico donde los ominosos fantasmas del free-jazz se apoderan del núcleo temático y lo convierten en una exquisita pesadilla que tiene algo de tétrica y mucho de surrealista. ¡Por Dios, qué fabuloso cénit para el repertorio de este disco!


Pero todavía queda mucho más, bueno, solo dos temas, pero es que no hay razón para volvernos nostálgicos a estas alturas del partido porque cada uno de ellos rebasa la barrera de los 20 minutos. ‘Kungsten’ comienza con una sección que recibe algo del impacto de los juegos de intensas síncopas y climas amenazantes de la pieza anterior, aunque todavía con una aureola de misterio que atenúa relativamente las obvias muestras de filudo vigor. La segunda sección establece una vitalidad más refinada, un poco como si se tratara de la gente del WEATHER REPORT de la época del “I Sing The Body Electric” tratando de gestar una mezcla con KING CRIMSON. En algún momento tras la barrera del 13er minuto, el fuego se corta y llega el imperio del aire con un relajante y lánguido pasaje liderado por acordes espartanos de guitarra de 12 cuerdas y capas de mellotrón: ahora sí la guitarra se siente muy Frippiana, pero por el lado introspectivo. Para la coda, el ensamble retoma el primer motif mientras conserva algo de las vibraciones etéreas de la sección que se dejó atrás. ‘The Above Ground Sound’ es, por otra parte, un motivo para que el cuarteto explore las inquietudes más abstractas y disonantes de su sinergia. El groove inicial, muy centrado en la faceta tribal de la tradición vanguardista jazzera mientras tiende puentes con el krautrock de raigambre fusionesca, establece un régimen de jovialidad neurótica que sabe crear una grisácea aureola juguetona en torno a sí; de hecho, el vigor matemático con que la batería traza el sendero para los demás instrumentos parece prácticamente sobrehumano. El mecanismo avanza incesante en un crescendo que llega a adquirir cierta cualidad amenazante, pero un abrupto quiebre antes de llegar a la barrera del sexto minuto reubica las cosas en un plano de free-jazz con vibraciones psicodélicas. Otro inesperado pero eficaz viraje al acid-folk – marcado por evocadores torrentes de guitarras acústicas que se agitan cuales leves perturbaciones de un lago en un cándido paisaje primaveral – permite a la banda darle un giro etéreo a la ilación multi-temática. A pesar de la calma momentáneamente reinante, la tensa expresividad no desaparece sino que se remodela a la espera de otra variante, la cual emerge finalmente al modo de una nueva exploración en las aguas del free-jazz, esta vez con un aura cósmica que nos recuerda al aspecto deconstructivo de AGITATION FREE y DZYAN. Todo esto se trata en realidad de un doble puente hacia el último motif, el cual está llevado sobre un groove sereno que refleja el apaciguamiento emocional tras tantos momentos de intensidad renovada e impredecible.    

  

El balance final que planteamos para “Silver Mountain” es que se trata de una obra jazz-progresiva fabulosa, intensa en su sabiamente gestionado eclecticismo y exquisita en su incesante exhibición de inteligencia musical. La verdad que esta asociación noruego-sueca de ELEPHANT9 y REINE FISKE nunca puede equivocarse, siempre hace cosas grandiosas para los bienes mayores de la vanguardia escandinava y de la escena progresiva mundial contemporánea. Con una hora y cuarto de tan altos niveles de grandeza musical… ¡“Silver Mountain” tiene que ser un disco recomendado al 200%!


Muestras de “Silver Mountain”.-

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