Monday, December 21, 2015

Recordando a SLOCHE



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos metemos en el mundo musical de SLOCHE, quinteto quebequense de breve pero impresionante trayectoria: sus dos álbumes, “J’unOeil” y “Stadaconé”, de 1975 y 1976 respectivamente, encarnan parte del cénit de la escena progresiva franco-canadiense de aquella generación de los 70’s. Su estilo progresivo estaba inclinado hacia las pautas cadenciosas y sofisticadas del jazz-fusión y aspectos particularmente del paradigma sinfónico gestado en la escena británica desde fines de los 60’s: sin duda, esta estrategia repercutió enormemente a la hora de darle un aire decidido de exquisitez al sonido grupal. Una exquisitez que va contrapelo del mismo nombre del grupo, que designa la nieve sucia que se acumula en las calles en las temporadas de invierno (en oposición a la nieve limpia que cae sobre terreno rural). Siendo así que la tendencia sinfónica viene oportunamente realzada por la presencia de dos tecladistas, quienes interactúan con un sentido impecable de la orquestación, con precisión y elegancia, queda claro ante todo que el factor jazzero suele ser el predominante tanto a la hora de crear los motivos centrales de las composiciones como a la hora de organizar la arquitectura grupal de los arreglos finales. Para ello, se pone especial énfasis en la elaboración de llamativos grooves de parte de la sección rítmica, los cuales ostentan una presencia bastante poderosa dentro del esquema sonoro global. Parece mentira que un grupo con un refinamiento tan inconmensurable tanto en su suma de talentos performativos colectivos como en su creación de arreglos globales para sus composiciones provenga de la sucia nieve amontonada en las calles polucionadas de la provincia de Quebec. El grupo se formó en 1971 y ninguno de los integrantes iniciales llegó a formar parte de las alineaciones que registraron los dos discos de la banda. Con un formato de guitarrista-teclista-bajista-baterista, pero con el ingreso de Réjean Yacola – recién egresado del Conservatoire de Musique de Québec – SLOCHE inició la línea de trabajo con dos teclistas simultáneos. Ya tenían compuesta en 1973 la pieza homónima de lo que habría de ser su segundo álbum, mas era obvio, a través del ímpetu creativo del grupo, que Yacola metió algo en el grupo sobre lo cual no había marcha atrás. Pasando de ser un grupo de blues-rock con tendencias art-rock a un ensamble aplicadamente progresivo, los otros cuatro músicos fueron saliendo para ser reemplazados por otros mientras se conservaba el ensamble de quinteto con dos teclistas. La alineación de SLOCHE para el momento de su afianzamiento en la escena rockera vanguardista de Quebec y para la grabación del primer álbum estaba integrada por Réjean Yacola [piano acústico y eléctrico, sintetizador, clavinet, celesta, percusión y voz], Martin Murray [órgano, sintetizadores, piano eléctrico, saxo soprano, percusión y voz], Caroll Bérard [guitarras eléctricas y acústica, percusión y voz], Pierre Hébert [bajo, pedales bajos, percusión y voz] y Gilles Chiasson [batería, percusión y voz].


Hermanados estilísticamente a sus compatriotas de ET CETERA y a lo que MANEIGE harán a partir de su tercer álbum (su viraje hacia un esquema jazz-progresivo tras unos inicios más metidos en una especie de chamber-rock sinfónico muy peculiar), queda claro que GENTLE GIANT es una  influencia particularmente especial para SLOCHE a la hora de ingeniar contrapuntos y quiebres rítmicos, pero también se sienten fuertes los aires a lo RETURN TO FOREVER y a lo Canterbury en el centro neurálgico de su propuesta. Los momentos más plenamente sinfónicos ostentan mayormente las señales de YES y GENESIS, mientras que ciertas ocasiones extravagantes parecen ostentar un talante Zappiano; por su parte, el empleo de vocalizaciones ayuda a crear un cierto aire de jovialidad en el repertorio. Bueno, ya es hora de remitirnos a los discos mismos y comenzamos por el principio: “J’un Oeil”. Este disco debut fue grabado entre los meses de julio y setiembre de 1975, siendo lanzado al mercado en el penúltimo mes del susodicho año por el sello RCA. El tema que abre el disco, titulado ‘C’Pas Fin Du Monde’, pone las cartas de la banda sobre la mesa: tras una introducción cósmica de casi un minuto y medio gestada por un dueto de sintetizadores, se explaya un jam de tenor fusionesco que se siente plenamente generoso en vibraciones joviales, las mismas que se dejan empapar de aires rockeros contagiosos. Ante todo, cabe destacar la compenetración grupal tan bien afiatada que funciona en los entramados melódicos tramados por el guitarrista y los dos tecladistas, así como en el groove de la sección rítmica, siendo así que ambas vertientes unen fuerzas en la ejecución con una fluidez pasmosa. A poco de pasada la barrera del quinto minuto emerge un interludio que parece evocar aires siniestros de una forma sutil, pero en realidad se trata de un raro momento de relax antes de que un segundo jam jazz-progresivo – al modo de una cruza entre WEATHER REPORT y GENTLE GIANT – se enfile hacia un aumento notorio de la espiritualidad extrovertida. El segundo tema dura casi 10 ¾ minutos y se titula ‘La Karême D’Eros’. Comienza con un tono un tanto más solemne debido al solo de piano clásico que elabora el largo prólogo, inspirado sobre líneas académicas a lo DEBUSSY. Eso sí, una vez que el grupo entra en acción en bloque, la pieza vira hacia un motif moderadamente grave que encuentra su oportuno contraste en el carácter farsesco de los pasajes vocales que entran a tallar, primero haciendo una imitación de ceremoniosidad y luego pasando a unas líneas vocales surrealistas que hubieran enorgullecido al mismo maestro FRANK ZAPPA. Para el último minuto y medio, tras un breve interludio marcado por un sintetizador motivado por vibraciones minimalistas, el grupo se adentra en territorio Canterburyano con un pasaje muy bien trazado bajo las pautas de GILGAMESH y SOFT MACHINE.


El tema que titula al disco abre la segunda mitad del repertorio, alternando motivos contrapuntísticos a lo GENTLE GIANT con otros pasajes sinfónicos delicados y entusiastas a la vez, casi recordándonos a YES. Los pasajes corales se forjan con convincente elegancia mientras la dupla de teclistas centra la ingeniería global con infinita exquisitez, algo en lo cual también resulta determinante la labor del bajista. La influencia del peculiar paradigma Gentil-Gigantesco se hace incluso más patente en algunos pasajes del siguiente tema, titulado ‘Algébrique’. Tras un intimista preludio signado por el dueto de guitarra acústica y piano eléctrico, se abre campo a una ilación de motivos que oscilan entre la osadía señorial de GENTLE GIANT y el dinamismo juguetón de HATFIELD AND THE NORTH. El tema de cierre, el mismo que se titula ‘Potage Aux Herbes Douteuses’, regresa frontalmente al dominio del factor fusionesco, estableciendo claros devaneos con el funky al modo de RETURN TO FOREVER. También hay algunos espacios ocasionales para insertar pasajes serenos e introspectivos, a los cuales los arreglos corales le añaden un cierto cariz fastuoso. En suma, “J’un Oeil” se destaca como un disco exquisito, de fina hechura, lleno de vibraciones positivas. Al año siguiente, salió al mercado un dignísimo disco sucesor: “Stadaconé”. Con este segundo y último trabajo, la gente de SLOCHE culminó una carrera demasiado breve para la brillantez y frescura creativa que ostentaba a raudales. “Stacadoné” sigue fundamentalmente por el camino trazado por el debut ‘J’unOeil’, con dos salvedades para esta ocasión: el grupo opta por priorizar mas notoriamente sus inclinaciones por lo jazzeroy los pasajes vocales son menores en cantidad, por lo que su función se limita básicamente a añadir ornamentos a los bloques sonoros gestados desde los instrumentos mismos. Así las cosas, queda claro que las huellas de RETURN TO FOREVER, WEATHER REPORT y el Canterbury quedanremarcadas de forma patente; además, la banda empieza a presentar un bloque sonoro más fuerte en líneas generales, aunque no por ello llega a renunciar a las sutilezas y texturas ni a la presencia de pasajes serenos y evocativos dentro de su nuevo repertorio. Las sesiones de grabación de “Stadaconé” tuvieron lugar en julio de 1976 y pocos meses después salió al mercado. siempre por vía del sello RCA.


En esta fase final del grupo hay un nuevo baterista-percusionista llamado André Roberge, quien se une a Yacola, Murray, Berard y Hebert en esta etapa del grupo; además, Gilles Duellet hace acto de presencia como colaborador especial a cargo de la celesta, algunas percusiones y voz de apoyo. Dado el resultado inmaculadamente coherente del producto final de “Stadaconé”, muchos lo consideran como el mejor trabajo de SLOCHE y nosotros nos inclinamos, tal vez no a suscribir esto tan absolutamente, pero sí destacamos el mayor despliegue de expresividad en el aura general de este álbum en comparación con el primero. Yendo de frente al repertorio de este segundo disco, vemos en el extenso tema homónimo de entrada (dura 10 minutos) un indicio claro de la orientación general del disco, bastante proclive a incluir jams bien armados donde el lucimiento de los solos de teclado y guitarra mantienen un nivel de destreza medido para que nunca exploten en desbordes descontrolados, y una base rítmica solida que sabe mantener un swing elegante y contagioso. Un momento encantadoramente extravagante consiste en un breve pasaje de órgano y coral al estilo gregoriano, ejecutado con espíritu de fina sátira en beneficio de capitalizar la soltura constante de la pieza. Los siguientes tres temas siguen por una vertiente constante y similar, siendo así que el acento funky empieza a cobrar una relevancia notoria. La dupla de ‘Le Cosmophile’ e ‘Il Faut Sauver Barbara’ se encarga de desarrollar un dinamismo llamativo que, a través de su esplendor lúdico, refleja un meticuloso sentido de la sofisticación musical. Cabe destacar específicamente el vigor grácil del primero de estos temas (con un predominante compás de 10/8), el único cantado del álbum y con un solo de saxo muy eficaz, además de contar con un electrizante dualismo de teclados en su primer minuto y medio; también cabe señalar el empleo de algunos ágiles recursos disruptivos a lo ZAPPA en el desarrollo temático de ‘Il Faut Sauver Barbara’, lo cual incrementa las vibraciones expresionistas del ensamble. El factor funky se siente especialmente incrementado para el groove general de ‘Ad Hoc’, una de las composiciones más extrovertidas de SLOCHE: el rol protagónico de la guitarra supone un cénit de expresividad musical para el disco, de ello no nos cabe la menor duda.

 

El quinto tema, ‘La «Baloune» De Varenkurtel Au Zythogala ’, transita por senderos un poco mas reposados, e incluso diríamos solemnes, con un trabajo melódico sensible y evocativo, ejecutado con absoluta fineza: en este tema parecen acercarse más a lo que hacen bandas Canterbury tales como GILGAMESH y HATFIELD AND THE NORTH, especialmente en lo que se refiere al colorido evocativo que las intervenciones de los sintetizadores plasman como centro neurálgico del bloque instrumental global. El tema de cierre es una apoteosis progresiva que, al igual que la pieza homónima de apertura, se extiende hasta más de 10 minutos de duración... once minutos y cuarto, para ser más exactos: de hecho, ‘Isacaaron (Ou Le Démon Des Choses Sexuelles)’ es la pieza más fastuosa del disco, y si nos permiten decirlo, es nuestro tema favorito del repertorio íntegro de SLOCHE. Encontramos, como casi siempre, un empeño sigiloso por elaborar luminosos juegos contrapuntísticos y delicadas disonancias de tipo GENTLE GIANT, y en algunos momentos, también ornamentos sinfónicos que nos hacen recordar al YES de la etapa 73-74, así como algunas travesuras Zappianas. Claro está, el espíritu predominante sigue siendo el de la onda jazz-fusión (a lo RETURN TO FOREVER, cómo no), pero sin duda lo sinfónico asume aquí un papel más relevante que en ninguna otra parte de “Stadaconé”: que se trate de la otra composición extensa del repertorio significa que el grupo se sentía inmensamente cómodo explorando con meticulosa pasión sus aristas sonoras más majestuosas, logrando así concretar una soltura sencillamente genial dentro del multicolor discurso progresivo.


Como balance final del aporte que brindó SLOCHE al sueño progresivo del rock artístico dentro de la escena franco-canadiense, solo nos queda concluir que su legado fonográfico es infaltable en cualquier colección que se precie de honrar la evolución concreta del género progresivo a lo largo de los 70 en todas partes del mundo.


Muestras de SLOCHE.-
La «Baloune» De Varenkurtel Au Zythogala: https://www.youtube.com/watch?v=6DTvuQ1enbc
Isacaaron (Ou Le Demon Des Choses Sexuelles): https://www.youtube.com/watch?v=SFTEPOp9Kuo


[Esta retrospectiva incluye información originalmente publicada en los enlaces de La Caja de Música http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/sloche_junoeil.htmly http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/sloche_stadacone.html]


[Dedico esta retrospectiva de SLOCHE a mi gran hermano melómano Augusto Cabada, quien me mostró el hermoso universo de este grupo franco-canadiense en un par de gestos de extrema generosidad. Mucha gratitud y mucha añoranza hay en estas palabras de mi parte.]

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