HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy presentamos a LA CURVA DI LESMO, un nuevo
proyecto progresivo italiano surgido en el seno de la prolífica escena
progresiva genovesa, un proyecto donde participa Fabio Zuffanti, el hombre de
las mil facetas y de las mil bandas. En este caso, se trata de un ensamble
armado bajo el liderazgo dual del mencionado Zuffanti (al bajo y los efectos) y
Stefano Agnini, uno de los teclistas de LA COSCIENZA DI ZENO. Creando una línea
de trabajo que combina fluidamente el sinfonismo retro con expresiones modernas
de la avanzada progresiva de las dos últimas décadas, la dupla de Zuffanti y
Agnini se hace acompañar de una miríada de amigos/as y colegas del medio a la
hora de concretar el repertorio de este disco homónimo publicado a mediados de
octubre pasado. De hecho, la larga lista de figuras invitadas incluye al otro
teclista, al bajista, al baterista y al violinista de LA COSCIENZA DI ZENO (Luca
Scherani, Gabriele Guidi Colombi, Andrea Orlando y Domenico Ingenito,
respectivamente), al bajista de IL TEMPIO DELLE CLESSIDRE que esta vez aporta
intervenciones a la guitarra clásica, al inolvidable Boris Valle de FINISTERRE,
al flautista de ERIS PULVIA Flavio Romano, a la bella Beatrice Antolini
destacando su canto en la primera canción, y al maestro del canto experimental Claudio Milano que
se luce como siempre en su peculiar visión artística donde música y teatro se
convierten en “una sola cosa”. Agnini escogió el nombre de este proyecto a
partir de la primera historieta creada por el maestro del cómic italiano Guido Crepax en torno al personaje de
ciencia-ficción Valentina, allá por el año 1965: este personaje surgió
inicialmente como prometida de Neutrón y pronto cobró protagonismo propio,
asumiendo un rol muy proactivo además de una fuerte carga erótica en medio de
un ambiente que oscila entre los futurista y lo surrealista. Nótese que el Sr.
Crepax también fue el autor de la portada del primer disco del grupo GARYBALDI
“Nuda”.
Bueno, vayamos
ahora a los detalles del repertorio de “La Curva Di Lesmo”. A grandes rasgos,
los dueños de este proyecto lo describen como una cruza entre la vieja
tradición nacional de los 70’s (con especial énfasis en los legados de IL
BALLETTO DI BRONZO, CERVELLO, OPUS AVANTRA y SEMIRAMIS), la línea de cantautor
(FABRIZIO D’ANDRÉ) y la avanzada electrónica vintage (citando a bandas olvidadas como SIGNORI DELA GALLASSIA y
AUTOMAT): definitivamente, ambos “directores de orquesta” dan rienda suelta a
la línea de trabajo retro-progresiva que ya han desarrollado en sus propios
grupos aparte. Durando poco menos de 8 ½ minutos, ‘La Posa Dei
Morti’ pone en marcha las cosas ostentando inicialmente una languidez reflexiva
convenientemente arropada bajo una fastuosidad lírica de la mano de las capas
de teclado (mellotrón y órgano); el canto de Beatrice Antolini sirve para
reforzar el aura reflexiva del momento. A poco de superada la barrera del
segundo minuto y medio, el asunto vira hacia un filudo motif en 5/4 donde no
solo sale a relucir una precisa polenta rockera sino también una cierta aureola
amenazante. Este interludio no es muy extenso que digamos, pero al haber dejado
una huella, el momentáneo regreso al pasaje inicial ya instala la expectativa
ante variaciones ulteriores, y de hecho, la ilación de los dos siguientes
motivos instrumentales desarrolla un perfil sinfónico ameno y agradable, un
poco al modo de una cruza entre PREMIATA FORNERIA MARCONI y CAMEL pero con un
talante moderno que ya conocemos en el paradigma de LA MASCHERA DI CERA y los
primeros álbumes de FINISTERRE. La suave coda con tarareo y piano eléctrico
abre la puerta al arribo de ‘L’Isola Delle Lacrime’, pieza que se extiende por un
espacio de 17 ¼ minutos. Su espiritualidad general es ceremoniosa, apoyada en
climas grisáceos cuyos recursos centrales están a cargo de los colchones de los
sintetizadores y los sobriamente aguerridos riffs de guitarra: en los primeros
minutos, se siente un aire de gracilidad electrónica al modo de un krautrock
“contaminado” con estilizaciones propias del modelo sinfónico. Para cuando
llegamos a la frontera del octavo minuto, nosotros ya hemos disfrutado de una
sección marcada por un groove ameno y llamativo y otra signada por un
romanticismo cálido, siempre contando con la teatralizada dupla vocal de Jenny
Sorrenti y Max Manfredi, con aportes adicionales de Claudio Roncone. Las
siguientes secciones de esta suite transitan desde el sinfonismo estandarizado
hasta el folk-rock de raíces renacentistas (algo así como un paseo por aromas
de la tradición progresiva mediterránea bajo la guía del paradigma Genesiano), aterrizando
finalmente sobre un reprise del primer motivo que, al preservar la presencia de
las flautas que asumieron un rol importante en la sección de cariz
renacentista, resulta enriquecido.
En fin, ‘Ho Rischiato Di Vivere’ es la suite más
larga del álbum: durando poco menos de 26 ½ minutos, cierra el disco con un
esplendor fastuoso y ambicioso. Las cinco secciones de que consta esta suite se
titulan ‘Ho Rischiato Di Vivere - Parte
Prima’, ‘ Ritratto Di Donna In Nero’, ‘Memoriale’, ‘Gargoyle’ y ‘Ho Rischiato
Di Vivere - Parte Seconda’. Para la
ocasión, Claudio Milano (sí, el mismo de NICHELODEON y otros proyectos
avant-progresivos radicales) se luce como invitado estrella al canto. Con un
ritmo marcial de la batería empieza a instalarse el primer motivo, el mismo que
guarda enormes aires de familia con precedentes propuestas de música progresiva
de tendencia tenebrista (GOBLIN, MORTE MACABRE, DEVIL DOLL), además del
proyecto L’OMBRA DELLA SERA (donde también estuvo involucrado Zuffanti, mira
por dónde). El siguiente pasaje alterna momentos de ágil luminosidad con otros
en los que se perpetúa el tenebrismo antes mencionado, lo cual repercute
eficazmente en que se enfatice la teatralidad: una sonata sobriamente fúnebre
de piano y unas flotantes capas de sintetizador acompañan a una recitación
seguida de un canto sutilmente torturado. En una tercera instancia nos
preparamos para recibir un despliegue de musicalidades aguerridas que se
emparentan apropiadamente con los pasajes más robustos de la suite precedente.
Los ornamentos provistos por los violines ayudan mucho a recordar el parentesco
con el paradigma de los legendarios DEVIL DOLL, y lo mismo sucede con el pasaje
inmediatamente posterior, el cual comienza con una base de guitarra acústica
para luego ir ascendiendo en un crescendo rockero sumamente imponente en su
crepuscular densidad emocional. Aquel ritmo marcial del inicio reaparece
brevemente para inaugurar la pauta de los siguientes motivos, los cuales
despliegan climas de juguetona neurosis sobre esquemas rítmicos viscerales que
son manejados con típica exquisitez progresiva: esto nos recuerda una vez más
al modelo de LA MASCHERA DI CERA, y cómo no, también a ciertas estrategias
creativas que hemos hallado antes en discos de HÖSTSONATEN, LA COSCIENZA DI
ZENO, LE PORTE NON APERTE y NOT A GOOD SIGN. Los últimos minutos de la suite se
desarrollan sobre un compás lento que irradia una abrumadora nostalgia, no
totalmente exenta de las vibraciones claroscuras y tenebristas que tuvieron un
peso tan significativo en las primeras secciones: el llenado contundente de los
teclados y el peso de las bases armónicas de la guitarra proporcionan un
oportuno despliegue de majestuosa emotividad.
Nos ha gustado mucho lo producido por esta nueva
iniciativa italiana: LA CURVA DI LESMO y “la Curva Di Lesmo” son nombres a
tener muy en cuenta en el catálogo de una buena fonoteca progresiva actualizada
pues su propuesta es manifestación de una curva de sabiduría musical.
Muestra de “La Curva Di Lesmo”.-
L’Isola Delle Lacrime: https://fabiozuffanti.bandcamp.com/track/lisola-delle-lacrime
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