“Así continuó Anabelas su cósmico
desplazarse en espiral por los espacios vacíos del sueño, ondulando entre lo
que podríamos decir la conciencia propia y las intersecciones de una realidad
que cada tanto la ve aparecer en la fluorescencia de las piedras, en la
perfección quimérica de las estructuras móviles del abrazo, entre silencios que
le son absolutamente propios.” Esta leyenda ocupa la funda interior
del clásico del movimiento progresivo argentino “Anabelas”, perteneciente al
colectivo BUBU, el cual instauró una de las páginas más excelsas, intensas y aventureras del legado progresivo argentino de los 70s, una página que, de hecho, constituyó todo un hito dentro de la escuela avant-progresiva en tierras sudamericanas. Este colectivo ya no es tan solo una figura luminosa en un
relato de grandezas pasadas sino una vida renovada que ha vuelto a conectarse
con el universo a través de un nuevo trabajo, un EP titulado “Resplandor”.
Pongamos orden a nuestras ideas comenzando por el principio.
Las
raíces de BUBU se asientan en las mentes de los jóvenes estudiantes de arte del
Instituto Di Tella, quienes gozaban de un amplio y creativo marco de referencia
en los mundillos de la literatura, el teatro, las artes plásticas, y por
supuesto, la vanguardia rockera de esa primera mitad de los 70s. Allí se dio la
primera asociación del bajista Daniel Andreoli con el baterista Jorge “Monin”
Liechtenstein (entonces, de ORION’S BEETHOVEN), el flautista Ricardo La Civita,
el guitarrista Sergio Blostein, el violinista Noel Reyes, el carismático
cantante Miguel Zavaleta y el saxofonista Wim Fortsman en saxos. SION fue el
nombre escogido para el naciente ensamble, el cual tenía la mira puesta en una
propuesta sonora que fuera tan vigorosa como fastuosa: así las cosas, Andreoli
y Forstman se erigieron pronto en los creadores principales del grupo, al cual
concebían bajo coordenadas orquestales. Andreoli se hacía cargo de la música y
Forstman, de las letras. La disolución de SION no desmotivó a los
sobrevivientes, quienes armaron BUBU desde las cenizas de aquél: como a
Andreoli se le otorgó una beca en el Collegium Musicum para profundizar sus estudios
musicales en composición. De hecho, fue la composición el rol que Andreoli hubo
de asumir en exclusiva en BUBU, pues ahora el grupo contaba con las presencias
del bajista Edgardo “Fleke” Folino y el recién llegado guitarrista Eduardo
Rogatti, además del nuevo baterista Eduardo “Polo” Carbella, la flautista Cecilia
Tenconi, el violinista Sergio Polizzi, junto al sempiterno frontman Miguel
Zavaleta. Este último era inmensamente vital en las presentaciones en vivo de
BUBU: su fuerza de carácter como cantante venía acompañada de su desparpajo
actoral humorístico y su manejo de los contextos teatrales y la escenografía
que añadía colores especiales a la compleja y muy intelectualizada música de la
banda. En palabras del propio Andreoli, “lo que atraía a la gente era una
combinación entre la música de BUBU en sí y todo el despliegue que había sobre
el escenario, y esto era un aporte innegable de Zavaleta.” Una de las cosas que
más se suele recordar de aquellos primeros tiempos es un sketch protagonizado
por Zavaleta donde éste encarnaba a un tipo de traje y corbata con una maleta
llena de dinero en sus manos, manteniendo una satírica interacción con una mujer
de ropas glamorosas.
Andreoli ya tenía compuesta la amplia y ambiciosa suite bipartita “El Cortejo De Un Día Amarillo” antes de recibir la mencionada beca de composición, por lo que el abandono de un rol exteriormente activo en el grupo en aras de la exclusiva labor de composición le permitió desarrollar esta máxima inquietud de su ser. Él y Fortsman tenían muy en claro que la partitura era la estrategia necesaria para el desenvolvimiento musical de BUBU: la lógica de su gestación era inusual, pues primero se hacía la música y luego se delineaba la conformación del ensamble que debía ejecutar esa música. Este tipo de disciplina creativa se plasmó fehacientemente en “Anabelas”, tema que muestra la obsesión por KING CRIMSON, OLIVIER MESSIAEN e IGOR STRAVINSKY que por entonces tenía el buen Andreoli. Por supuesto, Forstman, además de ser el gran vientista que es, tenía talento ejecutivo para poner las cosas en marcha dentro del grupo… ¿o no sería mejor llamarle orquesta de rock? Dentro de estas pautas, la batería operaba como el instrumento más libre de todos, lo cual resultaba muy útil a la hora de avivar el swing de los momentos más febriles e intensos. Dejamos a Andreoli que nos explique cómo era la dinámica de los ensayos: “Ensayábamos las bases por separado. Bajo y batería por un lado. Después bajo, guitarra y batería. Y saxo, violín y flauta por otro lado. Después se ensamblaban todas las partes. El mérito por el resultado obtenido fue de todos los músicos, ya que el esfuerzo y la entrega fueron totales. Y no era fácil, porque más de uno ya estaba casado y tenía hijos y esto no daba dinero.” Es una pena que todo este arduo trabajo por amor al arte no se reflejara en el apoyo explícito por parte de algún sello discográfico: a pesar de que BUBU tuvo muchas presentaciones en vivo, los planes de la grabación de un disco se iban postergando, lo cual creaba un creciente deterioro y una no menos creciente incomodidad en los integrantes. Cuando las sesiones de grabación para el disco “Anabelas” por fin empezaron a tener lugar (entre marzo y octubre de 1978), Zavaleta solo estuvo en el grupo en los dos primeros días: sus discrepancias continuadas frente a Forstman llegaron a su punto máximo. El disco se tuvo que realizar con Petty Guelache ocupando el rol de vocalista.
A
fin de cuentas, fue ésta la alineación que quedó inmortalizada en el registro
del álbum de debut de BUBU, fue éste el BUBU que logró por fin abrirse al
mundo. La absoluta maestría e infinita sensibilidad de cada integrante del
ensamble permiten a cada pieza de “Anabelas” mostrarse como oro hecho sonido:
el ensamble es exquisito y fiero a la vez, haciendo de la musculatura una nueva
variedad de estilización… tal vez una variedad diabólicamente celestial.
Incluso en aquellos pesajes en los cuales la guitarra o el saxo emiten
despliegues rudos prevalece impoluto el sentido de la exquisitez. En las
alternaciones e interacciones de saxo, flauta y violín se da una facilidad para
transitar a través de parajes arquitectónicos que se repite en los viajes más
libres; en paralelo, el trípode de guitarra, bajo y batería muestra gran
soltura a la hora de reciclar las influencias de KING CRIMSON – tanto la época
del “Red” como del “Lizard” –, MAGMA, MAHAVISHNU ORCHESTRA y FRANK ZAPPA.
También se puede observar algo de la influencia del Canterbury en su faceta más
“salvaje”: pensamos en los momentos más filudos de SOFT MACHINE y de CATAPILLA,
por ejemplo. Y por si fuera poco, también confluencias con esa línea (mal) llamada RIO que desarrollaron los legendarios HENRY COW, especialmente en sus dos primeros álbumes. En más de un ocasión notamos que hay un aguerrido fraseo de
guitarra que se conjuga fluidamente con los ornamentos de los vientos, lo cual
permite que el desarrollo melódico de turno se sienta tan bizarro y tan
cautivador a la vez: este elemento particular es un indicio irrefutable de la
capacidad de BUBU de funcionar como una orquesta sin recurrir a encorsetamientos,
sino por el contrario, manejar dinámicas renovadoras propias de las vertientes
más osadas y cerebrales del movimiento progresivo. El bloque sonoro del
ensamble se enriquece ocasionalmente con la presencia del invitado Mario Kirlis
al piano, así como por la de un ensamble coral de seis personas. Como es
natural dentro del cosmos musical de BUBU, que tanto espacio da a las amalgamas
orquestales de vientos y violín, la flauta es el instrumento más destacado y relevante
de estos dos.
El nuevo disco fue grabado en el último mes del año pasado 2015, siendo publicado en la red a mediados del presente 2016: veamos ahora los detalles específicos de “Resplandor”. Durando poco más de 3 minutos, la pieza homónima abre este EP con un despliegue de vigor extravagante cuya refinadamente neurótica arquitectura sónica ya reconocemos de los tiempos del primer disco. Las alternancias de protagonismo entre la guitarra, el saxo, la flauta y el violín están meticulosamente dibujadas dentro del gran espectro intensivo del bloque instrumental en pleno. Cómo no, la dupla rítmica asienta su dinamismo sustentador con un riguroso y bien afiatado músculo desde el cual se proyecta la antes citada neurosis musical. Nunca se llega al punto de saturación para el oyente cuando de combinar los paradigmas de KING CRIMSON y FRANK ZAPPA se trata. El tema más extenso es ‘Omer’, ocupando un espacio de casi 6 ¾ minutos: el lirismo introspectivo y la tensión emocional asolapada de la primera sección dan buenos réditos al ensamble, el cual toma un impulso nuevo a la hora de articular la segunda sección, construida sobre un dinamismo jazz-rockero cubierto bajo un sobrio ropaje de estilizado sinfonismo. El inicial impone su presencia de nuevo para completar el cuerpo central de la pieza con un lirismo enriquecido por una renovada fastuosidad. Cierra el EP ‘(Se Ponga El) Cielo Negro’, tema que cumple con la misión fundamental de volver a la intensidad extrovertida del primer tema y darle una expansión temática más ambiciosa, penetrándolo con ciertas referencias a los pasajes más punzantes de la suite del primer álbum. Eso sí, la inclusión de un pasaje reposado a mitad de camino nos toma gratamente de sorpresa al modo de un recurso disruptivo que reconstruye la musicalidad inherente al tema a fin de cimentar el camino hacia el clímax conclusivo. Esta nueva música es grandiosa, y a la vez, nos hace lamentar profundamente que sea tan breve, pero al menos, es un indicio indudable de una vitalidad progresiva renacida a todo dar.
Si
éste es el presente de BUBU como registro fonográfico, en cuanto a la praxis, es
de celebrar que el ensamble reconstituido haya tenido un celebrado debut en un
concierto que tuvo lugar en el Teatro El Cubo el pasado 7 de julio. Ojalá sea
éste solamente el preámbulo de un próximo desarrollo de nuevas ideas musicales
dentro del gran escenario de la música progresiva de hoy en día.
Muestras
de “Anabelas” y del BUBU actual.-
El
Cortejo De Un Día Amarillo: https://www.youtube.com/watch?v=24Pu-ngYpkU
Sueños
De Maniquí: https://www.youtube.com/watch?v=RKPrUYCTyYg
Resplandor: https://bubuprog.bandcamp.com/track/resplandor
(Se
Ponga El) Cielo Negro: https://bubuprog.bandcamp.com/track/se-ponga-el-cielo-negro
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