HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy
echamos una mirada atrás hacia una de las joyas más rotundas e imponentes del
legado viviente de KING CRIMSON: nos referimos al álbum “Discipline”, el que
marcó el inicio de la no muy larga pero sí muy intensa etapa ochentera de esta
regia entidad progresiva. En efecto, el periodo iniciado entre los primeros
meses de 1980 (cuando Robert Fripp quería volver a los escenarios en un
contexto grupal) y culminado en el 11 de julio de 1984 tras un fabuloso
concierto en el Spectrum de Montreal, Canadá, el cuarteto conformado por el
propio Fripp [guitarra y guitarra-sintetizador], Bill Bruford [batería y percusión acústica y electrónica],
Adrian Belew [voz principal y guitarra] y Tony Levin [Chapman Stick, bajo y coros] gestó una
trilogía poderosa donde confluían fluida e incendiariamente el estándar
tradicional del Crimsonismo de mediados de la década anterior, las inspecciones
en una nueva psicodelia rockera que Fripp traía de sus experimentos con Brian
Eno así como de su disco solista “Exposure”, la maduración del fundamento
jazz-rockero que Bruford ya había acuñado bajo su propia personalidad y los
aspectos más bizarros del discurso de la new-wave (a partir del paso de Belew
por TALKING HEADS como músico de apoyo y también del paso del mismo Fripp por
el efímero proyecto THE LEAGUE OF GENTLEMEN): “Discipline”, “Beat” y “Three Of
A Perfect Pair”. Unánime es el clamor que declara al primero de estos discos
como el cénit de esta etapa del legado Crimsoniana y nosotros ciertamente
formamos parte de este coro mayoritario. Como parte de la serie de reediciones
de la 40th Anniversary Series, “Discipline” reapareció en el mercado
fonográfico, en el año 2011, como un ítem doble de CD y Blu-ray con la labor de Steven Wilson a
cargo de la meticulosa ingeniería de sonido.
Lo
curioso es que Fripp, cuando convocó a Bruford y luego hizo lo propio con Belew
(ya famoso por haber estado en las bandas de apoyo de FRANK ZAPPA y DAVID
BOWIE, además de lo de los TALKING HEADS), no tenía en mente reformar KING
CRIMSON sino un nuevo grupo, el cual tuvo como primer nombre a DISCIPLINE. Ya
completo el cuarteto con el ingreso de Tony Levin (afamado y ocupado sesionista, entre otros, para PETER GABRIEL, ALICE COOPER y JOHN LENNON) y con algunos días de ensayos y
preparación de nuevo material, Fripp reconoció el sonido que se estaba gestando
desde las entrañas, cerebros y sistemas nerviosos de los músicos: era el sonido
de KING CRIMSON, con una nueva actitud, pero con esa esencia tan particular e inconfundible, así
que era natural que se retomara el nombre directamente. Para Bruford ésa fue
una buena noticia, pues aunque la expectativa de ver a unos veteranos del rock
juntarse para formar un nuevo grupo llamado DISCIPLINE era patente, sin embargo, fue cuando se readoptó el nombre de KING CRIMSON que el asunto pasó a ser la
resurrección de una banda venerada de la élite rockera de los 70, por tanto, las cosas
mejoraron notablemente en cuanto a financiación y logística para el cronograma
de conciertos. De todas formas, los primeros conciertos del grupo fueron programados todavía
bajo la etiqueta de DISCIPLINE. Los Island Studios fueron los que
albergaron las labores de grabación del nuevo disco, un proceso que tomó 3
semanas después de una gira europea que duró 3 semanas, la cual comenzó a los 3
semanas de iniciarse las sesiones de primeros ensayos y composición del nuevo
repertorio Crimsoniano... o Disciplinario, si se le prefiere llamar así. Levin
estaba pletórico de felicidad y buenas sensaciones con su situación de
integrante de una banda firme, pues ya en los albores del nuevo milenio y cerca
de llegar a los 35 años de edad, se sentía preparado para ser algo más que un sesionista. El genio de Levin no pasó inadvertido a Fripp cuando se estaba
germinando este nuevo KING CRIMSON: el hecho de que organizara audiciones para
integrar al bajista faltante (siendo uno de los candidatos más notables nada menos que el
mismísimo Jeff Berlin) se debió a que él sabía que Levin tenía una
agenda muy ocupada, pero apenas supo de las intenciones del buen Tony de situarse en
una posición profesional más estable, el cuarteto se completó al instante. El
primer concierto de DISCIPLINE tuvo lugar en el Moles Club de Bath – una de las
ciudades británicas más abiertas a la difusión y expansión del rock
experimental – en el último día de abril de 1980, y ya la cosa no tenía cómo
parar hasta que el cuarteto pudiese, como mínimo, grabar un álbum de estudio. Ya
sabemos que todo se extendió hasta una trilogía.
Bueno,
repasemos ahora los detalles del legendario “Discipline”. El inicio del álbum
es todo un clásico: ‘Elephant Talk’ es una canción eufórica y traviesa, a la
par que cerebral y seria. Mientras Belew exorciza los fantasmas de TALKING
HEADS capitalizando el estilo vocal de David Byrne y Fripp retoma los asuntos
pendientes desde el último disco de estudio de KING CRIMSON (“Red”) y su propio
álbum solista “Exposure”, el magistral Bruford sigue ahondando en las
vibraciones más intensas de su corazón jazzero, haciéndose eco de su propia
experiencia con una banda de apoyo. En medio de toda esta trifulca armónica de
dispares fuentes de inspiración, Levin convierte a su Stick en instrumento
protagónico tanto en el incendiario prólogo como en su manera tan robusta de
articular su presencia como una especie de tercera guitarra. La letra expone una
inmisericorde crítica contra la cultura del talk-show y los opinólogos en los
medios televisivos, algo que todavía aumenta su presencia en la cultura popular
de nuestros días. ‘Frame By Frame’ es la canción que sigue a continuación y
proyecta un esplendor progresivo aún mayor, explayándose con un dinamismo
apabullante a través de la alternancia de tempos en 7/8 y 4/4. Los ornamentos
que impone Bruford a su ingeniería rítmica son divinamente diabólicos mientras
que los instrumentos de cuerda elaboran una arquitectura tan tensa como
luminosa. Todo un cénit del álbum… y no será el único. ‘Matte Kudasai’ brinda
un momento de serenidad desde el cual se exhibe una aureola de cálida
melancolía: básicamente se trata de un blues-rock progresivo marcado con un
swing jazzero sobriamente sofisticando, combinando aires hawaianos y orientales
en su desarrollo melódico. ‘Indiscipline’ es otro cénit, un clásico
indiscutible del legado post-70ero de KING CRIMSON. Estando musical y
poéticamente centrado en la tensión propia del diálogo confrontacional con el
yo que enfrenta una artista ante la elaboración de una escultura que a ratos le
complacía y a ratos le aborrecía (la entonces esposa de Belew Margaret escribió
sobre esta experiencia en una carta). La pieza comienza con un dueto de Stick y
batería donde el primero mantiene un groove minimalista y la segunda arroja
algunos redobles impacientes que anticipan el maelstrom turbiamente inteligente
que ha de expandirse cual lava psicótica en las tres secciones instrumentales,
todas ellas marcadas por el 5/4 del Stick para que las guitarras alternen y combinen
solos y riffs. Para las partes habladas, la instrumentación se retrotrae para
crear una densidad sutil. El espasmódico mantra “I repeat myself when under stress” y el clamor final “I like it!” son de antología. Esta canción y la primera muestran a un Belew capaz de superar a David Byrne en el desarrollo de su dadaístamente intenso paradigma vocal: se vuelve “Belewiano”, realmente.
Solo una canción como ‘Thela Hun Ginjeet’ puede asumir la tarea de seguir adelante con el repertorio tras el fenomenal cierra de la primera mitad que impuso ‘Indiscipline’ con su cerebralmente desatado arrebato. Recibiendo la herencia del fragor inconmensurable de ‘Indiscipline’ tanto como la de la extroversión jovial de ‘Elephant Talk’, ‘Thela Hun Ginjeet’ abre la segunda mitad del repertorio con extrema fuerza de carácter. La autoritaria musculatura de los guitarreos y los robustos juegos de pulsaciones creados por la dupla Levin-Bruford. El título es un anagrama de la frase heat in the jungle (calor en la jungla) y hace directa alusión a una anécdota muy desagradable – aunque amena cuando es vista desde afuera –que vivió Belew justo en la época de los primeros ensayos del grupo en Londres. Resulta que el buen Adrian estaba paseando con una grabadora para registrar ruidos y voces callejeras en algunas calles londinenses cuando, primero, unos rastafaris de mala actitud trataron de robarle su grabadora, para luego toparse con unos agentes de policía que le llamaron la atención por exponerse innecesariamente a pasear a solas por un lugar tan peligroso. Su nerviosa narración de la anécdota fue secretamente grabada por Fripp y finalmente buena parte de su monólogo quedó registrada como “letra oficial” de la canción. Cuando se evaporan los últimos ecos de las pesadamente distorsionadas notas finales de guitarra de ‘Thela Hun Ginjeet’, nos preparamos para disfrutar del momento místico del disco: ‘The Sheltering Sky’. Bruford inicia las cosas tocando un hipnótico compás con un tambor de madera propio del folclore norteafricano mientras la guitarra rítmica de Belew se encarga de acentuar ciertos golpes percusivos de su colega, una instalación segura de la atmósfera exótica que ha de completarse mágicamente con la imponente acción exorcista que Fripp perpetra a la guitarra-sintetizador. Por su parte, Levin sustenta todo a paso firme mientras añade algunos vibratos que gestan recursos de determinante tensión. En algún momento de la segunda parte, Belew elabora un solo sobrecogedoramente místico mientras Fripp pasa a crear capas tan densas como minimalistas; como contrapelo, la labor del bajo se torna un poco más suntuosa. Para el último minuto, Belew y Fripp regresan a sus respectivos roles iniciales hasta dejar a Bruford dar unos golpes solitarios para el cierre.
Otra “fechoría discográfica”, perpetrada esta vez por la misma gente de KING CRIMSON, es el ocultamiento desde las reediciones de fines de los 80s, de la mezcla original de la hermosa balada ‘Matte Kudasai’, la cual incluía un solo de notas sostenidas de Fripp. Si bien es verdad que Fripp y Belew coincidieron en que dicho solo se sentía superfluo dentro de la estructura general de la pieza en cuestión, la cosa es que algo se sentía “raro” cuando comparábamos reediciones digitales anteriores con nuestro vinilo original de 1981. En fin, todo terminó bien pues esa versión original (ahora bautizada como alternativa) está incluida como bonus track en el remaster del 30mo aniversario, como parte del Blu-ray de esta reedición que tenemos ahora en nuestras manos. Una anécdota jugosa respecto a este solo del cual se renegó en el “Index Crimsoniano” es que los primeros acordes de dicho solo citan al bello instrumental ‘Peace’ de ese lejano segundo álbum “In The Wake Of Poseidon”, tal vez la más bella pieza de guitarra clásica que haya compuesto jamás el maestro Robert Fripp. Una segunda anécdota referente a esta bella balada es que la edición surcoreana del disco tuvo que hacerse cambiándole el título a la traducción inglesa ‘Please Wait For Me’ debido al aspecto antinipón de la idiosincrasia de dicho país: la alternativa de omitir la canción no era práctica para efectos de apreciación estética del disco ni para el respeto a la integridad de la visión de los artistas que lo forjaron. Otras novedades reveladoras de esta reedición incluyen una selección de loops vocales de Belew, algunos de los cuales fueron integrados a algunos de los temas del disco, además de las mezclas alternativas que registra Wilson de ‘Thela Hun Ginjeet’ y ‘The Sheltering Sky’, y la versión de 12” para las pistas de baile de ‘Elephant Talk’ (muy marchosa, la verdad que sí). Como curiosidad especial, se nos brinda un audio-documental sobre la aterradora historia de ‘Thela Hun Ginjeet’.
Toda
la experiencia de gestar, arreglar, grabar y promocionar “Discipline” como una
obra no solo de resurrección sino de remodelación de KING CRIMSON está perfectamente
plasmada en estas palabras de Robert Fripp: “Sí,
de seguro que esto se trata de KING CRIMSON. Pero es una banda de rock moderno
que toca en 1981 y me atrevería a decir que algunos fans tradicionales de KING
CRIMSON pueden ir a vernos esperando que toquemos las canciones rutinarias,
pero si yo fuera un seguidor de KING CRIMSON tendría la expectativa de no
recibir lo que me dictan mis expectativas”. Por su parte, Adrian Belew
pontifica sobre la perfecta retrospectiva: “¡Pienso
que era probablemente la mejor banda del mundo que existía entonces! Era
simplemente la mejor alineación y se dio la perfecta combinación de elementos:
lo pesado lo ligero, lo divertido y lo oscuro. Simplemente creo que había algo absolutamente
mágico en la banda y ese primer disco es la prueba de ello. Aún suena novedoso”.
No podríamos tratar de mejorar la precisión conceptual que atraviesa a estas
palabras tan directamente entusiastas del entonces frontman y perfecto socio guitarrista
de Fripp, ni tampoco nos esforzaremos en hacer una hermenéutica de las mismas,
algo que sería soso, redundante y trivial. Simple y llanamente, celebraremos en
estas palabras finales que en el año 2011 se hizo esta reedición de “Discipline”,
una obra monumental e intensa que testimonia cómo se hacían las cosas en la élite
rockera de inicios de los 80s. WE LIKE IT!!!
Muestras
de “Discipline”.-
Frame By Frame: https://www.youtube.com/watch?v=2HL-gGLu8Jo
Thela
Hun Ginjeet: https://www.youtube.com/watch?v=nOrYTBaT1z0
Matte
Kudasai [version original del 1981]: https://www.youtube.com/watch?v=4407HSVi-GA
Elephant
Talk [en vivo en Fridays, 1981]: https://www.youtube.com/watch?v=GTQrlDzqUCA
Indiscipline
[en vivo en Old Grey Whistle, 1982]: https://www.youtube.com/watch?v=JmvA7oWGb40
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