Sunday, November 13, 2016

DAEVID ALLEN WEIRD QUARTET: testimonio del fin de la fiesta patafísica


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Daevid Allen está muerto desde el 13 de marzo del 2015 pero su partida no significó el final definitivo e inapelable de su presencia en el mercado musical, pues a mediados de febrero pasado se publicó un disco de un proyecto dirigido por él que pasó a denominarse DAEVID ALLEN WEIRD QUARTET: el título del disco es “Elevenses”. Este disco es el resultado de una labor de largo plazo cuyo germen estuvo en las participaciones de Allen y Michael Clare (bajista del DAEVID ALLEN'S UNIVERSITY OF ERRORS) como invitados en un disco de SPIRITS BURNING del año 2002, y fue allí que Don Falcone, el líder de SPIRITS BURNING, propuso que ellos tres hicieran algo por su cuenta. Trey Sabatelli (baterista de THE TUBES) completó el cuadro poco después, siendo bautizado el grupo por Allen como WEIRD, y más tarde como WEIRD BISCUIT TEATIME. Una vez reunido y grabado el material que puede llenar un disco, éste habría de llamarse “DJDDAY”. Como las grabaciones, mezclas y adiciones de pistas adicionales se hacía a ritmo lento y en dos estudios distintos, a veces había que recurrir a Paul Sears (el magistral baterista-percusionista de THE MUFFINS) para reemplazar a Sabatelli. Alguna vez Falcone y Sears intercambian roles de baterista y teclista, y además, el inquieto Falcone va más allá de sus aportes a los diversos teclados que maneja con otros aportes a la percusión y al bajo adicional. Allen, por su parte, alterna entre la guitarra eléctrica “normal” y la glissando guitar, su instrumento de bandera: también canta, por supuesto. Como colaborador ocasional, Jay Radford se multiplica grabando partes de guitarras eléctrica, acústica de 12 cuerdas y bouzouki en uno de los temas del repertorio. Mientras las últimas mezclas avanzaban, Allen mostraba su gran alegría por la labor hecha, pero también estaba él muy debilitado por el cáncer que terminó llevándoselo al más allá a inicios del año 2015. Una vez terminado este disco, el ensamble asumió el nuevo y definitivo nombre de DAEVID ALLEN WEIRD QUARTET y el álbum pasó a titularse “Elevenses”, siendo publicado tanto en formato de CD como de vinilo por el sello Purple Pyramid, una sucursal de Cleopatra Records.

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Pasemos ahora al repertorio del disco mismo, que es, entre otras cosas, la auténtica carta de despedida de ese espíritu insaciablemente libre de la vanguardia rockera que fue Daevid Allen. Aunque también puede describirse como un menú para la última cena, pues la palabra del título significa tentempié o tapitas. Con la tripartita ilación inicial de ‘TransLoopThisMessage’, ‘Imagicknation’ y ‘The Latest Curfew Craze’, las cosas se ponen en marcha bajo una aguerrida modalidad psicodélica. Tras el minuto y medio de abstracciones industriales de directo matiz etéreo que nos brinda ‘TransLoopThisMessage’, surge ‘Imagicknation’ con su peculiar manera de remodelar la faceta más reposada del GONG primigenio (anterior a su trilogía clásica) mientras la arropa con una aureola Canterburyana que con suma facilidad nos remite al primer álbum de SOFT MACHINE así como al de CARAVAN. ‘The Latest Curfew Craze’ completa esta ambientación inaugural solventemente a punta de establecer una versión elegante de la visceralidad cósmica que el legado de GONG dejó como paradigma especial y motivador de la primera generación del rock progresivo. Cuando esta secuencia triádica haya terminado nos habremos complacido con un viaje caleidoscópico desde un amanecer nebulosamente ceniciento hacia un mediodía festivamente colorido, y será entonces el turno de ‘Kick That Habit Man’, un blues psicodélico que se sitúa a medio camino entre la opípara ironía surrealista de Allen y la cortante frugalidad de CAPTAIN BEEFHEART. Los discretos ornamentos de sintetizador y la percusión programada ayudan mucho a mantener un aire modernista para el bloque sonoro edificado por Allen, Sears y Clare. En su espacio de 3 ½  minutos, ‘Secretary Of Lore’ nos brinda un bello viaje progresivo donde el paradigma del space-rock se nutre de añadidos retazos semejantes al krautrock en su dimensión más ensoñadora. ¡Qué pena que no dure más!... pero es que ahora es el turno de ‘Alchemy’, un instrumental saltarín.

Con la dupla de ‘The Cold Stuffings Of November’ y ‘Grasshopper’ atravesamos el ecuador del repertorio. El primero de estos temas nos muestra un ejercicio de grisácea densidad manejado con tan meticulosa sobriedad que el protagonismo compartido del teclado y la batería en el entramado sonoro no se hace para nada abrumador. Por su parte, el segundo se enfila hacia un groove más ligero aunque el motif central hereda, al menos en parte, el talante grisáceo de la pieza precedente. Sears elabora una cadencia maravillosa que se asemeja a la faceta adusta de la primera escuela del rock-in-opposition (estamos pensando en los ART BEARS así como en AQSAK MABUL) mientras los teclados van llenando espacios a placer en un delirante retorcimiento de estándares fusionescos que se acomodan al vuelo psicodélico del momento. La flotante coda de ‘Grasshopper’ abre la puerta al arribo del cinismo festivalero de ‘God’s New Deal’, una canción breve que oportunamente ofrece un momento de relax humorístico tras los excelsos ejercicios de seriedad sónica que vinieron antes. El invitado Radford hace sentir el bouzouki y la guitarra de 12 cuerdas a la hora de sostener el candor deseado para esta pieza. ‘Dim Sum In Alphabetical Order’ establece una síntesis entre la señorial densidad de ‘The Cold Stuffings Of November’ y la abstracción combativa de ‘TransLoopThisMessage’. Las recurrentes línea de bajo y las exhalaciones emergentes de la glissando guitar de Allen se hacen notar en medio de un esquema de trabajo que es lo suficientemente grácil como para mantenerse en un formato bien delineado y lo suficientemente tenue como para permitir la ocasional irrupción de un momento aleatorio. ‘Killer Honey’ prosigue por esta misma línea de trabajo pero con un acrecentamiento del factor psicodélico: además, la dupla rítmica asume una musculatura renovada de modo que se permite hacer resaltar su compleja cadencia en medio de la maraña grupal.



Ocupando conjuntamente un espacio de casi 11 minutos, los dos últimos temas del álbum se titulan ‘Under The Yum Yum Tree Cafe’ y ‘Banana Construction’, respectivamente. Como es obvio, el título de éste alude al disco solista de debut de Allen, el cual data de 1971. En el caso específico de este epílogo dual del álbum, tenemos a ‘Under The Yum Yum Tree Cafe’ desplegando un panorama de talante jazz-progresivo en un compás predominante de 7/8. Por su parte, ‘Banana Construction’ se encauza por una corriente sonora de temperamento pulsátil, bien centrada ésta en el nervio afilado de los guitarreos y el ímpetu banderizo de la sección rítmica (realmente soberbios Sabatelli y Clare). El fin de fiesta está diseñado para motivar los bríos más efusivos de la última danza antes de la marcha definitiva de Allen y sus ilustres secuaces. Como balance general, “Elevenses” nos ha causado una gratísima impresión y nos conmueve al extreme que los últimos pasos que diera el Sr. Daevid Allen en este valle de lágrimas se hayan concretado en un disco tan bueno como éste; el mérito también debe ser apropiadamente otorgado a sus compañeros de esta última travesía, Michael Clare, Don Falcone, Trey Sabatelli y Paul Sears. Gracias a todos ellos por este aperitivo patafísico y progresivo que resulta tan nutritivo y tan opíparo como un banquete organizado en algún sofisticado ambiente palaciego.

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