Tuesday, February 21, 2017

SETI: en tránsito hacia la tercera puerta

Seti Bold Travels album cover

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

SETI, el proyecto neo-progresivo del talentoso músico y compositor chileno Caludio Momberg, volvió a la carga en el pasado año 2016 con un nuevo disco conceptual titulado “Bold Travels”: se trata del tercer trabajo de estudio de SETI tras “Life Signs” (2005) y “Discoveries” (2010). Momberg se hace cargo de los teclados, los pedales bajos, algunas partes de guitarras elétrica y acústica, y también algo de bajo, pero la mayor parte del tiempo le acompaña a la guitarra Gabriel Hidalgo mientras que José Luis Ramos hace lo propio con el bajo. También cuenta con Juan Ricardo Weiler como baterista recurrente mientras los vocalistas Jaime Scalpello y Paula Vilches alternan roles en la primera voz. Como invitados ocasionales de lujo aparecen Damian Wilson, Clive Nolan y Steve Rothery, un dato que es muy revelador pues el esquema sonoro de SETI recibe en altas dosis los impactos influyentes del MARILLION de los 80s, el ARENA de la etapa 98-05 y del PENDRAGON más épico, con ciertos coqueteos momentáneos con la faceta melódica del prog-metal de vieja escuela.

Con la dupla inaugural de ‘The Hidden Messenger’ y ‘Children’ disfrutamos de un ingreso oportuno al cosmos sonoro del álbum. Ambas canciones coinciden en realizar un convincente centramiento en esquemas melódicos bien delineados, siendo la peculiaridad de esta última la de emplear quiebres rítmicos con mayor entusiasmo, incorporando  pasajes en 7/8 que aportan una agilidad motivadora al asunto. Antes de que nos olvidemos, la canción de entrada es la primera en incluir una intervención de Nolan. ‘Cascade Of Changes’ vira hacia algo más intimista, siguiendo el molde Genesiano de ‘Entangled’ y ‘Ripples’: bases armónicas de guitarras acústicas que transmiten una aureola de relajada serenidad mientras los ornamentos y orquestaciones de sintetizadores se asientan en una encrucijada entre lo sinfónico y lo cósmico. Durando casi 6 minutos, ‘Divine Decision’ vuelve en pleno al imperio del rock y lo hace con una hipnótica parsimonia que nos remite por igual al PINK FLOYD de la etapa del “Wish You Were Here” y al ARENA del “The Visitor”. Dado que los teclados ocupan aquí un rol protagónico dentro del punche ceremonioso que signa a la estructura esencial de la canción en cuestión, podemos muy bien describir a esta canción como una remodelación Emersoniana de la visión etérea de Richard Wright mientras persiste el influjo del estándar de ARENA en su faceta más ceremoniosa. Damian Wilson canta aquí y también lo hace en la canción que sigue a continuación, ‘The Third Gate’, la cual tiene un esquema rítmico más marchoso. Comienza con una estructura menos épica que cualquiera de las que se emplean en las dos primeras canciones del álbum, por lo que se función principal inicial dentro del repertorio del álbum parece ser la de proponer algo ameno y llamativo: pero desarrollos ulteriores muestran serios recursos de sofisticación, incluyendo un magníficamente complejo interludio que marca decisivamente lo que será el último tercio de la canción. Una mención especial debe ir para el bello solo de sintetizador que aporta Nolan en ésta, su segunda aparición invitada: alimentado por un manierismo bien cuidado, dicho solo brinda una vibración flotante que enriquece al esquema grupal. 

Cuando llega el turno de ‘Them’, el ensamble instrumental se propone gestar un híbrido entre los grooves y ambientaciones predominantes en las dos canciones anteriores. Con este híbrido de neo-prog y prog-metal melódico instalado sobre un esquema rítmico sobrio y parsimonioso, los quiebres rítmicos que ocasionalmente tienen lugar crean un buen efecto al igual que las capas y solos de teclado que van entrando a tallar durante el desarrollo temático. Los dos temas siguientes son sendos instrumentales: ‘Evolution’ y ‘The Great Conflict’, siendo así que en el primer caso tenemos al ilustre invitado Steve Rothery. ‘Evolution’ comienza con un absorbente despliegue de atmósferas cósmicas. Elaborando un curioso híbrido de VANGELIS, PINK FLOYD y TANGERINE DREAM, Momberg crea una atmósfera convincente mientras la guitarra aparece de vez en cuando dibujando retazos sutiles. Teniendo en cuenta que los últimos minutos de ‘Evolution’ aumentan el groove debido al sustento que da un loop sintetizado, el asunto se torna un poco más extrovertido, lo cual da pie al surgimiento de ‘The Great Conflict’, el otro instrumental, el cual muestra un punche contundente y consistente. En no poca medida, la inspiración para esta pieza proviene de los aspectos más potentes de las canciones 4-6, pero teniendo en cuenta que se trata de un tema netamente instrumental, los guitarreos y las intervenciones de los teclados cuentan con un campo de expresión mucho mayor, circunstancia que es debidamente aprovechada. Tal vez tengamos aquí el clímax decisivo del disco, pero aún queda el cierre definitivo, la canción ‘Anguish’, el cual se inserta con el final de ‘The Great Conflict’. Contando nuevamente con la participación de Rothery, el bloque instrumental desarrolla un clima de balada sinfónica al modo de una cruza entre PINK FLOYD y THE ALAN PARSONS PROJECT. El canto de Scalpello ostenta la expresividad correcta para la ocasión, la cual está diseñada para darle una aureola ensoñadora y melancólica al concepto del disco.


Todo esto fue “Bold Travels”, un magnífico viaje progresivo por el cual Claudio Momberg y sus colaboradores nos llevan hacia la tercera puerta del universo musical de SETI. Esperemos que el destino no tarde mucho en mostrarnos otros tránsitos futuros pues este disco nos ha dejado un muy buen sabor de boca.

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