HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
JONATAN PIÑA DULUC,
multi-instrumentista dominicano y genial creador musical dentro de las áreas
del rock progresivo y el jazz de vanguardia, nos brinda su trabajo solista “Drip
/ Culebra” desde fines del pasado mes de julio. Conocemos a PIÑA DULUC como integrante de EL TRÍO, grupo
de jazz-fusión progresivo que en años pasados nos ha complacido grandemente con
discos como “Siempre Que Hay Un Corazón” (2007) y “Las Manos” (2013). En EL
TRÍO, el buen JONATAN toca guitarra y saxofón, aparte de teclados en algunas
ocasiones. Ahora, este maestro se hace cargo de todo lo que suena aquí: saxofón tenor, guitarra eléctrica, bajo, efectos, samplers, percusiones... e incluso armatostes de percusión concreta como botellas, tapas, etc. Se hacen notar en el estilo performativo y la mentalidad creativa de PINA las influencias de figuras visionarias como HENRY KAISER, JOHN ZORN y FRED FRITH; el material contenido en “Drip / Culebra” es un catálogo de viajes deconstructivos donde se plasman paisajes abstractos de las perennes inquietudes y ansias del yo interior que sobreviven a las cuadriculaciones y esquematismos del mundo contemporáneo. Una óptica posmoderna sobre las tensiones generadas desde el corazón mismo del mundo contemporáneo, esto es lo que nos ofrece PINA dentro de una estupenda amalgama de avant-jazz, fusión, rock-in-opposition y experimentación electroacústica. Pero bueno, ya es hora de pasar a los detalles del disco que tenemos en nuestras manos.
Las ocho Partes de ‘Drip’
dan inicio al repertorio poniendo todas las cartas sobre la mesa en relación con el desafiante enfoque estético que nos ha de revelar PINA con toda su logística instrumental. Con la secuencia de las tres primeras Partes, ‘Prólogo’,
‘Three Up’ y ‘Mantra’, el concepto de ‘Drip’ se centra en una etérea mezcla de
sobriedad y sigilo donde los minúsculos pasajes de silencio son tan relevantes
como los de sonido real. Eso sí, hay un exquisito recurso de tensión en la
última nota de saxofón de ‘Three Up’ que supone un indicio inequívoco de que se
avecinan también algunos matices de densidad expresionista para la sección
siguiente, y de hecho, notamos alguna herencia de la faceta etérea de los
inolvidables MASSACRE en los flotantes fraseos que se arman durante el bien articulado
diálogo entre guitarra y saxo. ‘Gumshoes’ se enfoca en un swing reconocible
pero con una actitud deconstructiva que hace que siempre se sienta el peligro
de la disolución de la armazón sonora en curso, mientras que ‘Smear’ sigue por
una senda de extravagante extroversión a partir de esa disolución que ya tuvo
lugar. ‘Three Down’ es, ante todo, una coyuntura jovial, y su espíritu juguetón halla
espacios de recta focalización dentro del encuadre posmoderno que ya se ha
hecho dominante e imperativo. Con la dupla de ‘All Over, Let It Drip’ y ‘The
Deep’ concluye esta primera fase del álbum: la primera de estas dos Partes
ostaneta una musculatura parca mientras que la segunda de ellas vuelve al vuelo
etéreo con el que había comenzado el concepto de ‘Drip’, y eso conlleva cerrar
el círculo musical debidamente. ‘Plegaria’ se explaya por un espacio de casi 6
minutos, resultando la pieza más extensa del álbum. Abarca una fluida y filuda
mezcla de neurosis, jolgorio y luminosidad, la pieza elabora sus sucesivos
focos y estructuras con un dinamismo muy locuaz, basado en la soltura y el
desparpajo en los momentos saltarines, basado en lo crepuscular en los pasajes calmados.
Siendo un poco menos largo que ‘Plegaria’, ‘Veneno’ coquetea abiertamente con
el discurso fusionesco con raigambre tropical en cuanto a su cálida estructura
rítmica – siempre abierta al ocasional disenso – mientras la estructuración de
los volátiles juegos armónicos y los solos fluyen bajo las influencias de SOFT
MACHINE y JOHN ZORN. El pasaje final es conmovedoramente solemne.
Con esta dupla de ‘Plegaria’ y ‘Veneno’, el disco alcanza un cénit muy peculiar en lo referente al ideal de señorío posmoderno que signa a su orientación integral, pero todavía quedan buenas cosas por disfrutar. El siguiente tema se titula ‘Trío’ y consiste en un campechano ejercicio de free jazz que se retuerce en torno a sus propias
ansiedades deconstructivas, muy propias de esa vertiente del rock-in-opposition
que se hermana con el jazz experimental: el resultado se traduce en una tensión
expectante y aguerrida donde impera la norma de lo dadaísta, pues algo hay de jolgorio inocente en medio de toda esta combativa extravagancia. Las cuatro últimas
piezas del álbum son las cuatro Partes del concepto de ‘Culebra’. Con sus casi
3 ¼ minutos de duración, la Parte que se llama igual que el todo se explaya
solventemente. La segunda Parte se titula ‘Burgués’ y recibe la herencia de
efusividad surrealista de ‘Culebra’ para apaciguar un poco el fulgor reinante. Así
las cosas, ‘Barón’ emerge para recluirse en un vestigio otoñal del cual habrá
de germinar una furia electrizante que desde una primera instancia ya se estaba
gestando. El momento climático se impone con una irrefrenable aura de
exquisitez. ‘Epílogo’ concluye las cosas al modo de un retorno a las
vibraciones iniciales de ‘Barón’. JONATAN PIÑA DULUC se ha lucido a lo grande con este aventurero y recio repertorio de jazz vanguardista inspirado en la imagen un cosmos con diseño culebresco.
Muestras de “Drip /
Culebra”.-
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