Thursday, February 15, 2018

L’ALBERO DEL VELENO arrojan una nueva luz progresiva al destino oscuro de la vida


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy toca el turno de L’ALBERO DEL VELENO 
por motivo del reciente lanzamiento al mercado de su nuevo disco “Tale Of A Dark Fate”. Con la alineación de 
Nadin Petricelli [tecladosy sintetizadores], Lorenzo Picchi [guitarras], Michele Andreuccetti [bajo], Marco Brenzini [flauta] y Claudio Miniati [batería], el grupo se reafirma en su misión de crear un sinfonismo de claros tintes oscuros y con una ingeniería moderadamente modernizada, la cual se siente bien pertrechada de matices densos mientras desarrolla enfoques arquitectónicos melódicos sumamente refinados. Además, al contar con la colaboración adicional de Jacopo Ciani a la viola y el violín en algunas piezas del disco, el bloque sonoro puede enriquecerse de una manera efectivamente envolvente. También hay por ahí algún pasaje coral que fue arreglado por Cesare Valentini. Todos los temas del disco están hilados en un continuum que sabe preservar su integridad estructural a través de las convincentes e imparables variantes musicales que tienen lugar tanto a lo largo del repertorio como dentro de cada pieza individual. Este disco fue publicado en octubre del pasado año 2017 por el sello Black Widow Records, más exactamente, el 31 de octubre, el Día de las Brujas: veamos ahora los detalles de su repertorio.


La dupla de ‘Prelude – The Poison Tree’ y ‘Morpheus’ pone en marcha las cosas, primero con una sección prologar de talante expectante sobre una secuencia sintetizada suavemente cósmica, para luego pasar a un cuerpo central sombríamente ceremonioso que abre espacios a pletóricos desarrollo melódicos con fuerte presencia de los múltiples teclados. Los riffs y fraseos de guitarra emiten una fuerza  de carácter solvente que halla un debido eco en la labor de la dupla rítmica, pero sin duda está en las orquestaciones y bases armónicas de los teclados el centro neurálgico de la ingeniería musical en curso. Alrededor de la frontera del cuarto minuto y medio, la pieza da un viraje temático hacia una ambientación solemne que se dirige focalizadamente hacia un breve reprise final del primer motivo. Acto seguido emerge ‘Phobetor’ para heredar buena parte de ese espíritu solemne que se instauró en el último tercio de la pieza anterior y ahonda en él para dar un giro nostálgico y contemplativo al esquema sonoro del álbum. A medio camino entre los PINK FLOYD del año 1975 y los GOBLIN de los cuatro primeros álbumes, el ensamble crea un elegante ejercicio de sinfonismo con tintes grisáceos que se traduce eficazmente en una fusión de fulgor palaciego e inquietud afligida. La miniatura ‘Interlude I – Momus’ consiste en una hermosa  sonata de piano que abre la puerta al arribo de ‘Phantasos’, un cénit decisivo del álbum en el que la banda empieza a dar mayor rienda suelta  a sus intereses tenebristas. La impolutamente precisa arquitectura de melodías góticas y la rectitud del esquema rítmico a través de sus variaciones de groove se compenetran a las mil maravillas. El lúgubre epílogo dominado por misteriosas síncopas de batería y llamativas corales de mellotrón conforma un epitafio perfecto para la pieza mientras se enrumba hacia el fade-out. Durando solo quince segundo, ‘Interval’ consiste en, tendiendo así un puente hacia ‘Clotho’, que con sus poco más de 7 minutos de duración se erige como la pieza más larga del álbum. También instaura otro cénit para el repertorio, consistiendo su esquema de trabajo en una anexión entre el vitalismo solemne de ‘Phobetor’ y la densidad tenebrosa de ‘Phantasos’. La pieza que escuchamos ahora recibe algo de la herencia espectral de ‘Phantasos’, efectivamente, pero su propio talante señorial insinúa una instancia metafísica, algo así como un poder real desde una dimensión transmundana y no tanto los delirios errantes de un espíritu vagabundo.

Con los últimos golpes de bajo de ‘Clotho’ se hace la llamada para que comience ‘Lachesis’, tema diseñado para acoger, delinear y concretar las aristas más rotundamente rockeras del ideario estético de LALBERO DEL VELENO. El compás recurrente es de 6/8, algo que es aprovechado en las instancias finales para elaborar un pequeño motif en clave de vals sinfónico. Nos vamos acercando al final del repertorio cuando llega el turno de ‘Interlude II – Ananke’, pieza que comienza con capas flotantes de sintetizadores donde se impone un tenor onírico, para luego extrapolarse hacia. ‘Atropos’ exhibe una continuación del crescendo con el cual concluía el interludio precedente y lleva al fragor rockero del grupo hacia una nueva elevación. Además, al contar con un eficaz manejo de compases inusuales durante la mayor parte de las instancias temáticas que se van sucediendo, esta pieza en cuestión gesta una nueva cúspide de ingenio progresivo dentro del disco. Posiblemente tenemos aquí el ítem culminante hacia el cual se encaminaba la serie de ideas compositivas vertidas en las piezas anteriores. Durando casi 5 minutos, ‘Postlude – Moros’ pone el punto final del disco y lo hace adoptando un aura romántica bajo la imponente guía del piano. Poco más de tres cuartos de hora de intensas musicalidades prog-sinfónicas, eso es lo que nos ha brindado la gente de L’ALBERO DEL VELENO... y parece que con eso basta para demostrar que es un disco muy recomendable, y de paso, muy destacado dentro de lo que se ha estado haciendo en la escena italiana a lo largo de estos últimos años. Lo que nos brindó este grupo en el pasado año 2017 realmente vale una recomendación al 100%. 


Muestras de “Tale Of A Dark Fate”.-
Phantasos: https://alberodelveleno.bandcamp.com/track/phantasos

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