Saturday, October 19, 2019

Ascensión futurista de RICHARD PINHAS y TATSUYA YOSHIDA


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos el enorme placer de presentar el nuevo trabajo fonográfico colaborativo del maestro francés RICHARD PINHAS y el maestro japonés TATSUYA YOSHIDA, recurrentes colaboradoress en previos proyectos a dúo o más amplios, hermanos de sangre avant-progresiva. Con PINHAS a la guitarra y los efectos mientras YOSHIDA se hace cargo de la batería, los teclados y ocasionales ornamentos vocales, se ha forjado el repertorio contenido en 
“Ascension”, un trabajo formidable que muy bien puede ser caracterizado como el disco más refinado que ha hecho hasta el momento este excelso aquelarre bicéfalo. Lo que tenemos aquí es un disco íntegramente programado y grabado en el estudio de YOSHIDA en Tokio, mezclado por él mismo justo antes de que se iniciara la reciente gira japonesa de PINHAS: en todos los eventos de esta gira estaba también presente sobre el escenario YOSHIDA, ya sea estrictamente completando el dúo o con un formato más amplio (p.e., con MERZBOW). Como es normal, teniendo en cuenta el rol de YOSHIDA en este proyecto fonográfico, el sello Magaibitsu Limited se hizo cargo de publicar el disco en cuestión a fines del pasado mes de setiembre, justo cuando estaba por terminar la más reciente gira japonesa de PINHAS. De hecho, en la misma fecha en que se publicó el disco del cual hoy vamos a hablar, se publicó también una nueva edición de “Live In Japan”, disco originalmente producido en el año 2015 y que recogía pasajes de varios conciertos que este mismo dúo ofreció en Japón entre el 16 de noviembre y el 1 de diciembre del año 2014. Pero bueno, ya iremos a eso en otra ocasión: por ahora, nos concentramos en “Ascension”, ¿vale?



Los temas primero y tercero del disco se titulan ‘Ignition’ e ‘Infection’, respectivamente, y coinciden en durar 10 minutos cada uno. Tras un inicio amenazador colocado sobre un ominoso tempo lento en 7/8, el dúo se desata para no volver a contenerse jamás en lo que queda del tema. La batería de YOSHIDA, una vez que despliega una agilidad muscular, hace que las capas sintetizadas y los retazos flotantes de la guitarra adquieran una dentellada renovadora. La primera instancia de esta agilidad es intrépida e impetuosa, la segunda se encuadra dentro de una ceremoniosidad grave y adusta, adustez que le da un aire misterioso a la reinante fastuosidad. Poco antes de llegar a la frontera del séptimo minuto, la batería se detiene para que las capas cibernéticas se muestren con mayor claridad, motivando así que el retorno de la batería sea en clave free form: los últimos minutos de ‘Ignition’ están diseñados para catalizar una parcial liberación de la tensión omnipresente. ‘Infection’ transita por una marea sónica similar donde lo ceremonioso y lo nervioso confluyen en una garra unitaria. El primer pasaje es cadenciosamente oscurantista, el segundo se explaya hacia un vitalismo más robusto mientras el entorno mecanicista se va haciendo más envolvente, y el tercer jam se asienta sobre un swing impetuoso que nos mueve en clave de blues-rock psicodélico… algo así como una idea perdida de HAWKWIND que fue remodelada por los HELDON del “Un Rêve Sans Conséquence Spéciale”. Con un breve reprise del primer motivo que se termina evaporando en un fade-out, la pieza completa su viaje a través de una versión más corrosiva de la polimórfica suntuosidad que había motivado la ingeniería de ‘Ignition’ anteriormente. En medio de estos dos temas se sitúa ‘Affection’, una pieza sustentada sobre un groove alegre en clave jazz-rockera donde la batería se deja acompañar ocasionalmente por secuencias rítmicas que emulan tambores africanos. Algo muy a lo KOREKYOJINN, según podría parecer, a través de un filtro space-rockero que viene de perlas para la ocasión. Por su parte, los solos de PINHAS emergen con una furia celebratoria que nos remite tanto a los tiempos de HELDON (fase 1976-9) como a su glorioso disco solista de inicios de los 80s “L’Ethique”. Un bien articulado ejercicio de espiritualidad celebratoria en medio que viene muy bien en el espacio intermedio que se abre entre las columnas de magnificencia modernista que antes describimos.



La pieza que da título al álbum es un maratónico ítem de 35 minutos: claramente, se trata del centro neurálgico del disco, dado el ambicioso conglomerado de focos de la aventura del sonido que el dúo franco-japonés exhibe elabora a través de cada sección que se integra en esta suite. Los títulos sucesivos de dichas secciones son ‘Procession’, ‘Ascension’, ‘Vision’, ‘Invasion’, ‘Confusion’, ‘Elision’, ‘Decision’ e ‘Illusion’. Todo comienza con una actitud relativamente reposada, aunque más bien cabe designarla como contemplativa: hay una serenidad patente en el flotante solo de guitarra que va explorando varios surcos de la electrónica ventisca gestada desde el minimalista y denso trasfondo cibernético. Una vez que la batería entra en acción, el dúo vuelve a explorar una ambientación ceremoniosa mientras la guitarra se proyecta hacia uno de sus momentos más incendiarios de todo el disco. En una tercera instancia, lo ceremonioso persiste y asume una aureola distinguida sobre un tempo de 7/8: las llameantes vibraciones de la guitarra bajan un poco su nivel de intensidad aunque todavía son generosas en sus exhibiciones de musculatura ígnea al más puro estilo del cyber-punk. En algún momento, las cosas se calman notoriamente hasta el punto de establecer nexos con los TANGERINE DREAM de fines de los 70s: el tarareo con falsete de YOSHIDA le da un aire lírico al asunto. Luego, el groove anterior vuelve al frente y lo hace con un arrojo más diligente; esto no dura mucho pero causa suficiente impacto como para motivar la gestación y ulterior desarrollo de un jam prog-psicodélico sobre un compás sofisticado. Se nota que hay una comunión ingenieril entre las mentes de ambos músicos mientras van incorporando variantes al enfoque de grácil vivacidad y gallarda densidad que se impone en este momento particular. Mientras todo termina sumergiéndose en un vacío, la cosa es que la siguiente estación sonora es una de caos impregnado de jovialidad dadaísta: es un momento en el que la confusión, lejos de ser el resultado de una causa desatinada, es causa de sí misma dentro de una lógica combativamente deconstructivista. No se trata de un pasaje demasiado extenso de por sí, pero logra asentar sólidamente un clima de estimulante inquietud, algo a lo cual se contraponen los dos siguientes pasajes, líricos y arquitectónicos como son. Eso sí, no falta el cántico afectadamente solemne de YOSHIDA en el primero de éstos para poner una cuota adecuada de humor surrealista al asunto, mientras que el segundo logra sembrar en su jardín interior un bosque de enérgica tensión, logrando así que la base melódica se enriquezca con sus propios retorcimientos nervudos. Poco antes de tocar la frontera del trigésimo minuto, hay una capa de guitarra que anuncia la emergente gestión de la última sección, la cual explora unos gentiles aires etéreos donde las escalas del teclado dirigen el modo en que deben vibrar las capas de guitarra en comunión con las palpitaciones de las del sintetizador. Volvemos al territorio del krautrock electrónico.  


  

En conclusión, “Ascension” es, ante todo, una maravilla de disco que nos muestra a PINHAS y a YOSHIDA engarzados en perpetuas intercomunicaciones musicales mientras sus respectivas mentes y corazones se encuentran en un estado de pletórica gracia creativa, una gracia que siempre viaja en dirección ascendente. La vitalidad del ideal del rock experimental cibernético-progresivo sigue tan vigente como siempre gracias a este nuevo aporte realizado por RICHARD PINHAS y TATSUYA YOSHIDA.




Muestras de “Ascension”.-


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