Friday, February 21, 2020

Una nueva mirada al planetario prog-electrónico de CIRO PERRINO



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

El maestro CIRO PERRINO, una de las figuras centrales de ese legendario grupo italiano que fue CELESTE, siempre fue un músico activo aunque no siempre se hizo notar en el escenario comercial. En todo caso, uno de los episodios más importantes de su trayectoria fue su primer disco solista, titulado “Solare” y publicado en el año 1980 por el sello Ciao Records, tras haber sido grabado el año anterior. Se trataba de un disco conceptual sobre los planetas de nuestro sistema solar, siendo así que por aquel entonces había un lugar para Plutón: centrado en el discurso del prog electrónico, PERRINO tocó los sintetizadores ARP 2600, Arp Sequencer, Arp Omni-2, Eminent, EMS AKS y Moog, el Mellotrón, el EKO Rhythmcomputer, y la batería. El esquema sonoro desarrollado a lo largo del disco se sitúa muy cómodamente en las coordenadas entrecruzadas de VANGELIS, TANGERINE DREAM (etapa 75-77), KLAUS SCHULZE (75-78), y hasta cierto punto, JEAN-MICHEL JARRE. Casi 40 años más tarde, durante el último tercio del pasado año 2019, PERRINO subió las maquetas originales del disco a su blog de Bandcamp bajo el título de “Planets”, y poco después, tras una campaña de crowdfunding, pudo gestionar la edición física del mismo a través del sello Mellow Records (más exactamente, el 6 de noviembre). El hecho de que ahora el maestro PERRINO esté rescatando una versión previa a la posproducción que en su momento llevó a “Solare” implica que se han omitido los efectos especiales de fondo que se añadieron en la susodicha edición original. No solo eso, también ha incluido la composición dedicada a Neptuno, que había sido omitida inicialmente. PERRINO se siente satisfecho con esta edición nueva y definitiva que ordena las piezas del repertorio de acuerdo a la sucesiva lejanía de cada planeta titular respecto al Sol; los títulos están ahora en inglés. Veamos los detalles de los ítems contenidos en este concepto musical planetario. 



Durando poco más de 5 minutos, ‘Mercury’ instaura un clima ágil donde las capas armónicas de base y la secuencia en loop comparten el protagonismo dentro de la ingeniería sonora global. En base a ésta, uno de los sintetizadores se encarga de establecer el motif mientras que otro emite ornamentos fulgentes que pueden evocar tanto los saltos de fuego solar que truenan tan cerca del planeta titular como las vibraciones calurosas que retumban en el terreno de éste. Con la dupla de ‘Venus’ y ‘Mars’, el esquema musical armado por PERRINO transita de lo grácil a lo solemne. En el caso de ‘Venus’, el desarrollo temático es cálido y evocador, dando una apariencia de envolvente luminosidad que siempre se cuida de volverse enceguecedor; se queda siempre en un nivel etéreo mientras deja que su destello se haga notar sobre el negro trasfondo donde se mueve. Por su parte, ‘Mars’ es una pieza muy sigilosa, haciendo alusión al carácter guerrero que signa al ideario mitológico del nombre del planeta titular. En todo caso, no hay aquí un talante bélico en el desarrollo temático sino una mezcla de misterio y señorío, algo así como el transitar escondido de un soldado que prepara una emboscada o el descanso de un guerrero cansado de tanto pugnar por la victoria ansiada. ‘Jupiter’ es el ítem más breve del disco con sus 3 minutos y pico de duración: no necesita mucho tiempo PERRINO para jugar con la idea de una divinidad soberana que observa desde su cetro cósmico las órbitas que trazan los demás vagabundos celestiales, todos ellos más pequeños que él. El lugar de Saturno tiene dos secciones: ‘Saturn (The Rings)’ y ‘Saturn (The Planet)’, ocupando el primero un espacio de casi 4 ½ minutos, y el segundo, de 6 ½ minutos. Esto obliga al músico y compositor a verter aquí las instancias más fastuosas de este trabajo conceptual. La primera sección está emparentada con el aura de señorial fulgor que antes apreciamos en ‘Venus’, mientras que la segunda se centra en una mecánica razonablemente densa donde la estructura melódica llevada por uno de los sintetizadores opera como un contrapeso cordial. La secuencia armónica tiene bastante peso dentro del armazón sonoro general, pero se advierte que los teclados utilizados para la orquestación central y el motivo melódico se manejan con una fuerza de carácter muy oportuna para la ocasión. Tal vez tenemos en esta secuencia de las piezas #5 y #6 el cénit del álbum.    

   

‘Uranus’ es el tema más extenso del disco con su duración de 7 ¾ minutos. Su esquema melódico y las orquestaciones cósmicas bajo los cuales ella se desarrolla portan una mezcla de aureola solemne y vibraciones polícromas. Podemos ver aquí la elaboración de un espacio intermedio entre el fulgor explícito de la primera pieza y la calidez envolvente de la segunda, a la par que le da un nuevo giro a la majestuosidad sostenida bajo la que se delineó el cuerpo central de ‘Saturn (The Planet)’. El armazón musical es lo suficientemente atractivo como para resistir varios repasos mientras van pasando los minutos: en lo referente a la atmósfera general, hay mucho de los TANGERINE DREAM de la etapa 75-77, así como de los dos primeros álbumes de JARRE. Otro momento climático del disco. ‘Neptune’ (como dijimos en el primer párrafo de la presente reseña, la gran novedad de este disco) se orienta hacia una atmósfera más misteriosa, hasta sombría en algunos momentos, pero aún así, brota aquí un lirismo cristalino que recoge parte del señorío distante de ‘Mars’. En fin, ‘Pluto’ pone punto final a las cosas con un talante austero donde las capas armónicas de los sintetizadores fungen como motif por sí mismos. Hay un cierto coqueteo con el minimalismo, pero más que nada, se trata aquí de exhibir el carácter extravagante e indescifrable de la órbita (o personalidad) del planeta titular. Todo esto fue lo que se nos brindó en “Planets”, la renovada y definitiva versión de “Solare”, una muy inspirada colección de exploraciones progresivas electrónicas que pone sobre el tapete a la figura del maestro CIRO PERRONI como un compositor versátil. Ya va siendo hora de sacarle de la oscuridad y darle un sitial visible dentro del parnaso vigente de la vanguardia italiana de los cinco últimos decenios. 

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