JAGA JAZZIST inauguran una brillante pirámide musical
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy tenemos la excelente y excitante ocasión de presentar el nuevo
disco del opulento y genial ensamble noruego JAGA JAZZIST, el cual se titula “Pyramid”
y fue publicado hace muy poco tiempo, específicamente, el pasado 7 de agosto. Este grupo pilar de la vanguardia jazz-progresiva escandinava del nuevo milenio nos ha hecho esperar muchos años desde su anterior trabajo de estudio “Starfire”, 5 años para ser exactos, pero no es hora de quejarse, sino de disfrutar de este séptimo álbum de este virtuoso ensamble. El personal de JAGA JAZZIST está actualmente conformado por Lars Horntveth [guitarras eléctrica, acústica y pedal steel, clarinetes,
saxofones, teclados, sintetizadores, teclados, vibráfono, piano y
programaciones], Marcus Forsgren [guitarra eléctrica y voz], Even Ormestad [bajo],
Line Horntveth [tuba, corno alto, eufonio, flauta y voz], Erik Johannessen
[trombón y voz], Martin Horntveth [batería, percusión y programación], Øystein
Moen [sintetizadores, clavinet y órgano Hammond] y Andreas Mjøs [vibráfono], exactamente la misma que gestó el antes mencionado álbum precedente. Para
el primero de los cuatro temas que conforman este nuevo álbum, el colectivo
contó con la colaboración de David Wallumrød al sintetizador ARP Pro-Soloist. A diferencia del caso del disco anterior, que tomó más de un año de sesiones de grabación y experimentaciones sonoras para ser completado, este nuevo álbum se grabó en solo dos semanas. El estudio escogido para la ocasión fue uno ubicado en un bosque del país vecino Suecia. Todas las composiciones aquí presentes son de la autoría de Lars Hornveth. “Pyramid” cuenta con edición tanto en CD como en vinilo transparente, siempre bajo la responsabilidad del sello Brainfeeder. Bueno, ahora vayamos a los detalles de su repertorio, ¿vale?
‘Tomita’ abre el disco siendo la pieza más extensa del mismos con sus
13 ¾ minutos de duración. Sus parajes iniciales están impulsados por un ambiente etéreo y relajante que se explaya en una cruza entre la faceta introvertida del jazz-fusion clásico (como unos WEATHER REPORT o unos RETURN TO FOREVER) y el nu-jazz; las sobrias líneas del saxo, compinchadas con flotantes retazos de sintetizador, conforman el núcleo central para la operabilidad del armazón instrumental. Poco antes de llegar a la frontera del tercer minuto se instala un esquema rítmico electrónico, y es aquí donde el cuerpo central de la pieza empieza a definirse propiamente. Al comienzo, el groove general es cálido y sensual sin abandonar del todo las vibraciones introvertidas del inicio, pero pronto el swing general se suelta en una agilidad delicada y elegante. Dado que las pulsaciones persistentes del nuevo swing parecen sospechosamente emparentadas con el motorik, ahora funciona aquí un híbrido de jazz-prog con krautrock. Las diversas intervenciones de la guitarra y de los vientos generan cristalinas expansiones melódicas para el cuerpo central por un buen rato hasta que llegamos a la frontera del noveno minuto y medio, que es cuando se da un viraje hacia una palpitación más aguerrida de parte de la dupla rítmica. Aunque el esquema sonoro grupal no se torna pesado propiamente dicho, se nota que el ensamble está movilizándose con una musculatura renovadora; en medio de este afán climático, el desarrollo temático sigue bien insertado en el predominio de lo melódico y lo textural, algo que viene muy bien cuando llega el epílogo que ocupa el último minuto para exhibir una majestuosidad serena. ¡Qué comienzo de álbum tan épico, señoras y señores! Luego sigue la dupla de ‘Spiral Era’ y ‘The Shrine’, siendo su función principal la de ampliar e intensificar la paleta sonora que la banda ha dispuesto para este nuevo álbum; siendo ambas piezas vivaces, la primera de ellas se centra en lo pletórico mientras que la segunda se orienta más hacia lo grácil. En efecto, ‘Spiral Era’ se asienta cómodamente en un groove llamativo dentro de un enfoque modernista que empapa tanto al ambiente general como a los entramados sonoros concretos. Lo que suena aquí es como un híbrido entre los delineamientos más atmosféricos de “Starfire” y el esquema de trabajo del primer álbum de WESERBERGLAND (proyecto formado justamente por un exintegrante de JAGA JAZZIST). Por su parte, ‘The Shrine’ se mete en el legado del cool jazz con un enfoque cibernético: el hechizo envolvente de su motif central se encuadra dentro de una sofisticada ingeniería prog-electrónica que agita mesuradamente sus matices juguetones. Algunos arreglos de vientos ostentan un cierto talante Zappiano (de la fase 69-72).
El final del disco llega de la mano de ‘Apex’, una pieza que, en muchos sentidos, establece una síntesis de las atmósferas predominantes en los dos temas precedentes, esta vez, con una agilidad más frontal y una soltura más patente en el empleo de los sintetizadores y demás recursos electrónicos. Aunque el grupo se sitúa más cerca de los TANGERINE DREAM de la etapa 1979-84 (y del electro-funk al cual se dedicó HERBIE HANCOCK en buena parte de los 80s, dicho sea de paso) que de WEATHER REPORT o JEAN-LUC PONTY en cuanto a la estructura orgánica de la pieza, todavía se sienten los latidos elegantes y señoriales del discurso jazzero contemporáneo, particularmente en el armazón de las progresiones armónicas y en ciertos quiebres rítmicos que tienen lugar en un interludio. En toco caso, la prestancia amena es la clave central de este tema de cierre, una alternativa interesante a los diversos niveles de exuberancia musical derrochados en los tres temas precedentes. En fin, todo esto fue lo que se nos ofreció desde los cuarteles del colectivo de JAGA JAZZIST con “Pyramid”, un disco que supone un nuevo paso adelante en la siempre inquieta visión musical del grupo en cuestión. Este excelso ensamble se ha renovado sólida y convincentemente en su trayecto particular dentro de los siempre expansivos horizontes del jazz-prog, y ni siquiera ha necesitado disponer de 40 minutos completos para dejar plena constancia de ello. Recomendable al 200% esta brillante pirámide musical de los JAGA JAZZIST, la verdad que sí... como cualquier cosa que ha hecho este grupo desde su fundación a mediados de los 90s. Cada disco de este ensamble ha sido una efigie imperial hecha sonido y el caso actual de “Pyramid” no ha sido la excepción.
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