Thursday, March 18, 2021

Un paso más allá para LARS BOUTRUP’S MUSIC FOR KEYBOARDS

 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Escandinavia se lució a lo grande en cuanto a la producción progresiva del pasado año 2020, tanto en cuanto a discos publicados por grupos como por artistas solistas. Un caso así es el que hoy tenemos en nuestras manos: el cuarto disco del proyecto del teclista danés LARS BOUTRUP que se llama LARS BOUTRUP’S MUSIC FOR KEYBOARDS, así de directo y simple. Respondiendo al título de “The Great Beyond”, fue publicado durante la primera mitad de marzo del pasado año 2020 (sabemos que esta reseña es un poco tardía y pedimos perdón por eso). El proyecto es un trío conformado por BOUTRUP a los teclados y los sintetizadores, el bajista Niels W. Knudsen y el baterista-percusionista Spike Nior. Tras estar involucrado en los mundos del glam-rock y el hard roock en los 80s y 90s, en el ya lejano año 1997, BOUTRUP empezó a componer y grabar música para películas mudas en Dinamarca y Suecia, y un año después formó su propia banda llamada BIG BANG, la cual no duró mucho ni tampoco llegó a concretar contrato de grabación alguno. En fin, el año 2005 vio salir a la luz el disco de debut homónimo de LARS BOUTRUP’S MUSIC FOR KEYBOARDS, siendo así que el tercer álbum “Small As a Ball” (del año 2015) fue el primero que realmente logró llamar la atención seriamente dentro de las redes difusoras del género progresivo. Con este nuevo disco “The Great Beyond”, BOUTRUP y sus compinches siguen cosechando la siembra de ese disco precedente, llevándola a un nivel un poco más alto de pomposidad sinfónica. Fuera de este proyecto solista, el protagonista de la presente reseña es integrante del quinteto JURUDA MUSIC. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio del disco que ahora nos convoca.  


 

La miniatura de un minuto y medio ‘The Rising’ abre el repertorio con una serie de capas cósmicas cuyo cariz flotante es opacado por la suntuosidad absorbente de sus emisiones, y de esta manera, se prepara el terreno para la emergencia de ‘M. T’, una pieza ágil y llamativa que se alza fácilmente como una colorida encrucijada entre los senderos musicales de EMERSON, LAKE & PALMER, SAGA y PÄR LINDH PROJECT. Sin dejar de tomar en cuenta los evidentes aspectos retro que operan dentro del entramado sonoro del trío, el hecho es que algunos recursos de sintetizador funcionan muy bien a la hora de añadir una vivacidad modernista al asunto. ‘Whatever Mama Said’ sigue a continuación para explorar aún más fehacientemente el camino de grooves llamativos marcado por la pieza anterior, esta vez con una agilidad más explícita y un dinamismo más grácil. Aunque la estructura musical y la esencia de esta pieza están bien enraizadas en el discurso progresivo a lo ELP, el espíritu de la composición misma está más cercano al jazz-rock (un poco a lo COLOSSEUM II), lo cual permite que el desarrollo y el afianzamiento de la musculatura esencial diseñada para la ocasión goce de campo abierto para la expansión de su gancho. Con sus 7 ¾ minutos de duración, ‘Dripping Cycles’ se erige como la pieza más extensa del álbum, siendo así que ella asume la misión de combinar la ceremoniosa ampulosidad del prog sinfónico con el talante ensoñador de la música electrónica. Asentado sobre un medio tiempo que le ayuda a preservar un aire señorial y circunspecto, este tema recibe con los brazos abiertos las influencias del RICK WAKEMAN del nuevo milenio, PINK FLOYD y VANGELIS, y eso se traduce en un clima y un desarrollo temático muy metidos en lo espacial, muy centrados en una psicodelia amable que permite al sinfonismo operante arroparse con atuendos empíreos. Hemos disfrutados de dos momentos culminantes del álbum. ‘Jerry And The Suitcase’ vuelve de lleno a la extroversión y la musculatura, pero esta última se muestra de manera mesurada debido al carácter juguetón y travieso del motif central de la pieza. Los ecos de los aires cósmicos de la pieza anterior no se han desvanecido del todo, pero éstos son ahora ornamentos de capitalización para el ahora reinante espíritu de jolgorio.           
 
‘Inventio’ se caracteriza por desplegar una serie de capas hipnóticas, siendo así que los teclados de BOUTRUP usan lo cósmico ya no dentro de una ingeniería estructurada, sino como una estrategia de observaciones y contemplaciones que se internalizan para generar una musicalidad envolvente y evocadora. Esto nos remite, de algún modo, al VANGELIS de la primera mitad de los 80s. ‘Ich Will Tanzen’ cambia de registro para establecer un dinamismo robusto sobre un tempo no demasiado frenético. El swing es llamativo y recibe suficientes ornamentos de parte de la batería como para que la gracilidad inherente a la pieza se preserve con solvente atractivo. Siendo el órgano el instrumento protagonista en los solos, sus intervenciones expresan la hibridización perfecta entre los paradigmas de WAKEMAN y JOHN LORD, un recurso idóneo para potenciar la energía esencial de la pieza. ‘Klavier Stück Für Freude’ es un solo de piano bien situado dentro de los cánones románticos de un CHOPIN o un LISZT: es el único momento de auténtica introspección dentro del álbum, y el protagonista lo lleva a cabo con pulcra precisión y sublime exquisitez. Durando poco más de 6 ¾ minutos, la pieza homónima cierra el repertorio por vía de una síntesis performativa entre las piezas #2 y #3, creando recursos de imponente suntuosidad sinfónica mientras el bloque sonoro elabora un equilibrio entre el vigor orquestal y los ornamentos modernistas. A través de la ceremoniosa majestuosidad que marca al desarrollo temático, se advierte la emergencia de algunos breves pasajes opacos, siendo así que éstos sirven para impulsar algo de densidad dentro de las destacadas vibraciones grandilocuentes. Un final imponente mas no atosigante para un álbum repleto de elegancia: “The Great Beyond” es, ante todas las cosas, un disco refinado que bien puede servir para introducirse en el mundo de LARS BOUTRUP’S MUSIC FOR KEYBOARDS y apreciar su enfoque renovado de todas las influencias recibidas de la tradición progresiva centrada en los teclados. Para nosotros, ha sido un descubrimiento muy interesante. 


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