Friday, December 03, 2021

El gran acto de insurgencia musical de COMBAT ASTRONOMY

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hay muy buenas noticias desde las vertientes más aventureras dentro del amplísimo espectro de la música progresiva de nuestros tiempos: nos estamos refiriendo a la publicación del nuevo trabajo fonográfico de COMBAT ASTRONOMY: se titula “Shamanic Insurgency” y fue publicado el pasado 22 de octubre por vía del blog de Bandcamp del susodicho ensamble. Para este momento de la historia vigente de COMBAT ASTRONOMY opera una logística dual conformada por James Huggett [bajo, guitarras y efectos] y Martin Archer [saxofones, órgano y teclados]. En algunas instancias, la trompetista Charlotte Keeffe también añade sus aportes al futurista entramado sonoro que asienta la esencia nuclear de este proyecto. Esta nueva encarnación del grupo permite a su propuesta terca y combativamente vanguardista establecer un dinamismo renovador con respecto a los enfoques más abstractos e impenetrables que se había plasmado en otras obras cruciales dentro del catálogo de COMBAT ASTRONOMY como son “Symmetry Through Collapse” (2017) y “Kundalini Apocalypse” (2013). Ya el pasado año 2020 resultó bastante ocupado con la realización de dos álbumes, “Ahgmat” y “Ultra Vires”, donde Huggett se hacía cargo de toda la instrumentación. En esta nueva situación, y dando amplios espacio a su colega perpetuo Archer para que obtenga su propio lugar dentro de esta etapa particular de COMBAT ASTRONOMY, resulta clara la intención de realizar un enfoque más ecléctico donde el punk-jazz, el prog de línea RIO, el avant-metal y el krautrock comulgen dentro de una maraña sonora resistente y osada. Huggett es un músico oriundo de Gran Bretaña que radica en los EE.UU. desde fines de los 90s (St. Paul, Minnesota), y que también tiene formación en artes visuales: COMBAT ASTRONOMY es su vehículo de expresión y el sello ZOND fue creado por él para la publicación de varios discos de este proyecto, aunque últimamente se ha centrad exclusivamente en la distribución digital. Bueno, pasamos de una vez a los detalles del repertorio contenido en “Shamanic Insurgency”.

El comienzo del álbum viene de parte de ‘Ruler Describes Shifts’, exhibiendo una viveza robusta y neurótica que llena espacios con su vibrante exultación oscurantista que se acomoda perfectamente al compás complejo creado para la ocasión. Lo que suena es una poderosa mezcla de punk-jazz y math-rock. Los vientos van cumpliendo diversos roles a la hora de complementar los riffs de guitarra o añadir recursos expresivos que, a pesar de la apabullante atmósfera general, hace lucir su talante refinado. Cuando llega el turno de ‘Shrine Warning’ el ensamble se dispone a trabajar con una serie de cadencias más machaconas, las mismas que no llegan a ser totalmente rudas al estar pautadas sobre un esquema rítmico sofisticado. Hay un aura traviesa en esta pieza que reemplaza convincentemente al nervio tormentoso que había marcado al tema de entrada. También hay que decir que los solos de los vientos ostentan un mayor frenesí, trayendo consigo aires avant-progresivos. Primer cénit decisivo del repertorio. El tercer tema del disco es el titular y tiene algo particularmente interesante que decir. En efecto, ‘Shamanic Insurgency’ se mete de lleno dentro de área del metal industrial con ciertos ribetes de punk-jazz operando en algunas tonalidades que entran a tallar por vía de los ornamentos provistos por los vientos, y, por qué no, también algunos aires Crimsonianos propios de la fase 2000-03. ‘Last Witness’ ocupa un espacio de 13 minutos y cuarto y su función principal es la de retomar y reformar el groove principal del primer tema del álbum, pero con un manejo más estratégico de las imparables vibraciones incendiarias que obligatoriamente tienen que entrar a tallar. Esta nueva táctica sonora se apoya en no poca medida en el empleo importante de bases de sintetizador, los cuales llenan el cauce sobre el cual el bajo y la batería programada crean un puente comunicador. Esto hace que el vitalismo en curso que se eleva orgullosamente a lo largo de la amplitud de la presente pieza adquiera algunos ribetes krautrockeros (por así decirlo) en medio de lo que evidentemente es un imperio contundente e intransigente del punk-jazz bajo una legislación progresiva. El epílogo se enfoca en capas cósmicas signadas por una majestuosidad misteriosa, la misma que no suena precisamente ajena al paradigma de los TANGERINE DREAM de la fase 1973-75. Otro excelente cénit del álbum.
 
‘Arc Of Vion’ está a cargo de cerrar el álbum a lo grande con sus 24 minutos y tres cuartos de duración. Todo empieza en clave serena con unos parcos y sosegados acordes de guitarra que se ornamentan con calculados retazos de múltiples saxofones. De esta manera, empieza a armarse el primer groove central de la pieza, el mismo que se caracteriza por una animación ceremoniosa (tras un breve arranque parsimonioso). Suena aquí una grácil e inaudita mezcla de metal industrial con matices psicodélicos, RIO y jazz-prog: el vigor inclemente de lo primero, la reciedumbre retorcidamente tenebrosa de lo segundo y la exquisitez palaciega de lo tercero. Alrededor de la frontera del cuarto minuto y medio, emerge un pasaje astutamente sutil que inserta recursos de cálido lirismo en medio de la garra neurótica que sigue estando bastante controlada en su recreo expresivo. Más tarde, el bloque sonoro se torna un poco más neurótico cuando emergen fieras intervenciones del saxofón, lo cual prepara el camino para el arribo de una nueva sección centrada en la combinación de minimalismo y cadencias jazz-rockeras. Lo que sale de esto es como un ritual tribal que persiste en su solitario solipsismo en medio de un anónimo despliegue de pasajes mecanizados. Poco antes de llegar a la frontera del minuto 17, los ornamentos de los vientos y de recursos electrónicos (un sintetizador hermanado con una guitarra filtrada) anuncian un nuevo momento de fastuosidad en medio del persistente swing tribal. Siendo así que este momento gesta una ingeniería parcialmente luminosa, todavía se sitúa frente a una atmósfera mecanizada que se rehúsa a ceder un milímetro cuadrado de su espacio. El epílogo flotantemente oscurantista se sitúa a medio camino entre lo surrealista y lo tenebroso, algo así como un híbrido entre los TANGERINE DREAM pre-1973 y los ART ZOYD post-1983. Todo esto fue lo que se nos brindó desde los cuarteles de COMBAT ASTRONOMY con “Shamanic Insurgency”, un disco que dignifica a lo grande al siempre desafiante ideal de la música progresiva radicalmente vanguardista a lo largo de sus más de 55 minutos y medio de duración. Totalmente recomendable este nuevo acto de insurgencia musical gestado en los cuarteles de COMBAT ASTRONOMY.


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