Wednesday, March 23, 2022

TOUNDRA: el maleficio redentor de la escena del rock experimental español

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos concentramos en “Hex”, el séptimo trabajo de estudio de la banda madrileña de post-metal progresivo TOUNDRA. Este cuarteto conformado por Alberto Tocados [bajo y sintetizador], Álex Pérez [batería y piano], David López Macón [guitarras y sintetizador] y Esteban Jiménez Girón [guitarras] publicó este disco que ahora reseñamos el pasado 14 de enero de 2022, tanto en CD como en vinilo (en negro y en lila), además de una edición conjunta de CD  y vinilo por vía del sello Inside Out Music, en alianza con Sony Music Entertainment. Para esta ocasión, la gente de TOUNDRA contó con las colaboraciones ocasionales del saxofonista Adrià Bauzo y el percusionista Marc Clos. Ultramarinos Costa Brava, estudio situado en la localidad de Sant Feliu de Guíxols, Girona, fue el lugar donde “Hex” fue grabado, mezclado y masterizado. Adelantamos que este disco sirve principalmente para que el grupo recupere y remodele enfoques estéticos antes explorados en “IV” y “Vortex” (que datan de los años 2015 y 2018, respectivamente), a la vez que se explora nuevos recursos de suntuosidad art-rockera. Dado que el grupo siempre ha mostrado su afinidad por las artes plásticas y audiovisuales, es sintomático que la suite tripartita con la que comienza este nuevo disco tenga su expansión en un cortometraje realizado por Jorge Carbajales. Bueno, vayamos ahora a los detalles del repertorio contenido en “Hex”, ¿vale?


La triada de ‘El Odio, Parte I’, ‘El Odio, Parte II’ y ‘El Odio, Parte III’ abre el disco ocupando un espacio de 21 minutos y cuarto. La Parte I, que dura poco más de 8 minutos, establece una atmósfera solemne y cadenciosa donde se alternan fluidamente pasajes contenidos con otros más notoriamente explosivos, siendo así que estos últimos son los que guían el camino hacia un momento muy relevante que es impulsado por un ímpetu feroz y una incandescencia voraz. Es aquí donde la energía expresiva del cuarteto concreta niveles genuinamente explosivos, aunque preservando la magia solemne con la que se inició la pieza. El vigor en curso se toma su tiempo para llenar espacios por doquier a través de varios motivos focalizados en sus respectivos riffs. El epílogo vira drásticamente hacia unas vibraciones razonablemente introspectivas, las cuales gestan un crescendo que siembra el camino para el ulterior florecimiento de la Parte II. Ésta exhibe una agilidad peculiar que, de varias maneras, insufla unos aires gráciles al esquema sonoro grupal, no solo en lo referente al armazón rítmico, sino también a los tintineos líricos que emana la primera guitarra. El manejo de los varios niveles de vitalidad que se van explayando a lo largo de la elástica ingeniería de esta Parte II sirve para que los TOUNDRA conquisten un territorio señorial para su mecánica post-metalera. El epílogo de los dos últimos minutos brinda una oportuna síntesis de todo lo que ocurrió aquí. En fin, la Parte III empieza con una nebulosa ceremoniosidad con un cierto talante lisérgico (al modo de una cruza entre MOGWAI y ASH RA TEMPEL) para luego asentarse en una sofisticada arquitectura contundente y rotunda. Toda esta pesadez palaciega se asienta sobre una cruza de stoner y post-rock con sus infaltables traqueteos metaleros. Esta suite está dispuesta a terminar con destellos mágicos, a juzgar por el aura ensoñadora que prevalece en las últimas instancias. De lo mejor del disco, y definitivamente, de lo mejor que ha grabado jamás TOUNDRA hasta ahora. ‘Ruinas’ sigue a continuación, comenzando con un prólogo de ligeras connotaciones abstractas, para luego cimentar un groove aguerrido para los múltiples juegos de guitarras que entran a tallar una y otra vez. Ya en la sección epilogar, el ambiente general se torna más cálido y grácil, una variante bastante efectiva a la hora de explorar y encuadrar diversas atmósferas dentro de una sólida narrativa instrumental. Un gran ejercicio de pesadez progresiva en comunión con el estándar del post-metal.


Cuando llega el turno de ‘La Larga Marcha’, el grupo se dispone inicialmente a volver a enfatizar la faceta ceremoniosa de su enfoque musical, pro pronto llega el momento en que los sofisticados arreglos planteados por la dupla rítmica animan a las guitarras a explayarse en múltiples coloridos sonoros. He aquí un sumario de la Parte I de ‘El Odio’ y ‘Ruinas’ plagado de exquisito señorío. ‘Watt’ abarca un despliegue de sofisticado poderío rockero, el mismo que se asienta muy cómodamente en una encrucijada de metal, stoner y space-rock. El señorío emanado por los solos y los ornamentos psicodélicos añadidos en algunos pasajes estratégicos ayudan a avivar las llamas de esta ritualística hoguera rockera. A mitad de camino, el groove básico se vuelve más intrépido e intenso. Una vez más, el grupo recurre a un epílogo cálido y moderadamente calmado para redondear la faena. El final del repertorio llega de la mano de la pieza justamente titulada ‘FIN’, la misma que dura poco menos de 5 minutos. Su enfoque es netamente post-rockero, anticipado por un prólogo nebuloso y minimalista; el cuerpo central exhibe una compostura introspectiva, lánguidamente arropada por un manto onírico que, poco a poco, va ganando en texturas (por ejemplo, la adición del piano). La percusión cibernética, que mantiene un perfil discreto dentro del entramado global, añade sólidos matices futuristas al asunto. Todo esto fue “Hex”, la nueva obra del excelso ensamble TOUNDRA que lo vuelve a encumbrar en su sitial de gran alcurnia dentro de la escena del rock experimental español y también mundial. Nos parece, de hecho, parte de lo mejor que este cuarteto ha realizado en todo lo que lleva de trayectoria, que es muy extensa y también muy ambiciosa. Un disco tan bueno como éste nos deja con mucha curiosidad respecto a futuras producciones, pero, por ahora, nos conformamos con decir que “Hex” es una gran adición en cualquier buena fonoteca de rock artístico. Totalmente recomendable.


Muestra de “Hex”.-


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