Thursday, May 16, 2024

VYÖNI: en el trifinio de la actual escena progresiva noruega



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA. 

El trifinio o tripunto es un punto de convergencia entre las fronteras de tres referentes geográficos; también es la inspiración para el título del disco de debut de VYÖNI, proyecto progresivo del multiinstrumentista y compositor noruego Kim-Frode H. Wøhni. Dicho proyecto cultiva un ecléctico encuentro entre prog psicodélico y sinfónico, post-rock, jazz-rock y ambient. El disco en cuestión se llama 
“The Tripoint” y fue publicado el pasado 24 de abril, tanto en formato digital como en vinilo, por vía del sello Loftysound Recordings. Wøhni
 se hace cargo de las guitarras, el bajo, el sintetizador, la batería, el piano eléctrico Fender Rhodes, el mellotrón, el clavinet, el vibráfono, el violín,  el saxofón, la programación de ritmos y las grabaciones de campo. O sea, todo lo que suena aquí. Siendo el autor exclusivo de todo el material aquí contenido, él también se hizo cargo de la producción y la mezcla, pero las labores de masterización estuvieron en manos de su ilustre compatriota Jacob Holm-Lupo (sí, el mismo de WHITE WILLOW, THE OPIUM CARTEL, etc.), en el Dude Ranch Studio. Todo lo que dijimos sobre el trifinio en la primera frase de esta reseña tiene mucho que ver con el título de este disco porque Wøhni es natural de la localidad de Kirkenes, cerca de un área donde se acercan las fronteras de Noruega, Suecia y Finlandia. El título también puede remitirse a la noción del encuentro de las tres tribus, o sea, la confluencia de gentes de ascendencia noruega, sami y kven. Como vemos, el maestro Wøhni se ha tomado muy en serio el concepto para trabajar en “The Tripoint”, el punto de partida de VYÖNI, un proyecto que, esperamos, rinda bastantes frutos en el futuro próximo. Repasemos ahora los detalles estrictamente musicales de este manifiesto progresivo para la avanzada rockera de nuestros tiempos.


Durando poco más de 6 ½ minutos y erigiéndose como la pieza más extensa del repertorio, ‘Way Up North’ da el puntapié inicial a las cosas con un prólogo aleatorio movido por inquietos ornamentos de batería que, al fin al cabo, abren la puerta a un cuerpo central sereno e introspectivo que se sitúa en una senda intermedia entre los paradigmas respectivos BURNT BELIEF y TORTOISE. Hay un lirismo operativo a lo largo y ancho del groove general y los sosegados fraseos de guitarra que dirigen el esquema melódico; en el último tercio se arma un efectivo crescendo en base a las capas de mellotrón y la creciente presencia de los riffs de guitarra, siendo así que todo aterriza en la serenidad inicial. Sigue a continuación ‘Steep Mountainside’ y lo hace exhibiendo una dosis razonablemente aumentada de musculatura en la ingeniería sónica donde los instrumentos actuantes se enfilan hacia la gestación de atmósferas grisáceas. Éstas se estructuran a través de juegos sutiles con vacíos y bases armónicas razonablemente parcas, lo cual hace que el entramado sonoro se muestre como un ejercicio de post-rock con notables matices jazzeros. El furioso pasaje final añade una cierta majestuosidad al asunto, redondeándose la faena con una misteriosa nebulosidad guitarrera. ‘Tales From The Ferries’ regresa al lirismo sereno que signó a la pieza #1 mientras le añade un colorido extra: el motif central ostenta un esquema melódico bastante cautivador. Recibiendo algunos ecos de este señorío otoñal, ‘Homecoming’ emerge con la misión de remodelarlos con una dosis comedida de musculatura rockera, creando así un paisaje musical donde la neblina se deja alumbrar sólidamente por un sol que, aunque no llega a borrar la dominante atmósfera de nostalgia, sí la agita para que llegue a exteriorizar algo de la furia interna que se resiste a expresar por completo. Cuando llega el turno de ‘Trip To Kilpis’, el disco conquista una de sus cimas expresivas, abriendo espacios a interesantes solos de guitarra y dejándose llevar por un groove crecientemente enérgico: este mismo groove asume una magnificencia típicamente progresiva en el ecuador, algo que marca decisivamente al espíritu de la pieza como un todo. En la secuencia de estos dos últimos ítems hay ciertas huellas de una remodelación Floydiana de MOGWAI y el legado del tercer álbum de la legendaria banda sueca RAGNARÖK en algunos pasajes.

La pieza homónima y la que le siguen asientan dos cénit decisivos para el álbum cuando éste ya se encuentra cerca del final. ‘The Tripoint’ establece un decisivo ejercicio de sofisticación jazz-progresiva que sabe asentarse muy bien en un área intermedia entre la faceta más relajada de SARCOPHAGUS NOW  y los SOFT MACHINE de 1976. Los parajes más serenos parecen intercalar recursos de misterio en medio del reinante señorío, lo cual nos remite nuevamente al estándar de BURNT BELIEF. También se destaca el que tal vez sea el mejor solo de guitarra de todo el disco en algún momento de la segunda mitad. ‘Shaky & Stirred’, que así se llama el tema siguiente, prosigue por la senda trazada por el tema precedente y le brinda un giro más cinlinado hacia lo introspectivo, manteniendo impoluta la aureola de refinado y delicado preciosismo heredada de aquél. ‘Heating The Sauna’ cierra el repertorio y lo hace desarrollando una síntesis entre los grooves predominantes en los dos temas precedentes y la faceta más reflexiva de algunas piezas precedentes. El aspecto filudo de algunos guitarreos brindan un vigor especial al sosegado swing que mayormente se basa en el estándar del post-rock. Las cortantes vibraciones emanadas de las últimas notas de la guitarra crean un final bastante impactante para la pieza y el repertorio. Todo esto es lo que hay en “The Tripoint”, un catálogo de elegantes y envolventes piezas que surgen del taller musical de VYÖNI para brindarnos un deleite melómano de casi 45 ½ minutos. Hay que seguir la pista a este proyecto para ver qué nos tiene deparado el horizonte de futuros contingentes para lo que eventualmente surja de allí en el inescrutable transcurso del siempre misterioso mañana.



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