Monday, September 09, 2024

FRANÇOIS THOLLOT y su continua búsqueda de lo mejor dentro de la avanzada progresiva ecléctica

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy volvemos a tener novedades del multiinstrumentista y compositor francés FRANÇOIS THOLLOT, pues a inicios de junio pasado publicó su nuevo trabajo de estudio, el segundo en lo que va de este año 2024 que ya está en su último tercio. El disco en cuestión se llama “Best Of” y no se trata de una recopilación de sus más notables y “populares hits” de su amplia discografía, nada de eso, es un juego de palabras conectado con el título de la pieza de apertura ‘Beast Off’. Y eso de los hits es pura ironía, como debe muy bien saberlo quienes tengan familiaridad con la amplísima línea de trabajo de THOLLOT, tanto liderando SCHERZOO como haciendo discos por su cuenta, con miras a un híbrido expresionista de avant-prog, Zeuhl fusionesco, jazz-prog a lo Canterbury y sinfonismo. Como siempre, este crack compuso todo, se hizo cargo de todos los instrumentos y programaciones que exigían las piezas particulares, y finalmente, realizó las labores de mezcla y masterización del nuevo disco. Como preámbulo general, notamos que los esquemas sonoros plasmados en el repertorio de 
“Best Of” concretan una cierta continuidad con la que se muestra en “Point Of View”, el disco precedente (que data del último día de febrero de este mismo año). Pero mejor es que, a fin de cuentas, revisemos detenidamente los detalles del repertorio del nuevo disco.
 
Tal como dijimos más arriba, “Best Of” comienza con ‘Beast Off’, pieza que dura 5 minutos y pico. Su enfoque temático está claramente definido por las florituras de piano que van abriendo camino a otros ornamentos y solos de sintetizador; mientras tanto, la dupla rítmica mantiene un swing fresco cuya sofisticación estructural se perfila a través del estándar jazz-progresivo, algo que funciona muy bien como complemento de las estilizadas vicisitudes melódicas que van emergiendo a lo largo del camino. Un eficaz reciclado del paradigma de HAPPY THE MAN a través del filtro de ZAO con un cimiento contemporáneo que nos remite a los inolvidables SCHERZOO. ‘Fantasy’ sigue a continuación para explayarse en una ingeniería musical un poco más compleja y unos índices temáticos más inquietantes, los cuales coquetean un poco con lo sombrío sin llegar a hacerse realmente oscurantistas. Todavía están esos efluvios naturalmente luminosos del piano en el centro de la logística instrumental para evitar eso. Dura menos que 
‘Beast Off’, pero abre más espacios a diversos matices en el desarrollo de sus recovecos musicales. ‘Stuck Key’ se sitúa en un posicionamiento intermedio en relación con las vías espirituales de las dos piezas precedentes: tiene mucho de la exuberancia extrovertida de la primera y también algunas dosis notorias de torcimientos atonales de la segunda. Respecto a esto último, es lo que marca la transición hacia una expresividad tensa en el último tercio del tema en cuestión. ‘Not The Same’ eleva las dosis de vigor rockero notablemente y, alternando los roles de la guitarra y el piano eléctrico para el sustentamiento de la ingeniería temática gestada por el hermanamiento de los instrumentos actuantes, el grisáceo júbilo expuesto en el enclave compositivo (gestado como una cruza entre ZAPPA y POTEMKINE) ostenta un talante punzante a lo largo de todo su recorrido. Cuando llega el turno de ‘Blue Milk’, el júbilo se preserva y asume un fulgor más pronunciado, siendo así que la inocultable extroversión progresiva que tiene lugar recoge los matices más aventureros de la visión musical de THOLLOT y los convierte en un emplazamiento majestuoso.
 
Los tres últimos temas del repertorio son los más largos del mismo, siendo así que ‘Sulphat Mandarine’ es el segundo más extenso con su duración de 7 ½ minutos. Su principal misión consiste en complementar los amplios recursos de fastuosidad desplegados en los dos temas anteriores para expandirlos en una conexión elegantemente distendida con otros factores de inspiración prog-sinfónica, mientras que los pasajes más explícitamente intensos están enmarcados dentro de ese patrón de neurosis urgente propio de los discursos del jazz-prog y el Zeuhl. Es como si prácticamente se hiciera aquí una síntesis de lo más predominante en los respectivos enfoques compositivos que signaron a todos los temas precedentes. Por su parte, ‘Stressful Song’ refleja una nueva vuelta de tuerca a los mecanismos jazz-progresivos con base de piano que ya armaron los esqueletos de algunas otras piezas del álbum. Lo novedoso aquí es que se realza el potencial misterioso y evocador de los motivos sucesivos debido al amplio espacio que se ha asignado a la concreción del desarrollo temático integral. Los últimos 8 ½ minutos del disco – o casi 
– están ocupados por ‘Long Rain’, una pieza que sigue, en gran medida, las sendas de elevada ambición progresiva de ‘Sulphat Mandarine’ mientras aporta algunas ligeras variantes para los pasajes marcados por un preciosista delineamiento melódico y aquellos otros donde la tensión es la fuerza expresiva predominante: los primeros están arropados por una atmósfera delicada donde operan algunos matices etéreos, mientras que los segundos se van esparciendo en bloques orquestales delicados donde la vivacidad nunca puede tornarse chocante. La diáspora melódica es un poco más concisa y el vitalismo en curso tiene una garra más mesurada. No faltan esos efímeros pasajes aportantes de oportunos trucos disruptivos, que conste, y la mayor prueba está en el clímax abrupto de sus últimos segundos; por ello, se puede decir que el nivel de musculatura de ‘Long Rain’ es suficiente como para que se convierta en un adecuado tema de cierre para el álbum. Todo esto fue lo que se nos brindó desde el ocupado laboratorio de hacer excelente música progresiva de FRANÇOIS THOLLOT con “Best Of”: de Francia para el mundo, he aquí un nuevo paraje en el camino que realiza este maestro en búsqueda de lo mejor dentro de la avanzada progresiva ecléctica.

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