Thursday, June 03, 2010

Rock progresivo al cubo: PSICOTROPIA y su nuevo disco











HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Traemos ahora a colación el nuevo trabajo de PSICOTROPIA, power-trío madrileño que ha venido desarrollando una empresa musical consistente y sostenidamente escalonada dentro del rock vanguardista español desde los días de su homónimo disco debut. Lo que tenemos ante nosotros ahora es su tercer lanzamiento fonográfico, “Psicotropia3”. ¿Esto es lo que hay que esperar del disco?, ¿el testimonio de PSICOTROPIA al cubo? Más bien, lo que el guitarrista Pablo tato, el bajista Jaime Mariscal y el baterista Juan Llull nos brindan es un enfatizado refinamiento del sendero focalizado que ya se había delineado claramente en su trabajo anterior “Grog” – esto es, PSICOTROPIA ha decidido para este tercer disco perseverar uniformemente en reafirmar su maduración dentro de unas pautas que conocen al dedillo… ¡y les ha salido muy bien!

‘Habanera’ abre el disco con un fulgor rockero directo y preciso, propiamente fiel a la esencia del esquema sonoro y el swing de PSICOTROPIA (esa rehabilitación metaleramente crimsoniana del estándar PRIMUS-con-TOOL que les sale tan bien). La inserción de un pasaje del “Carmen” de BIZET a ritmo justamente de habanera añade un elegante toque humorístico al asunto. El viaje musical de inicio ha sido enérgico y sofisticado, lo cual nos permite abrirnos de frente al solo de batería con el que se inicia ‘Piedra’. Una vez instalado el ensamble, un compás jazz-rock bastante cadencioso establece un ambiente como de película de detectives no exento de cierto aire a farsa. Pasado el tercer minuto y medio, nos enfrentamos a un estupendo interludio en clave math-rock - y ojo a los matices que se añaden merced al teclista invitado Carlos Plaza, los cuales ayudan a realzar el color funky que se da en ciertos momentos específicos. Tras un tema extrovertido y otro que coqueteaba parcialmente con climas neuróticos, siempre es bienvenido un tema más calmo: en este caso, ‘Tinta’ nos brinda un momento reflexivo en una predominante alternancia de 6/8 y 7/8 sobre un compás moderadamente lento. Los arreglos de cuerda que entran a tallar a mitad de camino son realmente hermosos, y cuando se prolongan hasta completar el regreso de la sección cantada le dan una cierta aura sublime al canto de Tato. En este momento, la pieza vira hacia un desarrollo extrovertido bien calculado que lejos de romper con la melancolía reinante la lleva a un clímax rockero intenso que no desbocado. Lo que sí es puro fuego rockero es el breve instrumental ‘Country Grog’, un estupendo ejercicio de prog metal en el que el grupo explota al máximo su estructura de power-trío. ‘Patos’ comienza con una vibración melancólica quizá semejante a la de ‘Tinta’, e incluso se beneficia también de pulidos arreglos de cuerda, pero pronto la pieza pasa a desarrollar variantes de motivos y ritmos al más puro estilo progresivo. Por supuesto, la persistencia de los violines y cellos proporcionan capas de sonido que llenan oportunamente los espacios dejados abiertos por el trío central. En general, ‘Patos’ tiene que ser una de las composiciones más complejas de toda la historia de PSICOTROPIA. ‘Los Espectros De Kronstadt’ es una exhibición de puro vigor, tema que combina el gancho propio del rock con empuje vital y la fineza propia del modelo PRIMUS-KING CRIMSON que PSICOTROPIA hace suyo. ‘Oigo Silencio’ es lo opuesto total a esa mole sonora que supuso la canción ‘Oigo Voces’ del disco debut: ‘Oigo Silencio’ es una exploración en ambientes inundados de languidez en un reposo que tiene mucho de inquietud latente. La pieza logra crear efectivamente un clima etéreo y sus seis minutos y pico pasan casi volando. El epílogo del álbum no puede ser más estupendo cuando ‘Bella’ es la pieza que ocupa el rol de cerrar el mismo. Con un inicio marcado por juegos de riffs que nos retrotraen a tiempos primigenios de ZEPPELIN y SABBATH, la sección cantada se instala en un ambiente más contenido. Así las cosas, la pieza tiene una base para impulsar un ordenado juego de variaciones que de alguna manera me recuerda al tema ‘Madre Tierra’ de su disco debut. Los teclados de apoyo llenan espacios sin mucho barullo, mantienen una discreción atinada dentro del esquema sonoro en curso. Y eso que esta vez son dos los invitados a las teclas: Carlos Plaza y su hija, miembros de KOTEBEL.

Resumiendo y recapitulando, se concluye que “Psicotropia3” es una muy lograda exhibición de la faceta más muscular del rock progresivo de nuestros días. A través del forjamiento de su propia veteranía, PSICOTROPIA se mantiene como un sólido referente dentro de la experimentación rockera que se viene realizando en España en lo que va de milenio.

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