Thursday, February 27, 2014

NARANJA MECÁNICA: memorias del prog cubano de los 90s


Hoy descubrimos algo del no muy difundido pero ciertamente existente rock progresivo cubano: NARANJA MECÁNICA. Este grupo emergido en 1991 bajo la iniciativa del trío nuclear de Igor Urquiza [guitarras eléctrica y acústica], Ernesto García [bajo, guitarra española y voz] y Manuel Clúa [flauta y percusión], pronto se amplió a su quinteto definitivo con los ingresos del tecladista-vocalista Alejandro del Valle y de bateristas como Jorge Luis “El Piro” Barrios y Alden del Toro. La última actuación de la banda tuvo lugar en la Sala Ernesto Che Guevara de la Casa de las Américas en marzo de 1995, y es justamente de esa presentación de donde sale la mayor parte del repertorio del CD “1993-1995”, publicado por el sello mexicano Luna Negra en el año 2001. 

‘En Algo…’ es el breve prefacio de menos de 2 minutos de duración que inicia el festival con aires de fusión tropical bajo el encuadre rítmico pautado por el piano y con las florituras de la flauta. Así las cosas, el grupo se prepara para entregarnos ‘Liturgia’, una pieza llena espacios a granel con su sólida mezcla de sinfonismo a lo YES y jazz-rock a lo MAHAVISHNU ORCHESTRA, además de los elementos de fusión centroamericana que se harán recurrentes en el esquema sonoro de la banda. Cerca del final parece que se da una cita del riff principal del clásico inmortal de KANSAS ‘Carry On Wayward Son’… vaya, qué curioso. ‘Desnudo (Historia De Un Acto)’ se enrumba más decididamente por el terreno del sinfonismo, adoptando un aura cínica en la letra, la cual se centra en la sátira social desafiando los estereotipos moralistas. ‘Abraxas’ cambia de registro para llevarnos hacia terrenos sonoros más etéreos, focalizado principalmente en atmósferas místicas aunque sin caer nunca en la languidez, por el contrario, el groove se mantiene casi siempre intenso y además, hay algunos pasajes donde el fulgor rockero de la guitarra brinda un oportuno complemento al lirismo cándido de la flauta. Tenemos aquí una de las composiciones más majestuosas del álbum, sin duda. ‘En La Fiesta’ es una cantata folklórica donde el grupo vuelva a prodigarse en cantar temáticas de sátira social: la dupla de guitarras acústica y española arma las bases armónicas mientras la flauta entra de vez en cuando para añadir matices juguetones al asunto. ‘Ficción Rural’ y ‘Crónica De La Cobardía’ muestran a la banda procurando explorar más a fondo su interés por las sonoridades acústicas. El primero de estos temas es un cálido instrumental de tenor pastoral ornamentado con algunas florituras manieristas de piano y percusiones latinas, mientras que el segundo despliega una sobria vitalidad folklórico-fusionesca en cierto modo emparentada con las líneas de trabajo de bandas como 0.720 ALEACIÓN (de México) o CONGRESO (de Chile).

Cuando llegamos al turno de ‘Rosa De Corcho’, la banda vuelve de lleno al área del sinfonismo dentro de sus propias pautas particulares: la arquitectura desde donde se traza el hilo temático de los motivos sucesivos es simplemente magistral, trazando diálogos pulcramente fluidos entre flauta, guitarra y teclado. El guitarrista Urquiza es autor tanto de este tema como de ‘Abraxas’: si en éste había explorado recursos expresivos mayormente reflexivos, ahora en ‘Rosa De Corcho’ explota meticulosamente la personalidad ecléctica del grupo, guiando el ensamblaje instrumental hacia una firmeza cohesiva a través de las variantes que tienen lugar. ‘El Muro De Las Lamentaciones’ también traza algunos recovecos progresivos muy interesantes, emulando en este sentido la estrategia musical de la pieza precedente, pero cabe advertir que en algunos pasajes el grupo decide bajar un poco la dosis de energía, creando un nexo estilístico con ‘Liturgia’. Hay un pasaje aflamencado que permite a la banda explorar coloridos nuevos dentro de su ya reconocible propuesta. ‘La Rueda De La Fortuna’, durando casi 8 ½ minutos, es el tema más extenso de este repertorio: su enfoque melódico es más conciso, aunque esto para nada significa que el grupo se dedica a practicar la monotonía: por el contrario, la banda sabe cómo mantener la vivacidad de la espiritualidad alegre inherente a la pieza y mantener intensos intercambios instrumentales entre las secciones cantadas.


‘La Ciudad Jardín’ nos devuelve un poco al magnetismo etéreo de ‘Abraxas’, aunque también cabe destacar el importante rol que mantiene el bajista dentro del entramado sonoro global: de esta manera, la pieza adquiere un filo expresivo emparentado con el vigor de ‘El Muro De Las Lamentaciones’ y ‘Rosa De Corcho’. El epílogo del álbum es ‘… En Nada’, y se trata básicamente de un reprise extendido de ‘… En Algo’: el solo de guitarra es simplemente espectacular, evocando tanto a JEFF BECK como al SANTANA de las mejores épocas. Esta enérgica despedida del disco es el broche de oro perfecto para este solitario disco de NARANJA MECÁNICA, genial testimonio y brillante testamento de la vanguardia progresiva cubana.  

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