Tuesday, February 25, 2014

Recordando la magia de 0.720 ALEACIÓN y su primer disco


HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy miramos hacia el pasado de la escena progresiva mexicana, deteniéndonos específicamente en la década de los 80s, para apreciar la homónima obra fonográfica del quinteto 0.720 ALEACIÓN. Formado por Eduardo Zamarripa [guitarras, piano y violín], Carlos Castro [batería y percusión], Job Hernández [bajo y guitarra], Abraham Viñas [flauta] y Carlos Torres [violín y quinta huapanguera] en 1984 con la intención de amalgamar los lenguajes del rock y del jazz en una perspectiva modernizada del folklore mexicano, 0.720 ALEACIÓN logró concretar una de las propuestas más notables del escenario progresivo que se iba forjando y reforzando, a trancas y barrancas, en ese país. La propuesta artística de este cuarteto es vital sin llegar nunca a lo agresivo, rico en matices, complejo a su manera, siempre atento a conservar un núcleo melódico sencillo a partir del cual puedan los instrumentos volar conjuntamente: fineza compositiva y compactos diálogos entre los músicos, éstas son las cualidades esenciales del repertorio que conforma el disco debut homónimo del grupo, publicado en 1986. 

Durando poco menos de minuto y medio, ‘Caifán’ abre el disco con un imponente aire de algarabía, una vitalidad alegre donde lo lúdico se muestra con suprema exquisitez. La cosa se torna un poco más grisácea con ‘Tarahumara’, tema adonde la banda explora el desarrollo de algunas atmósferas densas mientras preserva hábilmente la calidez inherente a su propuesta musical. Con ‘Antes Que Amanezca’ nos topamos con una dimensión más serena del ideario musical de 0.720 ALEACIÓN: la presencia del piano añade una cierta profundidad al sonido grupal, donde también se destaca el carácter etéreo de las líneas de la flauta y las del violín mientras se entrecruzan cuales nubes que atraviesan el cielo en una tarde otoñal. Cuando surge ‘Danzante’ nos reencontramos con la alegría frontalmente celebratoria de ‘Caifán’, esta vez con recursos más expansivos debido a que el grupo saca provecho a la mayor duración proyectada para este viaje musical específico. La dupla que inicia la segunda mitad del disco, ‘Templo Mayo’ y ‘Campana Del Silencio’, ahonda en el paradigma estético de la banda y le brinda un fabuloso dual: ‘Templo Mayo’ es el epítome del folclorismo festivo cuyo lenguaje traslada tan solventemente 0.720 ALEACIÓN a su propio discurso, mientras que ‘Campana Del Silencio’ es un exquisito ejercicio de cómo pintar un paisaje sonoro donde los colores provistos por los instrumentos se explayan en consonancia mutua. ‘El Corredor’ recapitula la faceta extrovertida la banda con la adición de un breve intermedio reposado, mientras que el tema que cierra el disco, ‘Para Estos Tiempos Tan Ciertos’, se ajusta al formato de canción trovera con añadidos aires jazzeros. 


Hay varios bonus tracks breves que conforman minúsculas excursiones de fusión arqueológica diseñadas para poner fondo musical al documental “Memorias Del Olvido”. Aquí encontramos desde armazones rituales de percusiones y vientos ancestrales (‘Y Retiemble En Su Centro’) hasta desarrollos líricos inundados de plácida candidez (‘Todos Otra Vez’, ‘San Juan De Letrán’), además de ideas cercanamente emparentadas con la línea de trabajo plasmada en el álbum (‘Y Ahora Pa’ Dónde’, ‘Pese A Todo’, ‘Huapango De la Reconstrucción’). ‘Hijos Del Averno’ es un interesante ejercicio de disonancias, mientras que ‘Eolo Aquí’ es una muestra de pura abstracción sónica: es muy revelador que el ensamble se muestre genuinamente entregado a este tipo de experimentación, y a la vez es una pena que esta línea de trabajo no haya encontrado un mayor espacio de expansión. La serie de bonus tracks se cierra con los ceremoniosos redobles de batería de ‘Las Casitas’. 

Esto no fue lo único que hizo 0.720 ALEACIÓN: en 1986, ingresó al grupo el percusionista Gerardo Batíz, quien también tocaría algo de bajo, y en 1989 saldrá el segundo trabajo “Leyenda”, en formato de casete. En ese momento, el grupo tenía una alineación un tanto distinta a la que grabó el primer disco, pero eso será motivo de otra reseña en otra ocasión. Por ahora, nos quedamos con la idea de que  “0.720 Aleación” es una joya mexicana que merece un sitio dentro de cualquier buena colección de música progresiva.


Muestras de “0.720 Aleación”.-

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