HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
¡Tremendo aquelarre
musical el que organizan los visionarios RICHARD PINHAS y OREN AMBARCHI al
decidir armar juntos un proyecto para gestar alucinantes vuelos musicales
posmodernos y recopilar parte de ellos en el disco “Tikkun”! Ambos músicos son
veteranos experimentadores que se especializan en reinventar el lenguaje de la
guitarra eléctrica y crear osados horizontes artísticos para los sintetizadores
y demás recursos cibernéticos. PINHAS tiene ya más de 40 años como líder de HELDON y gestor de una inagotable trayectoria solista que lo ha erigido como un notable veterano de la avanzada francesa, mientras que el australiano AMBARCHI cuenta también con un vasto currículum en las áreas del noise, el drone doom y el progresivo electrónico, siendo así capaz de tratar de tú a tú a PINHAS a pesar de ser un par de décadas más joven que él. Apoyados por unos cuantos músicos colaboradores
– Joe Talia a la batería, Eric Borelva también a la batería en ciertos pasajes,
Masami Akita organizando loops y trucos ruidistas, Duncan Pinhas manipulando
efectos y trucos ruidistas – el corso PINHAS y el australiano AMBARCHI. Cuneiform
Records (sí, es el mismo sello que publicó este mismo año un disco a dúo de
PINHAS y YOSHIDA TATSUYA) se encargó de publicar una selección de registros en
vivo de esta asociación.
‘Washington, D.C. –
T4V1’ ocupa un espacio de más de media hora, brindando lo que finalmente se nos
revelará como un orgiástico despliegue de las nieblas más opresivas dentro de
esta intensa oscuridad sónica que atraviesa el repertorio global del álbum. El
dúo nuclear y sus colaboradores de turno cuentan con bastante espacio para
fabricar un aura de persistente tensión que se nutre de las secuencias
computarizadas que vibran inapelablemente en el centro neurálgico. Las capas de
guitarra y efectos ruidistas se acumulan cuales soles metálicos mientras la
batería establece pulsaciones tan disciplinadas como insanas por bastantes
minutos. Recién alrededor del octavo minuto es que emergen de sus tambores y
platillos algunos coqueteos con grooves jazz-rockeros. Una vez que se termina
de instalar esta dinámica, la vitalidad del bloque sonoro se revitaliza para
generar una vitalidad más expansiva a la interminable tensión. Pero bueno,
sobre la frontera del vigésimo minuto se van minimizando gradualmente las capas
para llegar a una especie de sosiego cósmico, un momento de relax que nos
recuerda a la faceta contemplativa del krautrock sintetizado. Ya los últimos
cinco minutos están focalizados en un reposo signado por ambientes aleatorios,
ocasionalmente agitados por algunos recursos de intensidad.
‘Tokyo – T4V2’ es el
viaje menos extenso de los tres que recoge “Tikkun”. La articulación de este
viaje sónico goza de una arquitectura más precisa, aplicada sobre el complejo
groove que arman las dos baterías de Talia y Borelva, respectivamente. La
vitalidad Frippiana de las múltiples capas de guitarra no solo llena espacios
por doquier sino que giran sobre sí mismas para generar una luminosidad
auditiva que nos impregna de una lumbre inquietantemente densa. En lo que
respecta al aire cuasi-tribal que asume el esquema rítmico para esta ocasión,
notamos varios aires de familia con lo que HELDON hizo en su momento en una de
sus indiscutibles obras cumbre: “Un Rêve Sans Conséquence Spéciale”. En fin, ‘San Francisco – T2V2’ cierra el disco con una majestuosa
capa de cadencias electrónicas sobre las cuales los músicos arman y magnifican
vibrantes retazos maquinistas donde la furia optimista del futurismo y la
rabiosa desazón del posmodernismo se hermanan y funden. La batería recién entra
a tallar poco antes de llegar a la barrera del octavo minuto, y cuando lo hace,
nos remite nuevamente a los pasajes más robustos de ‘Washington, D.C. – T4V1’,
aunque con un nivel de tensión un poco menos apremiante. Eso sí, las capas
sónicas que cortan el aire cuales sierras eléctricas y los loops que emergen de
vez en cuando forman una celebración de lo oscuro a través del arte del ruido. La
coda es minimalista y reposada, pero no con calidez precisamente, sino al modo
de una fuerza amenazante que se toma un descanso indefinido.
Todo esto fue “Tikkun”,
una exhibición de rock forjado bajo el fuego de la vanguardia contemporánea y
con el vigor ansioso de la más genuina visión futurista del arte. Este dúo de RICHARD
PINHAS y OREN AMBARCHI ha dignificado infinitamente la idea de aventura dentro
del arte del ruido.
Muestra de Pinhas y
Ambarchi tocando en vivo en L’Espace B – 9 de abril de 2013: https://www.youtube.com/watch?v=j3NePnR1x9s
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