HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
ALBATROS alza su vuelo
final con su tercer disco “Mundo Bosque”, testamento fiel de la línea de
trabajo que ha venido cultivando y madurando la banda desde los tiempos de sus
discos anteriores “Pentadelia” y “Ursus”, esto es, prog psicodélico elaborado
con equitativas dosis de garra y refinamiento. Si decimos que se trata del
vuelo final de ALBATROS es porque, en efecto, “Mundo Bosque” marca la despedida
de la banda, la cual ya se halla disuelta desde antes de la edición concreta
del disco en cuestión por obra del sello chileno Mylodon Records. Es una pena
que el grupo ya no permanezca – bien es verdad que nada hay permanente en este
mundo – pero todavía nos queda la alegría de disfrutar de nueva música rockera
exultante de creatividad y osadía: en este sentido, la conjunción de Javi
Fernández [guitarras y voces], Tolo Gabarró [batería], Joan Gabriel [bajo y voces], Marc González [guitarras
y voces] y Red Pèrill [teclados, sintetizadores y voces] no nos decepciona para nada en este tiempo de
abandonar la casa y apagar la luz. En algunas ocasiones, el quinteto viene
aumentado por la presencia del percusionista invitado Magí Batalla. Repasemos a
continuación los detalles del repertorio de “Mundo Bosque”.
A través de la
secuencia inicial de ‘El Nombre Del Mundo Es Bosque’ e ‘Hijos De Los Hombres’
nos topamos con unos primeros 12 minutos y pico donde la gente de ALBATROS
revela el asentamiento sonoro hacia el cual ha evolucionado de forma sólida y
consistente. ‘El Nombre Del Mundo Es Bosque’ empieza con un ceremonioso
preludio instrumental que suena a una versión domesticada de stoner con esas
etéreas escalas de las guitarras y la cósmica capa de sintetizador; luego, el
cuerpo cantado se centra en un ejercicio de psicodelia melódica, refrescante y
agradable, bien encuadrado dentro de un groove sobrio. Por su parte, ‘Hijos De
Los Hombres’ se revela intenso y explosivo, una situación donde la gente de
ALBATROS juega sus cartas más extrovertidas, trazando nexos con estándares del
rock duro clásico y la vertiente hard progresivo de aquellos años 70s: cómo no
advertir vínculos con los paradigmas de BLOQUE y ASFALTO, cómo no sentirse
motivado por las interacciones entre las guitarras y los teclados mientras la
dupla rítmica asienta una ingeniería vibrante para sostener el desarrollo
instrumental en curso. Luego sigue ‘El Hombre Anciano’, una pieza evidentemente
signada por un talante reflexivo, mostrando su densidad emocional a través de
la patente densidad de los guitarreos utilizados para su desarrollo melódico:
la inserción de un interludio en clave marchosa realza la vibración meditabunda
del tema, como si se tratara de un momento en que la insatisfacción adopta un
disfraz airado. Cuando llega el turno de ‘Caminante De Luz’, volvemos a la
robustez etérea con la que había empezado el disco, pero esta vez con una
actitud más frenética que se emparenta con ‘Hijos De Los Hombres’. La
transición elaborada por el inicio instrumental antes de llegar a la parte cantada
es simplemente fenomenal: las ideas fluyen con solvencia, tocadas con la
solidez y buen pulso que ha caracterizado desde siempre al colectivo de
ALBATROS. Las cercanías a BLOQUE y ASFALTO vuelven a emerger, así como algunos
elementos del URIAH HEEP temprano y una versión ultra-refinada de HAWKWIND. La
canción es prácticamente un clímax continuo, y justo por ello siente el oyente
que el final se da demasiado pronto… pero bueno, todavía queda disco por
delante y es el momento de la pieza instrumental ‘Tardis’. En muchos sentidos,
‘Tardis’ es el sucesor ideal de ‘Caminante De Luz’ porque recoge parte de su
vigor y lo reelabora con aires jazz-rockeros, logrando instalar así una
variante interesante a la ilación de climas y atmósferas que nos ha estado entregando
la banda. El tenor lírico de las bien construidas líneas de la primera guitarra
y el dinamismo llamativo de la dupla rítmica encuadran muy bien el bloque
general de la instrumentación; el solo de piano eléctrico también es digno de
una mención particular. La tríada de ‘El Hombre Anciano’, ‘Caminante De Luz’ y
‘Tardis’ supone, sin duda, una ascensión hacia senderos de luz y pasión donde
el repertorio del álbum halla un cénit de expresividad.
‘Ende’ es un
blues-rock fiel al estilo 70ero, muy retro, coloreado con arreglos corales
ingenuos y una ágil frescura que no viene nada mal después de la secuencia de
las tres canciones precedentes. De hecho, es una oportunidad idónea para disfrutar de una apreciación directa del buen manejo que ALBATROS puede hacer de ideas musicales perfiladas con cierto preciosismo. Más tarde o temprano debemos llegar a los últimos 8 ½ minutos del álbum, los cuales están están
ocupados por ‘Cómo Estás Cuando Estás Bien’: esta canción retoma el espíritu
contemplativo de ‘El Hombre Anciano’ durante la mayor parte de su estructura
temática, añadiendo también algunos momentos cañeros en el camino. La sección
final se sostiene en un motivo recurrente en 3/4 donde la banda expande su
nervio rockero con calculado nervio que permite al clímax concluyente mantener el control de su propio vigor expansivo. Esto es todo con “Mundo Bosque” y también
es la caida del telón para ALBATROS como entidad musical: gracias a Javi, Tolo,
Joan, Marc y Red por todo lo que nos han dado en estos años, incluyendo a esta
estupenda carta de despedida.
Muestras de “Mundo
Bosque”.-
Hijos De Los Hombres
[vídeo-clip]: https://www.youtube.com/watch?v=Vsxo0NrhxQg
Caminante De Luz: https://psicoalbatros.bandcamp.com/track/caminante-de-luz
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