HOLA AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy se da el motivo de
presentar al grupo ruso INNER DRIVE y su primera grabación oficial “Oasis”.
Fundado en el 2006 como un power-trío de teclado, bajo y batería bajo el
liderazgo del teclista Sergey Bolotov, pronto empezó el grupo a ampliar su
paleta sonora con la inclusión de músicos al violín, la flauta y la guitarra.
Lo curioso es que en este disco vemos que la guitarra solo está presente en
unos cuantos temas, mientras que la flauta y el violín nunca conviven dentro
del arsenal utilizado en un tema específico. Los créditos del álbum también
indican que hay dos bajistas y dos bateristas alternándose a lo largo del
repertorio: cuando la dupla rítmica no está conformada por Alexei Kublochkin y
Fedor Kozharinov, lo está por Dmitry Shtatnov y Vimal Nikonov. Todo esto indica
que el grupo sigue teniendo a la estructura de power-trío como su principal
enfoque sonoro, y además, resulta que el repertorio del álbum pretende reflejar
los diversos estadios que ha atravesado el proceso de maduración y
reforzamiento de la visión musical del grupo. Este disco es no solo un disco,
sino el diario de la larga vivencia de una entidad musical.
‘Way To The Unknown’
da inicio al disco con un derroche de colorido pletórico al modo de una
arquetípica melodía en clave de chamber-rock remodelada con un dinamismo
jazz-progresivo desde donde se impulsan las aristas más líricas de la
musicalidad nuclear. Con el protagonismo esencial del violín y la armazón
básica que conjuntamente instalan el piano y la batería tenemos una entrada genial.
La segunda pieza es justamente la homónima, ocupando un espacio de casi 4
minutos: su tenor general apunta hacia un lirismo más reposado y estilizado,
tal vez “convencional” en el sentido de que se focaliza más abiertamente en las
pautas del romanticismo, con algunos cauces para un impresionismo sereno. Hay
algo en este tema que nos recuerda a THE ENID, pero bajo el filtro del
ISILDUR’S BANE de la época del “The Voyager”. Con el particular título de
‘Inspired By Pink Floyd’, el ensamble de INNER DRIVE nos muestra una idea
musical más bien inspirada en THE ALAN PARSONS PROJECT – su versión más
ambiciosa – en cuanto a la obvia vitalidad cálida con que se desarrolla la
ilación de los motivos centrales. Con todo, la riqueza de los arreglos
instrumentales en curso nos vuelven a remitir a esos viejos tiempos de
ISILDUR’S BANE. ‘Full Moon’ comienza con un órgano Hammond instaurando la base
para el groove general que no tardará en motivar al ensamble íntegro, pero es
el sintetizador quien asumirá el rol de guía para el desarrollo temático de la
pieza: hay mucho de Emersoniano en las sonoridades de los teclados así como en
el carácter de la composición misma, y bien puede describirse esta fulgurante
pieza como una remodelación del paradigma de EMERSON, LAKE & PALMER bajo la
influencia del AFTER CRYING de la época del “6”. A continuación, ‘Life In Our
Minds’ despliega una exuberancia que ostenta aires de familia con ‘Way To The
Unknown’ y ‘Oasis’, poniendo énfasis en el aura de serena gravedad que
predominaba en este último.
Las dos piezas más
extensas del álbum son ‘Elephants’ y ‘Chaos’, durando ambas más de seis
minutos. En el caso de ‘Elephants’ tenemos una exhibición de modismos
sinfónicos con unos detalles Canteburyanos que claramente se hacen notar en la
labor de la dupla rítmica; en especial cabe destacarse la sólida labor del
bajo, el cual crea complejas líneas en varios momentos con el fin de explotar a
fondo la sofisticada atmósfera general de la pieza. Por su parte, ‘Chaos’ se
inicia con un prólogo etéreo que tiene cierto tufillo Crimsoniano, mas cuando
entra a tallar el cuerpo central, la prestancia sonora se enfila hacia una
vibración extrovertida netamente sinfónica, muy en línea con ELP y los solistas
de RICK WAKEMAN. En medio de ellas está ‘Lost Dreams’, un tema más cálido y
relajado donde la banda va hilando fino el desarrollo temático en curso,
dejando siempre un espacio donde la flauta pueda explayarse en su rol
protagónico dentro del ensamble grupal. ‘Aigba’, el penúltimo tema, está
marcado por una relativamente tranquila expresividad desde la cual el ensamble
puede trabajar con texturas fusionescas mientras los motivos centrales se van
desarrollando y abriendo ventanas a ciertos recursos de variedad. El piano sabe
asumir con carácter su posición de ítem integrador de toda la instrumentación,
y por su parte, el violín sabe cómo realzar una idea cuando es su turno para
salir al frente. Con un fondo de ruidos de corrientes marinas, el piano gesta
sus últimos fraseos en un final magníficamente elegante que nos remite
nuevamente a los viejos paradigmas de AFTER CRYING e ISILDUR’S BANE. Aún queda
el no muy extenso epílogo ‘Transience’ para cerrar el álbum: impresionismo
ornamentado de tal manera que las florituras de la flauta no rompan con el
equilibrio comandado por el piano eléctrico, plasmando así el idóneo retrato
sonoro de una risa serena.
Lo que tenemos en
“Oasis” es, a fin de cuentas, una serie de más de tres cuartos de hora de
música progresiva de gran nivel, dueña de una vitalidad ecléctica equiparada
por pocas bandas de la actualidad, o sea, un disco totalmente bordado. Los
INNER DRIVE se han lucido bárbaramente y solo nos queda recomendar este disco a
los coleccionistas a ojos y oídos cerrados.
Muestras de “Oasis”.-
Way To The Unknown: http://innerdrive.bandcamp.com/track/way-to-the-unknown
No comments:
Post a Comment