HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy centramos nuestra
atención al súper-grupo sueco BARRACUDA TRIANGLE, formado por veteranos
integrantes de importantes ensambles progresivos como THE FLOWER KINGS,
KARMACANIC, KAIPA y THE TANGENT: Tomas Bodin [teclados], Jonas Reingold [bajos,
pedales bajos] y Felix Lehrmann [batería]. Estos señores se han agrupado para
dar rienda suelta a esquemas más oscuros y agresivos del esquema
retro-sinfónico con el cual suelen trabajar, enriqueciendo el menú sonoro con
elementos heavy y stoner, cuando no avant-progresivos; así, como una reunión de
amigos músicos que estaban jugando con ideas frescas en el estudio, se fue
dando el plan para gestar el repertorio del álbum “Electro Shock Therapy”. Se
trata, a fin de cuentas, de un disco netamente metido en los cánones del género
retro-progresivo, sumamente poderoso y excitante en la elaboración de sus
recursos sonoros, un disco que Reingold se ha encargado de producir a través de
su propio sello Reingold Records. Vamos a entrar a los detalles de “Electro Shock Therapy” a partir del
siguiente párrafo.
Durando 5 minutos,
‘Black Days’ abre el disco con una parsimonia majestuosa y pletórica de vigor
expresivo, un vigor que se alimenta de las densas capas y atmósferas sonoras de
las que se envuelve el sencillo motivo central, el cual se puede muy bien
describir como un híbrido del EMERSON, LAKE & PALMER del primer álbum y el
DEEP PURPLE de la época del “In Rock” trastocado con un groove decididamente stoner.
‘Tumoro’ comienza prosiguiendo con esto de manejar esquemas rítmicos no muy
ágiles pero esta vez con una combinación de space-rock y jazz-rock en sus
atmósferas y cadencias: el portentosamente distorsionado bajo se siente
perfectamente idóneo como contrapeso para las medidas intervenciones del
sintetizador y el piano eléctrico. Para su segunda mitad, la pieza se eleva
hacia una dimensionalidad extrovertida inundada de llamativa luminosidad, al
modo de NIACIN. Ni la diversión ni la diversidad tienen dónde parar con la
gente de BARRACUDA TRIANGLE, y con el tercer tema del álbum, ‘Acid Rain’, nos
brinda un ejercicio de musicalidad jazz-progresiva en clave reflexiva y
distante, elegantemente remozada con aires sombríos a lo GOBLIN. Los bien
calculados pasajes de mellotrón exploran exitosamente el aire de misterio que
siempre viene bien en composiciones como ésta, e incluso son responsables de
armar al unísono con el órgano el impresionante clímax conclusivo… un clímax
muy Crimsoniano, dicho sea de paso. Cuando emerge ‘Caressing The Moment In
Tranquilized Ecstasy’, nos topamos en su primera mitad con una creativa
síntesis de ‘Black Days’ y la sección final de ‘Acid Rain’, aportando como
novedad la construcción de un lirismo bien delineado. Una vez más, la segunda
mitad trae un viraje temático hacia una atractiva mezcla de estándares
Emersonianos con otros más contemporáneos que nos remiten a KARMACANIC así como
a varios trabajos solistas del propio Bodin. Por su parte, ‘Tears In Blue Rain’
brinda un momento de reposo a partir de una espartana red de acordes de piano
que van flotando a través de capas minimalistas de sintetizador; este momento
de contemplación serena parece cerrar una parte del álbum para empezar a
mentalizarnos para la siguiente.
La sexta pieza del álbum
es justamente la que le da título. Su onda es la de darle nuevos giros a la
tuerca de languidez densa y potente que la banda convierte en marca de fábrica.
La inclusión de algunos trucos sonoros cuasi-circenses y la esquematización de
ciertas sonoridades tenebrosas (a medio camino entre el KING CRIMSON 73-74 y
PRESENT) ayudan al grupo a mantener la frescura del momento a lo largo de toda
la pieza. Mostrando una vibración más extrovertida, al modo de un sol otoñal
vespertino que deja bien en claro que el momentum del mediodía no está muy
lejano, ‘Too Much Therapy’ utiliza ambientes góticos que van desde lo
majestuoso hasta lo sombrío, los mismos que son reciclados a través de un esquema
psicodélico que el ensamble maneja con solvente nervio. Aires de familia con la
nueva generación prog-psicodélica escandinava hay, sin duda, así como con el
TANGERINE DREAM 75-76. ‘Strom’. Ocupando los últimos 5 ¾ del disco, ‘The Last
One’ – un título apropiado realmente – elabora una meditativa semblanza
jazz-progresiva de una idea conmovedora que bien pudo extraerse de algún demo
perdido de JON & VANGELIS: sosteniendo la candidez de la propuesta del
mencionado dúo, el grupo le da un aura sinfónica que nos recuerda vagamente a
la melancolía sistemática de CAMEL y a la faceta etérea de RICK WAKEMAN, pero
aún así, el boato progresivo se mantiene en un nivel muy sutil. Un muy bonito
cierre, sin duda.
Hay que agradecer a
los BARRACUDA TRIANGLE que nos hayan ofrecido nuevos ases bajo sus mangas
progresivas con miras a enriquecer el momento actual del género progresivo
desde un enfoque más filudo que el que habitualmente gestan en los grupos donde
estos tres músicos gozan de largas membrecías. Sin duda, son creadores de gran
nivel y este encuentro de sus mentes ha dado resultados óptimos.
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