HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
GOBLIN,
el grupo italiano que prácticamente inventó el concepto de rock progresivo como
invernadero ideal para bandas sonoras de películas de terror, vuelve a la carga
con un nuevo disco titulado “Four Of A Kind”. ¿Cómo ignorar la relevancia que
tuvieron tanto para la escena progresiva italiana como para el legado
cinematográfico de los 70s sus bandas sonoras para los clásicos de Dario
Argento “Profondo Rosso” y “Suspiria”? pues bueno, en “Four Of A Kind” encontramos
material es nuevo de parte de estos genuinos veteranos que conforman el
cuarteto activos del momento: Maurizio Guarini [teclados,
órgano Hammond, clavicémbalo], Agostino Marangolo [batería, percusión, teclados
adicionales] Massimo Morante [guitarras eléctricas y
acústicas, bouzouki] y Fabio Pignatelli [bajo, teclados adicionales]. Pero…
¿dónde está el teclista Claudio Simonetti, quien fue co-fundador de la banda
así como de la que la había precedido, CHERRY RED? Pues resulta que este GOBLIN
renovado no tiene a Simonetti en sus filas, lo cual es de por sí sorprendente
cuando sabemos que el rol de Guarini en los primeros álbumes de la banda era
prácticamente de “teclista asistente” de Simonetti. Así las cosas, este nuevo
disco de GOBLIN resulta ser una misión de reivindicación de la preservación y
continuación del legado musical del grupo sin la presencia de su figura musical
más fuerte, y a nivel individual, un empuje para Guarini. Da gusto saber que la
campaña de financiación para la post-producción de este disco, concluida en
abril pasado, llevó a buen puerto y permitió que las cosas se movilizaran con
enorme prontitud para el ítem físico final.
Veamos
el repertorio del disco en sí ahora. Durando poco más de 7 ¼ minutos, ‘Uneven
Times’ abre al álbum con una actitud de enérgica fastuosidad desde donde los
músicos se prodigan en elaborar un desarrollo temático inapelablemente colorido
a través de un dinamismo melódico amante de lo denso. Tras un preludio
ceremonioso que coquetea sutilmente con lo tétrico, el grupo instaura el cuerpo
central con un vigor manierista que nos remite tanto a la herencia británica de
EMERSON, LAKE & PALMER como a las estilizaciones modernizadas que se hallan
normalmente en los discos de KARMACANIC y BRIGHTEYE BRISON. Si vemos a unos
GOBLIN que se aggiornan desde el punto de partida, pues es de celebrar que lo
hagan con tanto ingenio. La inclusión de un solo de saxo a cargo del invitado
Antonio Marangolo añade un matiz más de colorido al asunto. La segunda pieza,
titulada ‘In The Name Of Goblin’, se centra en un ejercicio de sinfonismo de
vieja escuela donde las orquestaciones de los teclados y los solos de guitarra
se articulan con pulcra precisión en pos del realce del bien definido motif. ‘Mousse
Roll’ nos muestra una ceremoniosidad un poco menos fastuosa que la del tema de
entrada, inclinándose un poco más hacia lo etéreo, especialmente por el manejo
delicado de las cuerdas acústicas y las bases de teclado: con todo, es justo
precisar que el ensamble sigue fielmente focalizada en desarrollar motivos y
ambientes donde el sonido estandarizado de la densidad es la majestad reinante.
‘Bon Ton’ sí se mete de lleno en el tipo de oscurantismo estilizado que
impregnaba las bandas sonoras más famosas de la banda, aunque siempre manteniendo
esas conexiones con el sinfonismo retro que mencionamos más arriba: aires de
familia con DAAL, SOLARIS y KARMACANIC hay, sin duda, pero sobre todo cabe
valorar en esta pieza el manejo llamativo de su groove a medio tiempo, un
factor paradigmático en los álbumes clásicos del grupo. Para esta composición
de Marangolo y Pignatelli, el grupo contó con los aportes adicionales de Aidan
Zammit para añadir más capas de teclado a la ingeniería sónica: de todas
maneras, es la guitarra de Morante quien asume el rol protagónico en los
pasajes cruciales del desarrollo temático.
‘Kingdom’
es una pieza particularmente bella que nos remite simultáneamente al esplendor
imponente de ‘Uneven Times’ y la densidad etérea de ‘Mousse Roll’, y
posiblemente lo más justo es describirla como el eslabón perdido entre ambas
piezas. ‘Dark Blue(s)’ está, como alude su mismo título, en clave de blues,
aunque la esencia de la estructura de su motif central y los ornamentos de
teclado sean propios del rock sinfónico. Con los arreglos corales que emergen a
mitad del camino, se crea un ambiente propio de una escena en una película de
temática esotérica gótica: no se trata tanto del anuncio del arribo de una
figura monstruosa sino de la expectativa ante la cercanía de un ente poderoso
que, más allá de ser benévolo o malévolo, inspira respeto por su sola
presencia. Explotando con fehaciente meticulosidad su refinada sensibilidad
progresiva sinfónica, el cuarteto nos regala ‘Love & Hate’ mientras el disco
se acerca a su fin. Tras un preludio de corte marcial y generosa en punche
rockero, se instaura un motif evocativo donde las líneas de sintetizador y las
armonías de piano se suceden a la hora de articular el centro neurálgico de la
instrumentación global. Cuando llega el momento del solo de guitarra, Morante
se hace cargo de preparar el terreno para un pronto viraje hacia una atmósfera
estilizadamente tensa mientras la batería de Marangolo se prodiga en ornamentos
ingeniosos y el bajo de Pignatelli crea pulsaciones vibrantes (él también añade
insumos de teclados aquí, dicho sea de paso). Ocupando un espacio de poco más
de 5 ¼ minutos, ‘008’ cierra el disco con un talante llamativo y marchoso: los
riffs de guitarra casi parecen propios del rock duro melódico y los arreglos de
teclado ostentan una gracilidad dulce al más puro estilo neo-progresivo, pero
en algunos pasajes de la sección intermedia, el solo de sintetizador empieza a
instaurar una polenta inspirada en la esencia de los 70s.
Tenemos,
a fin de cuentas, un muy buen disco de prog sinfónico en “Four Of A
Kind”: sin tratarse una obra maestra para el gran escenario de la música
progresiva del año 2015, la gente de GOBLIN merece nuestras ovaciones por saber
mantener viva la llama de su legado para enrumbarla hacia nuevos caminos modernizado de
expresión sin renunciar a su particular ideología de rock artístico. Este disco tiene
suficientes méritos artísticos para erigirse en un póker ganador con una escalera y una doble pareja añadidas.
Muestra de “Four Of A Kind”.-
Mousse Roll: https://www.youtube.com/watch?v=1Qpu_nKedpo
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