HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
TOUNDRA
vuelven a la carga por cuarta vez y lo hacen con la maestría de siempre a la
hora de dignificar el ideario del post-metal dentro del gran escenario de la
avanzada progresiva mundial de hoy en día. Titulado simplemente “IV”, fue
publicado en febrero del presente año 2015 por el sello alemán Century Media
Records, tanto en formato de CD como de LP; de esta manera, TOUNDRA se
proyectan hacia un margen más amplio de público. El cuarteto que lo gestó está
actualmente conformado actualmente por los guitarristas Esteban J. Girón y
David “Macón” López (este último reemplazando a Víctor García),
el bajista Alberto Tocados y el baterista Alex Pérez. Una de las cosas que ha logrado
el grupo con éste, su cuarto disco, es algo inaudito: ocupar lugares elevados en los
rankings de ventas de discos en los primeros meses del año. Otra cosa que ha
gozado este cuarteto asentado en la capital española de Madrid es una gira
europea que los ha llevado a escenarios de Gran Bretaña, Suiza, Francia, Alemania, Noruega, Luxemburgo y Dinamarca. Esta
espiral de actividades musicales y recepciones positivas no es sino el eco de
los rigurosos despliegues de energía y musculatura que la banda ha empleado en
el desarrollo de los arreglos musicales que se van mostrando plenamente a
nuestros oídos en una ilación imparable. A lo largo del repertorio hallamos las presencias ocasionales de invitados como Mario Zamora [teclados], Raúl Loranzo [guitarra steel], Rubén Mingo [percusión], Javier Díaz Ena [Theremin], además de un ensamble de cuerdas y bronces. Digamos ya para empezar que “IV” es todo
un triunfo para la avanzada rockera española pero hasta aquí llegamos con
nuestros elogios por ahora: los retomaremos una vez que hayamos repasado los
detalles del repertorio y tengamos una perspectiva completa del disco que
tenemos en nuestras manos. Lo empezamos a hacer de inmediato.
Durando
¾ minutos, ‘Strelka’ da inicio al álbum comenzando con una actitud sutil y
sigilosa, ideal para instalar la primera atmósfera en clave reflexiva. A poco
de llegar a la barrera del cuarto minuto, la banda empieza a manifestar una
soltura mayor, lo cual catapulta el desarrollo temático a una expresividad
explosiva: la banda hace que esta ebullición extrovertida se mantenga dentro de
un encuadre bien definido, sin sobresaltos hiperbólicos. Tras este estupendo
inicio sigue ‘Qarqom’, pieza que cumple con la misión de traer recursos de
agilidad con un elegante aire filudo a lo largo de un espacio de casi 10 ¾
minutos. A través de tan ambiciosa duración que se aprovecha con una buena
ilación de variantes temáticas, las series de riffs y armazones rítmicas
perpetradas por las dos guitarras ostentan un vigor muy electrizante, el mismo
que se sostiene cohesiva y férreamente por la dupla rítmica. Algunas de sus
cumbres más rotundas de ‘Qarqom’ se enfilan seriamente por la tradición del
rock metálico. Tras este cénit que se instaura tan temprano, la ilación de ‘Lluvia’
y ‘Belenos’ debe darse maña para mantener el momentum solventemente… ¡y lo
hace! En efecto, ‘Lluvia’ se explaya en un ejercicio de minimalismo onírico
cuya base sonora apunta a lo místico mientras sus ornamentos superiores apelan
a una sensación de neurosis anárquica, siempre negándose a concretar la amenazante explosión que late sin cesar; por su parte, ‘Belenos’ irrumpe para
barrer de golpe toda esta neblina espiritual e imponer un fragor caluroso de
mediodía donde lo vigoroso y lo cálido se funden en una sola fuerza expresiva. Lo que disfrutamos en el esquema de ‘Belenos’ es como el híbrido perfecto de RUSSIAN CIRCLES, MOGWAI y KING CRIMSON. La
alternancia de pasajes explícitamente aguerridos y otros más constreñidos
resulta clave para mantener la frescura de la pieza consistentemente, lo cual
vale especialmente para la aureola de tensión que se manifiesta en el pasaje
final. Con ‘Viesca’, el grupo da un nuevo giro al esquema del álbum cuando nos
brinda un momento de solaz intimista marcado por la presencia de la guitarra
acústica y arreglos orquestales de cuerdas y bronces (violines, viola, violonchelo, trompetas, trombón y tuba). Definitivamente tenemos
aquí un momento de preciosismo magnífico, pero en vez de sonar pomposo, más
bien suena envolvente al modo de un paisaje interior que emana desde algún
rincón de la mente del ego para remodelar y renovar el colorido del paisaje
externo.
‘Kitsune’
vuelve de lleno a la estrategia de llevarnos por parajes de tensa robustez y
electrizante polenta por vía de atractivos juegos de riffs y desarrollos
armónicos. La vitalidad sónica del cuarteto se muestra sin tapujos pero
administrando siempre los momentos en los que hay que mostrarse con soltura y
otros donde hay que apelar a la auto-contención a fin de motivar una
expectativa en el oyente. Nos vamos acercando al final del “IV” cuando emerge
‘MRWING’, trayendo consigo retazos de densidad emocional que son heredados de
algunos momentos particularmente épicos de piezas anteriores. Con un lirismo bien armado, garantiza su gancho a despecho de su corta duración. El repertorio del
disco se cierra con ‘Oro Rojo’, tema que impone una brutalidad rotunda en su
sección prologar. El sofisticado encuadre rítmico que elabora la batería no
solo complementa sino que completa la labor de las guitarras duales en ese
tremendo pasaje inicial, el cual prácticamente suena a un extraño híbrido del
primer RUSSIAN CIRCLES y el IRON MAIDEN de la etapa ’82-’83. A partir de allí,
el grupo alterna dinámicas etéreas con efluvios ferozmente voraces apelando a
su nervio quintaesencial, un nervio que solo puede surgir de una ingeniería compartida entre
cuatro mentes que conocen sus oficios individuales con la misma cercanía que su
meta común integral. Sin dudas ni apelaciones, un final épico para un disco fulguroso. Todo esto fue “IV”, la nueva gozada que nos traen TOUNDRA
para el año 2015. No nos cabe duda que este ensamble ya tiene tiempo que ha
dejado de ser una unidad de jóvenes músicos para erigirse en un aquelarre de
jóvenes veteranos, por lo que interpretamos el rol de “IV” como una nueva carta
de declaración de la perpetua supremacía de dicha veteranía. ¡Disco altamente
recomendado!
Muestras
de “IV”.-
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