HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
El
trío gaditano GLAZZ vuelve al frente para aportar una nueva montaña – nada de
granos de arena con ellos – al paisaje general de la experimentación
psicodélica progresiva de España y del mundo. Esta asociación de Javi
Ruibal [batería, percusiones y Kaoss
pad], Daniel Escortell [bajos y sintetizador Moog] y José Recacha [guitarras,
sitar eléctrico y teclados] vuelve a hacerse presente con fuerza en los anales
de la vanguardia rockera española con “The Jamming Sessions: Take 3”, tercer y
último volumen de este concepto de hacer composiciones a partir de jams donde se
fusionan las inquietudes del jazz, la psicodelia, el funk-rock y el space-rock
bajo un genuino ropaje progresivo. El grupo estaba entusiasmado e inspirado
tras realizar la segunda mini-gira japonesa de su carrera en setiembre de 2014,
lo cual conllevó el sacar un buen provecho a una sesión de dos horas grabando
viajes psicodélicos improvisados en un estudio de Tokio en la víspera de su
regreso al hogar dulce hogar, junto a las costas andaluzas: “The Jamming
Sessions: Take 3” es justamente un repaso de los momentos que la banda
consideró mejor logrados. El disco fue publicado a inicios de diciembre último,
y podemos adelantar que está muy a la altura de las circunstancias en las que
se fue desarrollando este proyecto de articular piezas musicales bien definidas
a partir de jams. Hasta cierto punto, notamos en este nuevo disco el impacto de
las vibraciones épicamente fabulosas que se plasmaron en “The Jamming Sessions:
Take 2” – para muchos, el mejor disco progresivo español del año 2014 –, pero
con salvedades que garantizan una expresión: en efecto, este “Take 3” porta una
mayor dosis de acidez y aridez en las exploraciones psicodélicas, aunque sin
por ello aniquilar la majestuosa robustez que es tan propia de GLAZZ. Veamos
ahora los detalles de este disco para hacernos entender un poco mejor.
‘Sugoi’
abre el álbum ostentando un aura exótica bajo un tenor sigiloso en el cual las
dinámicas interacciones de los músicos se manejan bajo una sobria constricción.
Es con la segunda pieza ‘Maxshissei’ que el grupo empieza a ejercer robustos
recursos de vivacidad rockera, a la par que preserva los matices exóticos
anunciados en el tema de entrada. El peso del bajo es notable y sin duda
resulta vital para sustentar la cohesión que el grupo diseña para los variados
y complejos grooves que se van desarrollando a través de los 9 ½ minutos de
espacio reservados para esta pieza en cuestión. Con esos guitarreos que
elaboran retazos flotantes y esa labor tan ambiciosa de batería, los GLAZZ nos
regalan la mezcla perfecta de ingeniería Crimsoniana, mística acidez a lo GURU
GURU y jazz-rock contemporáneo, una mezcla que nos conduce hacia un fastuoso
pasaje final cuyo vigor esencial es manejado con impoluta exquisitez. Ya
bastante pronto nos topamos con un cénit del álbum… ¡y eso que queda mucho pan
por rebanar! Sigue a continuación ‘Astroboy’, un vuelo instrumental que va a
contrapelo de la exuberancia de la pieza inmediatamente anterior y se enfila
hacia una arquitectura de osadas cacofonías y ágiles mecanicismos: creando un
puente entre el post-rock y el krautrock de línea NEU!, el grupo añade matices
hard-progresivos de su propia cosecha mientras maneja el jam en curso, otorgándole
un crescendo sutil, y hasta diríamos que ingeniosamente “engañoso”. El cuarto
tema del álbum es el más extenso del mismo con sus 13 minutos y pico de
duración: se titula ‘Shinkasen’ y ostenta una vitalidad jazz-rockera que se
desarrolla por igual en momentos de introspección y otros de robustez
explícita, siendo estos últimos los que instauran finalmente un clímax
fabulosamente sofisticado. El cierre en clave de blues-rock en clave pesada
añade una graciosa agilidad al asunto. En cierto modo, lo que nos ofrecen GLAZZ
en esta pieza es afín a lo que hacen bandas indonesias como LIGRO y TOHPATI
BERTIGA, así como los norteamericanos de ATTENTION DEFICIT.
‘Chatelet’
se centra en climas serenos en base a un sencillo motif elaborado con un
talante etéreo, y justamente un oportuno contraste viene a continuación de la
mano de ‘Mawashi’. Con una sección inicial consistente en un solo de batería,
una vez que el trío opera integralmente, la pieza vira hacia una valiente
excursión de atonalidades y desestructuraciones donde convergen fluidamente los
discursos del free-jazz y de la psicodelia Crimsoniana. Una vez más, el grupo
nos demuestra que se siente en su salsa cuando de crear sonoridades explosivas
e incendiarias se trata, aunque también se da buena maña para desarrollar
elegantes ingenierías desde las cuales se pueda remodelar todo ese vigor, y
justamente éste es el leitmotiv de ‘Geri’, el viaje musical que se engarza con
‘Mawashi’. El solo de guitarra sobre el cual se centra este tema nos recuerda a
un Phil Miller (héroe de HATFIELD AND THE NORTH, IN CAHOOTS y otros ensambles
del Canterbury) intensificado con ornamentos Hendrixianos. En fin, el
repertorio concluye con ‘Yujo’, pieza que dura casi 5 minutos y cuya misión
consiste básicamente a las atmósferas iniciales del álbum – en la pieza ‘Sugoi’
– para desarrollar un sesudo ahondamiento temático, una excusa perfecta para
que el trío trabaje una excitante mezcla de jazz-rock y space-rock. Los efectos
vocales que emergen durante el fade-out le dan un toque humorístico al asunto. Culminada
y asimilada nuestra experiencia melómana con “The Jamming Sessions: Take 3”, es
justo y necesario llegar al diagnóstico infalible de que los periplos japoneses
de los GLAZZ ha sido inspiradores y productivos: este disco reafirma nuevamente
a estos tres mosqueteros de la vanguardia progresiva gaditana que son Javi,
Dani y José como miembros destacados de la élite del rock progresivo español de
última generación. Desde el Puerto de Santa María para el mundo entero… ¡rock
de gran calidad!
Muestras
de “The Jamming Sessions: Take 3”.-
No comments:
Post a Comment