Friday, March 11, 2016

Las primeras travesías de MAGELLAN


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

MAGELLAN es el grupo estadounidense que recordamos hoy, más específicamente, sus dos primeros álbumes “Hour Of Restoration” e “Impending Ascension”, los mismos que han sido reeditados por Magna Carta en un double feature publicado en agosto del 2015. Este grupo fue gestado en California a mediados de los 80s por los hermanos Trent y Wayne Gardner, amantes nostálgicos del clásico rock progresivo setentero y con ganas de replantear sus estándares para los entonces nuevos tiempos del rock a nivel mundial. Siendo el primero teclista y cantante y el segundo guitarrista, ellos han sido los creadores y directores del esquema sonoro esencial de MAGELLAN, un esquema que ostenta orgullosamente las principales influencias de YES, KANSAS y EMERSON, LAKE & PALMER mientras coquetea con los estándares del prog-metal. Todo esto se traduce en el esplendor fastuoso de las orquestaciones de teclado y variaciones de ambientes en las composiciones y la pomposidad explosiva. Incluso hay momentos en que se desarrolla una sensibilidad melódica frontal que usualmente se considera típica del neo-progresivo. Con la incorporación del bajista Hal “Stringfellow” Imbrie, el entonces trío quedó completo mientras se resignaba a no contar con un baterista interesado en completar el cuadro; así las cosas, las partes de batería y percusión para las composiciones de Trent Gardner quedaban bajo la “responsabilidad digital” de secuenciadores de ritmo manejados por los tres músicos. Afortunadamente, este factor restrictivo no significó un hándicap sino un estímulo creativo para la banda, pues las secuencias rítmicas se ajustan a los cambios de patrones rítmicos y variaciones de atmósferas que caracterizan a su ambición musical. Publicado a fines del año 1991, “Hour of Restoration” no solo marca el debut discográfico de MAGELLAN, sino también la apertura del sello Magna Carta, la cual en su momento funcionó como un punto de referencia crucial para lo que algunos denominaron el revival progresivo de los 90s en la zona estadounidense. Incluso el susodicho sello se bautizó a partir del primer tema de este disco. El material del disco se basa en grabaciones de las primeras composiciones de la banda, realizadas en dos temporadas: de agosto a setiembre de 1990, y de julio a agosto de 1991. La portada revela a un barco alado surcando un cielo azul oscuro: este Magallanes progresivo está dispuesto a dar la vuelta al cosmos y tiene el propósito muy firme desde esta primera travesía.


Los exigentes parámetros artísticos que se plantea la gente de MAGELLAN, junto con el nivel de entusiasmo y energía invertidos en las ejecuciones, conforman la mayor virtud de este disco debut, el cual también muestra los defectos que suelen afectar a todo disco de debut: momentáneos signos de inmadurez en la ilación de varias ideas musicales y un armado incompleto de la cohesión que debería guiar dicha ilación. Todo ello, los puntos fuertes y los débiles, son fáciles de detectar en la primera de las dos piezas de largo aliento, que se titula ‘Magna Carta’, aunque afortunadamente los aspectos positivos se imponen con mayor consistencia que los negativos. De hecho, podemos decir que “Hour Of Restoration” comienza a lo grande dado que los 14 ¾ minutos que ocupa ‘Magna Carta’ para instaurar sus desarrollos multi-temáticos sirven para dejar en el oyente empático una primera impresión tremendamente fuerte. La presencia de los teclados es decisivo para el enfoque global de la instrumentación: llena espacios con las orquestaciones y capas que salen a colación en cada sección sucesiva, y además elaboran algunos solos muy líricos en ciertos momentos en que el bloque sonoro se torna sutil. El epílogo se arma en base a capas etéreas de sintetizador sobre un compás de corte tribal, más una minúscula emulación de sonata de clavicordio. Por su parte, ‘Union Jack’ – la cuarta canción del disco – destaca por mantener un esplendor fabuloso y robusto a través de su sólida arquitectura. En líneas generales, logra encarnar un espíritu más cohesivo que la suite de entrada y elabora un vigor rockero más convincente a través de su aureola de sofisticación netamente progresiva. Los mejores 9 minutos del álbum, no nos cabe duda alguna sobre ello. En medio de estas dos composiciones alevosamente épicas se sitúa la dupla de ‘The Winner’ y ‘Friends Of America’: la primera de estas canciones porta una vitalidad sobria cuya fastuosidad estilizada nos remite a una mezcla del YES de fines de los 70s y al KANSAS clásico, mientras que la segunda coquetea con el estándar del prog-metal sin renunciar al rol preeminente de los teclados. Ahora bien… ¿qué diablos pasa con estas canciones? ¿Por qué tienen que ser tan cortas cuando contienen ideas melódicas tan atractivas y ostentan un gancho rockero innegable? Bueno, el hecho es que el trío se limitó a reducirlas a ítems cortos intercalados entre los dos temas de largo aliento: nos parece que daban para arreglos más expansivos, por supuesto.


En fin, el disco sigue adelante con dos canciones muy poderosas que responden a los títulos respectivos de ‘Another Burning’ y ‘Breaking These Circles’, más la relativamente breve pieza intermedia ‘Just One Bridge’. ‘Another Burning’ parece hacer algunas concesiones al modelo del AOR de los 80s, pero lo más predominante está en su manera de vehiculizar el estándar del neo-prog (al modo de MARILLION y PENDRAGON) a través de una genuina nostalgia por la faceta más pomposa del YES clásico. ‘Just One Bridge’ es una canción basada en un sereno juego de escalas de guitarra con tenues capas de teclado, derivando finalmente a una fastuosa sección instrumental desde la cual se prepara la emergencia de ‘Breaking These Circles’. Ésta encarna otro momento particularmente espectacular del disco, pues encapsula las mejores virtudes de ‘Friends Of America’ y ‘Union Jack’ en un espacio de 5 ¼ minutos, mientras asume también alguna herencia de los contrastes atropellados de ‘Magna Carta’. Tal vez sea adecuado señalarla como la síntesis perfecta de los recursos estéticos más notables del repertorio precedente. Aunque no era precisamente mala la idea de ubicar a esta canción como el broche de oro de “Hour Of Restoration”, la pieza final resulta ser ‘Turning Point’, durando poco menos de un minuto y medio. Básicamente se trata de un himno ceremonioso en el que Gardner apela a la misión de unir metas con el prójimo más allá del enfoque materialista y despótico del mundo moderno; esto le permite definirse como el epílogo de ‘Breaking These Circles’. En efecto, estas tres últimas canciones conforman un continuum interesante y cautivador para el repertorio íntegro del disco.


Con la concreción de “Hour Of Restoration” como un ítem real en el mercado fonográfico y un sello que estaba en rápida fase de auge con la incorporación de otras bandas notables (como SHADOW GALLERY, ENCHANT, ALTURA, y los holandeses de LEMUR VOICE), el trío californiano que ahora nos ocupa se sintió muy entusiasmado con el prospecto de crear el próximo disco, el mismo que – según nos parece desde nuestra humilde perspectiva – supuso una notoria mejoría en la capitalización de las mejores cualidades musicales del primer disco. De hecho, aún para muchos es uno de los mejores discos de MAGELLAN hasta el día de hoy. Nos referimos a “Impending Ascension”, el cual fue publicado en agosto de 1993. Para esta ocasión, el grupo se esmeró en muchos detalles no solo musicales sino también de imagen: por ejemplo, hay dos labores de dibujo hechas por Wayne Gardner en el libro de la edición original, aunque sin duda, la imagen de la portada es única: futurista y gótica, esta portada refleja una sensación de algo siniestro que se impone a pesar del tenor vivaz de los colores utilizados para las figuras. La primera canción del álbum fue grabada en junio de 1992, mientras que las demás lo fueron entre octubre del mismo año y marzo del siguiente: veamos cómo resultó esta segunda travesía de MAGELLAN.


Los dos primeros temas del disco son sendas piezas de largo aliento, dispuestos para envolver al oyente con su tenor épico y los abrumadores desafíos que suponen sus cambios de motivos, ritmo y ambientes: durando cada uno 11 minutos y pico, el grupo aprovecha a lo grande estas expansiones de espacio musical para elaborar exigentes armazones multi-temáticas. ‘Estadium Nacional’ tiene una letra basada en el ominoso golpe de estado dirigido por el chileno Pinochet. La introducción de cadencias tribales y cósmicas cortinas de sintetizador abre paso prontamente al primer cuerpo central, el cual es motivado por una ágil confluencia de sinfonismo clásico y prog-metal melódico. Las confluencias de los legados de GENESIS, EMERSON, LAKE & PALMER y el DREAM THEATER de la época 89-92 salen al frente con un groove particular que es uno de los sellos propios de la banda. También es de notar la inclusión de un hermoso interludio instrumental que se centra en el paradigma Genesiano, la misma que reaparece brevemente antes de la sección final; ésta, a su vez, vuelve a los climas exóticos que signaron la introducción, pero esta vez hay un tenor elegíaco en el esquema sonoro global, lo cual indica claramente el inicio de una etapa de oscurantismo y censura. En cuanto a ‘Waterfront Weirdos’, tiene una temática sobre los indigentes sin techo, siendo así que la letra adopta un aire tremendamente cínico en varios momentos. Para esta segunda pieza, el grupo conto con un colaborador de lujo: el baterista de JETHRO TULL Doane Perry, quien aborda un kit electrónico en su intervención a fin de mantener una coherencia con respecto a los sonidos percusivos plasmados por los secuenciadores. El enfoque creativo para ‘Waterfront Weirdos’ se plasma en una mezcla de sinfonismo de primera escuela (YES, GENESIS, KANSAS) y sinfonismo moderno al estilo neo-progresivo (MARILLION, IQ). Sobre un compás que alterna compases de 7/8, 4/4 y 6/8 con eficaz soltura, el motif se desarrolla con un gancho tan llamativo como robusto. También tenemos un intermedio instrumental muy marchoso cuyos matices industriales retratan muy bien el incesante fragor de las monumentales urbes modernas. El clímax final de esta mini-suite nos parece realmente fascinante, y es uno de los motivos por los que nos parece una de las cimas creativas de todo lo que ha venido haciendo la gente de MAGELLAN hasta la fecha. Ese efecto de señal de barco que interrumpe la fanfarria sintetizada final es una estupenda metáfora del nivel de deterioro que ha de sufrir una sociedad al dejar que la marginalidad se amplíe desde su propio seno.


Cuando surge ‘Songsmith’, el grupo se siente preparado para trabajar con espacios más concisos, los cuales aprovecha para elaborar ideas cercanas al estándar del prog-metal aunque sin perder de vista el aspecto sinfónico que se siente siempre tremendamente arraigado en el modus operandi de MAGELLAN. La canción tiene un gancho innegable y sus variantes de ritmo y atmósfera son fáciles de seguir de parte del oyente. Una línea de trabajo muy parecida se plasma en la siguiente canción, titulada ‘Virtual Reality’. En cuanto a gancho, éste se mantiene coherente a lo largo del desarrollo temático pero pierde en la comparación; por otro lado, sus niveles de complejidad compositiva en obediente clave sinfónica juegan a su favor para la experiencia melómana, siendo así que los aspectos patentemente digitales de la base rítmica son dirigidos con refinada sensibilidad. Un factor común en estas dos canciones es que Imbrie cuenta con claras oportunidades para sacar a relucir sus aportes como fundante de la labor rítmica, actuando con notoria soltura en varios momentos. Como dato adicional, Hope Harris aporta una narración femenina durante el prólogo. El impresionante instrumental ‘Storms And Munity’ dura poco menos de 2 ¼ minutos, poco tiempo en verdad, pero suficiente para establecer un dinamismo ingeniosamente vigorosoen una confluencia de los paradigmas de ELP y KANSAS (casi como un hermanamiento del tema inicial de ‘Tarkus’ y ‘The Spider’), pero aparte de sus méritos individuales, su misión principal consiste en tender un puente hacia la tercera mini-suite del álbum, ‘Storms And Mutiny’: tema inspirado en los dramáticos altibajos que tuvo que padecer la misión de Fernando de Magallanes hasta antes de su póstuma compleción de la primera vuelta al mundo por mar, nos brinda la usual serie de variaciones melódicas y rítmicas que se espera de toda composición progresiva de largo aliento y narrativa erudita. Aunque en conjunto no nos impresiona tanto como cualquiera de las dos primeras suites, también resulta bien lograda en su estructura diversa y en su afilado punche. Los últimos minutos están dedicados a un atmósfera serena que se extiende a través de un aura etérea. Lo único que nos intriga es por qué ‘Under The Wire’, un tema de clara tendencia prog-metalera que pudo haber cerrado el disco con un explosivo broche de oro, se limita a ser una simple coda de un minuto y medio: pudo haber sido un buen tema, pero ya sabrán sus gestores cuál era el motivo para darle ese espacio y ese rol de mero epílogo para el repertorio de “Impending Ascension”.


En suma, “Impending Ascension” supuso una franca evolución para mejor respecto a “Hour Of Restoration” en términos de inteligencia invertida en los arreglos y una mayor solidez en las performances, todo ello mientras sigue explorando los mismos esquemas estilísticos. Por supuesto, la banda aún estaba en una fase de tanteo con miras a proyectarse hacia un sonido más pulido en sus dos discos siguientes – “Test Of Wills” y “Hundred Year Flood” –, pero por ahora, el trío de Gardner, Gardner e Imbrie demostraban fehacientemente una capacidad para ascender en el afinamiento de su particular ingenio navegador a través de los mares y océanos del rock progresivo de los 90s. De hecho, la atención que recibieron estos dos primeros discos de MAGELLAN forjó el camino para que Trent Gardner se convirtiera en algo así como una personalidad en el mundillo del art-rock. Aparte de su labor en MAGELLAN, el buen Trent fundó y dirigió el proyecto colateral EXPLORER’S CLUB, creó la ópera-rock-progresiva “Leonardo: The Absolute Man” (inicialmente planeada como un disco de MAGELLAN con muchos invitados especiales), fue activo integrantes de los discos de tributo que Magna Carta produjo sobre PINK FLOYD, YES, GENESIS, EMERSON, LAKE & PALMER y JETHRO TULL. Y para añadir más méritos a este CV, fue coautor de algunos temas del primer disco de MULLMUZZLER (proyectos solista del frontman de DREAM THEATER James LaBrie) y del segundo disco solista de STEVE WALSH “Glossolalia”. Mucho hay que escribir sobre Trent Gardner y MAGELLAN, pero por ahora nos ceñimos a lo que nos muestran estos dos primeros discos del grupo en cuestión. Hoy por hoy, MAGELLAN no pertenece al catálogo de Magna Carta, y de hecho, todas las bandas y proyectos que alguna vez fueron arropadas por él guardan malos recuerdos de ese tiempo, aunque también algunas le reconocen el haberles dado su primera tribuna. Al igual que en el caso de SHADOW GALLERY, este double feature de “Hour Of Restoration” e “Impending Acension” no reemplaza a los ítems originales por tener datos tan parcos en su empaque, pero de todas maneras será importante de obtener de parte de quienes hayan llegado a conocer y admirar la obra de MAGELLAN fuera de las “vías “normales”.


Esta retrospectiva está dedicada a la memoria del guitarrista Wayne Gardner, quien tomó su propia vida en un fatídico día de febrero del año 2014, agobiado física y mentalmente por la imparable migraña que, a su vez, era producto de un tumor cerebral cancerígeno. Gracias a Wayne por todo, y en general, gracias a todos los que han trabajado con los hermanos Gardner en este grupo cuya época inicial celebramos en esta reseña.


Muestras de MAGELLAN.-


[Esta reseña incluye información originalmente publicada en los siguientes enlaces de la página web La Caja De Música:http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/magellan_hourofrestorarion.html + http://www.dlsi.ua.es/~inesta/LCDM/Discos/magellan_impendingascension.html]


[Dedicamos esta retrospectiva a Gustavo Bolasini, quien a través de la radio internauta El Retorno Del Gigante me presentó la existencia de esta reedición especial de MAGELLAN.]


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