HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta ocasión nos metemos en los
pasadizos de los recuerdos y nos remontamos a inicios de la primera década del
presente milenio con el grupo argentino QUAKER y lo que fue su debut
fonográfico con el disco “Autocrítica”. El
cuarteto, fundado en La Plata a inicios del milenio, grabó este ítem que fue publicado por el sello Viajero Inmóvil en agosto
del año 2005: estaba compuesto por los guitarristas Papo Manes y Jerónimo de la
Arena, el bajista Federico Caselli y el baterista Luciano Caselli. Como
colaboradora ocasional fungía la teclista Carolina Becerra, aportando
ornamentos y matices al de por sí solvente sólido entramado del cuarteto para
el segundo tema del álbum. El núcleo sonoro de QUAKER, banda que en su momento
encarnó una de las revelaciones más potentes de la escena progresiva argentina
del nuevo milenio, estaba empapado de afluencias Crimsonianas que alternaban
entre el legado de la época 73-74 con la fase 80era de tan significativo hito
del rock progresivo, pero también había espacio suficiente para la elaboración
de ambientes densos y engañosamente lánguidos a lo post-rock y grooves de tenor
jazz-rockero. Lo primero se hace evidente, en líneas generales, en el modelo
artístico de QUAKER es la manera tan calculada de construir una ingeniería
envolvente en base a los juegos armónicos, contrapuntos y polifonías de los dos
guitarristas, e inmediatamente después se abren a nuestro oídos las
construcciones de compases ingeniosos (habitualmente no demasiado frenéticos)
de parte de la dupla rítmica para sustentar ambientes psicológicos que exigen
nuestra activa participación como oyentes. El resultado final se traduce en una
serie de excursiones musicales diseñadas para impactar en el cráneo del oyente
e invitar a su cerebro a viajar hacia esferas recónditas del yo interior y del
universo circundante, evocando lo misterioso sin dejar de hacerse sugerente, no
llegando nunca a lo tenebroso aunque sí coqueteando muchas veces con el
claroscuro.
‘Frühstück’
da inicio al repertorio con una uso particularmente ingenioso del vigor
expresivo del grupo: manejando compases no muy frenéticos y poniendo énfasis en
lo sutil a la hora de desarrollar el motif central, el grupo se da maña para
mostrar una musculatura inapelable tanto en la ingeniería dialogante de las dos guitarras como en el sustento rítmico que ostenta una agilidad sobria y elegante. Para el asentamiento del pasaje final,
sobre la frontera del quinto minuto, el ensamble cambia levemente de registro
para elaborar un ejercicio de filuda implosión con el fin de crear un clímax
específico en la conclusión. Ya con dos piezas que siguen después, ‘Autocritica?’
y ‘Russian Mountain’, la banda nos obsequia algunos de los pasajes más intensos
del disco a partir de la capitalización de la magia sónica expuesta en
‘Frühstück’, que nos impactó como una tremenda vía de entrada. En el caso de
‘Autocrítica?’, tenemos un caso severo de neurosis modernista al modo de las
polifonías arquitectónicas del paradigma Crimsoniano de los 80s, alternándolas
a veces con matices sombríos a lo post-rock. Antes de que la batería entre en
acción, para lo cual se toma un notable tiempo de espera, las guitarras
exploran un dinamismo impresionista; ya con el grupo íntegramente en acción, el
esquema Crimsoniano en curso adquiere un groove abiertamente sofisticado que
permite al aura de la pieza sacar de sí toda su luminosidad latente. Por su
parte, ‘Russian Mountain’ establece un serio y magnético híbrido de psicodelia
progresiva pesada y stoner, siempre metiendo algunos matices jazzeros al
esquema rítmico para que el evidente despliegue de vigor incendiario no se
salga de control. En medio de estas dos piezas se sitúa ‘Memorias De Un Pato De
Hule’, la cual se centra en el discurso jazz-rockero con la exploración de
climas serenos e introspectivos. A despecho de la aureola reflexiva que ostenta
el motif central, la batería elabora varios momentos vigorosos que, a pesar de
sonar paradójico, resultan convincentes a la hora de resaltar ciertas
instancias expresivas de la pieza. Siendo el tema menos extenso del álbum con
sus poco más de 3 ¼ minuto de duración, ‘Hanoi’ se preocupa bastante por
trabajar la faceta psicodélica del grupo, siempre con un énfasis en el modelo
Crimsoniano, aunque también podemos encontrar parentescos colaterales con el
krautrock guitarra-céntrico de unos GURU GURU.
Mientras
el grupo viaja continuamente desde lo interior hasta lo exterior y viceversa,
no nos debe sorprender que sean las cadencias introspectivas los factores que
inundan sistemáticamente los esquemas respectivos de los dos siguientes temas,
‘Melos Per Manencia’ y ‘Arsis’. ‘Melos Per Manencia’ enfatiza la relevancia de
las tonalidades de tinte jazz-rockero, con lo cual permite que entren algunos
halos de luz del atardecer en medio de la grisácea ambientación que predomina
en la pieza, especialmente en lo referente a la polenta mesurada que se emana
de los solos alternados de ambas guitarras. ‘Arsis’, por su lado, explora lo
introspectivo yendo por la senda de lo sombrío, casi tentando lo siniestro pero
con un aire de misterio que más parece del Purgatorio que del Limbo. Las
abstracciones Frippianas de los ornamentos de guitarra y las vibraciones
minimalistas de inspiración post-rockera conviven fluidamente en medio de la
etérea densidad que marca a la pieza. Los últimos 7 ½ minutos del disco están
ocupados por ‘A
Zurda Y Siniestra’, tema que se explaya en un núcleo abiertamente Crimsoniano
aunque en algún momento interrumpe esta estrategia para elaborar un ambiente
fusionesco de talante relajado y sereno. Para la retoma del núcleo central, el
grupo decide aumentar la polenta y explorar su faceta más explosiva. Los parcos
aplausos del final conforman un curioso truco humorístico tras el último
despliegue de fragor rockero. En suma,
este disco es uno de tantos síntomas de vigor y creatividad renovada que han
venido evolucionando y asentándose en la provincia progresiva argentina a lo
largo del presente milenio. “Autocrítica” nos ha mostrado a unos QUAKER pugnantes
por lograr gestar algo original a partir de las fuertes influencias que asimilan,
y ciertamente lograron su cometido al plantear una oferta musical refrescante a
través de sus retratos sonoros que transitan infatigablemente entre lo
observacional y lo catártico.
Pocos
años después de la publicación de este disco, QUAKER se reformuló como trío y
pasó a llamarse justamente QUAKER TRÍO, concentrando su labor creativa bajo las
coordenadas del jazz-rock. Unos años después, el grupo pasó a quinteto y asumió
el curioso nombre de QUINTETO QUAKER TRÍO, donde se mantenía activos el
baterista Luciano Caselli y el guitarrista Jerónimo de la Arena, añadiéndose
las presencias del pianista Ignacio Stoppani, el bajista Fernando Alonso y el
vocalista Diegomartez. Este dato es materia para explayarse en otra
publicación: por ahora, nos limitamos a expresar nuestra dulce nostalgia por lo
que hicieron los integrantes del colectivo QUAKER en su etapa progresiva; es
una pena que “Autocrítica”
sea el único designio que nos legó la alineación vigente en dicha etapa, pero
quien pueda conseguir un ejemplar de este disco, pues no se lo piense dos
veces, que sin duda gozará mucho de este testimonio de la avanzada rockera
argentina de inicios del tercer milenio.
Muestras
de “Autocrítica”.-
A
Zurda Y Siniestra: https://viajeroinmovilrecords.bandcamp.com/track/a-zurda-y-siniestra
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