Wednesday, August 29, 2018

La telúrica magia jazz-progresiva de XAVI REIJA y sus grandes amigos



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

En esta ocasión tenemos el enorme placer de presentar un disco concebido y desarrollado con una extraordinaria logística musical: se trata del nuevo disco del baterista y compositor XAVI REIJA que se titula “The Sound Of The Earth”, y donde participan luminarias tales como Tony Levin [Stick, bajo y contrabajo], Markus Reuter [Touch guitar] y Dušan Jevtovič [guitarra]. O sea, tenemos en este ensamble de apoyo para REIJA a dos tercios de los STICK MEN y a uno de los máximos héroes de la avanzada jazz-rockera contemporánea. “The Sound Of The Earth” fue publicado por MoonJune Records el pasado 16 de junio. Aunque en el título el asunto se registra como un nuevo trabajo solista del maestro REIJA, la cosa es que esta obra está centrada en la creación colectiva: las cuatro secciones homóminas son compuestas conjuntamente por los cuatro músicos partícipes, mientras que la figura protagonista se encargó de componer tres piezas y su amigo de siempre Jevtovič hizo lo propio con otros dos. El repertorio de este disco fue grabado en agosto del 2016 en el Club House Studio de Rhineback, Nueva York, siendo llevado el material a tierras españolas para sus sucesivos procesos de mezcla (por Jesús Rovira en La Casa Murada de Banyeres del Penedés) y masterización (a cargo de Álvaro Balañá en Impact Mastering Lab, Barcelona). 
Vitalidad, grandilocuencia y nervio entretejidos bajo ropajes de misterio: he aquí la clave principal de los desarrollos sonoros que se exponen a lo largo de las nueve piezas que conforman este repertorio: veamos ahora los detalles de cada una de sus instancias constituyentes. 


‘Deep Ocean’, con sus casi 6 ¾ minutos de duración, pone inicios a las cosas con un despliegue de vigor expresionista que sabe medir bien los desarrollos y expansiones de su vigor esencial sobre un groove contenido. Así, los filudos golpes de la batería y los no menos entretejidos de guitarra y Touch Guitar instauran una magia robusta  y absorbente que permite al contrabajo de Levin abrirse espacios para la adición de inspirados colores adicionales. Con parsimoniosa majestuosidad, semejante a la que sería propia de un RAY RUSSELL transfigurado a través de un trance Zeppeliano-Hendrixiano, esta pieza construye montes y abre surcos fluviales en el valle del yo interior del oyente. El segundo tema del disco es la primera de las cuatro extensas entregas en las que se reparte el concepto homónimo del disco: ‘The Sound Of The Earth I’, que ocupa un espacio poco menor de 10 minutos, se caracteriza por ostentar un aura permanente de meditabunda solemnidad. Así las cosas, el cuarteto hace gala de su cautelosa astucia común para dejarse guiar por el continuo ascenso de sus estrategias de intensidad expresionista mientras las cosas van fluyendo. En los dos últimos minutos la pieza halla el norte sonoro que buscaba con elegante ahínco, focalizando con nervio decisivo el broche deseado. ‘From Darkness’, por su parte y en contraste con el ítem inmediatamente precedente, es frontalmente punzante en su despliegue de gráciles densidades prog-psicodélicas sobre un compás de 5/8. Nos hallamos ahora en territorio afín al paradigma Crimsoniano con poderosas sazones procedentes del cosmos de los STICK MEN y el mundo musical del propio Jevtovič en su faceta más aguerrida (autor del tema en cuestión, dicho sea de paso). Si ‘The Sound Of The Earth I’ fue una demostración de cauces de aire, entonces los puntos culminantes exhibidos en ‘Deep Ocean’ y ‘From Darkness’ fueron, respectivamente, un muestrario de oleajes señoriales y un escenario de hogueras galácticas. 

‘The Sound Of The Earth II’, en comparación con la primera parte, exhibe un dinamismo más extrovertido sobre un groove más rotundo, lo cual le permite recibir los legado de aire y fuego de los dos temas precedentes con enérgica soltura. El exuberante y grandilocuente hermanamiento entre Reuter y Jevtovič en las capas, fraseos y exigentes bases armónicas que emanan de sus instrumentos hallan el soporte perfecto en la dupla rítmica, la cual decide aumentar su punche por un rato a poco de pasada la frontera del cuarto minuto y medio, dándose así un breve clímax dentro del jam en curso. Pocos instantes de llegar a la barrera del octavo minuto, el cuarteto vira hacia un swing un poco más agudo, lo cual permite que las exploraciones psicodélicas en curso adquieran una intensidad más penetrante, aunque el grupo decide elaborar la antesala de un remanso ulterior durante el último minuto. ‘Serenity’ empieza  como una afirmación sonora de su propio título, exhibiendo un motif envolventemente sereno a partir de un esquema melódico muy lacónico y una pauta rítmica calmada. Es como si aquí estuviese concretándose el espacio de remanso que se anunciaba en las instancias finales de la pieza precedente mientras las capas del transfondo completan los ornamentos requeridos. Pero, en la segunda mitad de este viaje musical, las guitarras elaboran un crescendo situado entre lo rabioso y lo melancólico. Cuando llega la tercera entrega de ‘The Sound Of The Earth’, el ensamble explora un ejercicio de vitalista parsimonia (por paradójica que suene la expresión) por vía de una sinergia autoconstreñida que los músicos utilizan, desde la individualidad de cada uno, para unirse en un ejercicio de contemplación colectiva. Los instrumentos simplemente hacen un paisaje sonoro de lo que sucede en cada una de las cuatro contemplaciones simultáneas dentro de un bien definido esquema  de trabajo. ‘Lovely Place’ es la pieza más lírica del álbum: como ha pasado otras veces en el repertorio precedente, comienza con una actitud calmada y notoriamente sobria para luego derivar hacia algo más explícitamente intenso. El virtuosismo de los actores juega a favor del carácter cautivador del croquis melódico en curso, terminando todo en un regreso a la calma originaria. 

Durando más de 16 ½ minutos, ‘The Sound Of The Earth IV’ resulta ser el ítem más prolongado del disco. El núcleo drásticamente etéreo en torno al cual giran los libres diálogos y reenecuentros entre los cuatro participantes se extiende a través de una vasta dimensionalidad de mantos flotantes en medio de una ambientación free-jazzera, casi al modo de una remodelación krautrockera de la faceta más misteriosa de los WEATHER REPORT en sus dos primeros años. Por un momento, a poco de pasada la frontera del octavo minuto y medio, parece que se va a armar un groove definido, pero en realidad se trata de un espejismo, un breve oasis de estructura que se diluye en la mágica lógica de libres efluvios que va reinando de principio a fin. Los músicos se ponen a retratar el modo en que la tierra se rehace por vía de varias conmociones indeterminadas sucesivas... pero es en los últimos cuatro minutos donde la tierra parece ya totalmente segura de cómo quiere que se afiance su reestructuración. El desarrollo del jam final exhibe un nuevo trance de incandescente vigor dentro del álbum, cerrándose todo con un epílogo onírico e inquietante. El broche del disco llega con el arribo de ‘Take A Walk’, un ejercicio de ingeniería Crimsoniana dentro de un contexto progresivo que tiene algo de sombrío, aunque también emana algunos retazos de luminosidad juguetona. En total, hemos disfrutado de 77 minutos de grandilocuentes y enérgicos viajes sonoros donde las Musas de la música jazz-progresiva han iluminado las facetas más musculares del maestro XAVI REIJA y sus magistrales compañeros de aventuras. “The Sound Of The Earth” es un disco poderoso y fabuloso que está repleto de magia telúrica donde el ideal artístico jazz-progresivo queda vigorosamente revitalizado. Esta asociación de XAVI REIJA con sus ilustrísimos socios Tony Levin, Markus Reuter y Dušan Jevtovič ha gestado un disco muy especial y muy recomendable.


Muestras de “The Sound Of The Earth”.-

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