Saturday, September 01, 2018

Un viaje a las tierras bajas con ZEVIOUS




HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se da  la ocasión de presentar al nuevo disco del trío estadounidense ZEVIOUS, el mismo que responde al título de “Lowlands”. Publicado a mediados del pasado mes de agosto por el sello Nefarious Industries tanto en formato digital como en una edición limitada en vinilo, este cuarto trabajo del trío afincado en Nueva York se nos muestra justo en el décimo aniversario de su homónimo disco de debut. Desde inicios del milenio, esta cofradía avant-progresiva conformada por el guitarrista Mike Eber, el bajista Johnny DeBlase y el baterista Jeff Eber recoge para “Lowlands” la contundente siembra de filudas experimentaciones rockeras que se ha venido instaurando en la fenomenal secuencia de los dos álbumes precedentes (“After The Air Raid” y “Passing Through The Wall”, de los años 2009 y 2013, respectivamente): la cosecha fue exitosa por lo que este nuevo disco también resultó ser fenomenal con su propio sello, tal vez aportando un poco más de fulgor y una serie más definida de contrastes sónicos en nombre de una coherente evolución musical dentro de los parámetros esenciales que los ZEVIOUS trazan para sí mismos. Aparte de ser socios en esta entidad triádica, Mike Eber participa en Smother Party, su primo Jeff hace lo propio en Dysrhythmia, y DeBlase toca en Many Arms, por lo que estamos hablando de jóvenes y versátiles veteranos en las respectivas áreas del avant-metal, el rock-in-opposition y el noise rock: ZEVIOUS es, en algún sentido, el hogar más estructurado de todos en los que habitan estos tres músicos. Pasemos de una buena vez  a los detalles de “Lowlands”, ¿vale?



Con la dupla inicial de ‘Tube Lord’ y ‘Smear Campaign’, el trío se muestra frontalmente dispuesto a establecer nuevas motivaciones para el agresivo ideario de rock experimental que siempre ha ostentado como su cruzada particular dentro del escenario progresivo del nuevo milenio. ‘Tube Lord’ comienza con una breve secuencia letánica desde la cual se arma el campo para que el parco motivo central marcado por la guitarra se imponga con rotunda contundencia. Las líneas de bajo y la ágil labor de la batería se encargan de llenar espacios con ingenieril vigor en la mayor parte del tiempo, aunque también en algunos pasajes estratégicos asumen una actitud un poco más lacónica, como si quisieran aludir a un aura expectante en medio del patente fragor rockero. Ya para cuando está bien entrado en el último tercio de la pieza, el trío opera como una maquinaria de artillería pesada que articula un robusto equilibrio entre el post-metal, el prog-metal y el jazz-rock. En el caso de ‘Smear Campaign’, contamos con un explayamiento mucho más sofisticado de las pautas de aguerrido señorío antes instaladas en la pieza de apertura. Elaborando una ilación más compleja de los diversos motivos en curso a través de una ingeniería más dinámica y un groove más ágil, los riffs, bases armónicas y ocasionales solos de las guitarras sobregrabadas arman un batallón rockero que se confronta amigablemente con la genialmente inspirada dupla rítmica. En un osado e incandescente hermanamiento entre post-metal, math-rock, stoner y modismos Crimsonianos, dando como resultado una bizarra ensoñación sonora arropada por un fragor majestuoso y belicoso, el grupo gesta el primer cénit definitorio del álbum. La primera mitad del disco se cierra con ‘Slaves Of Rotor’, que con sus poco menos de ¾  minutos de duración se erige como la pieza más extensa del repertorio. Es, de hecho, el ítem más sombrío del repertorio pues establece una ambientación de inspiración stoner dentro de un enclave de psicodelia progresiva signado por una espiritualidad oscurantista. El trío maneja con inteligencia el gancho inherente a este largo ejercicio de fortaleza rockera, por lo que los minutos pasan volando. 

Ritual Based Symmetries’ abre la segunda mitad del disco y lo hace estableciendo recursos de neurótica gracilidad y colorida agilidad al modo de una triádica encrucijada entre los paradigmas de AHLECHAUTISTAS, DON CABALLERO (los tres primeros álbumes) y los KING CRIMSON de los 90s. El complejo y tremendamente inspirado juego de contrapuntos y polivalencias armónicas arma una arquitectura que va continuamente retorciéndose en torno a su propio centro y rearmando su consistencia desde el primer instante hasta el último, todo ello con una vitalidad firme que no baja un ápice durante sus casi 4 ½ minutos de duración. ‘Null Island’ recoge en buena medida la herencia de neurótica extroversión heredada del tema inmediatamente precedente, pero lo hace con un filo más crudo y un enfoque más complicado. Hay un carácter más urgente en este tema, como si varios signos de delirio patológico se estuviesen filtrando seriamente en medio de toda la parafernalia fulgurosa en desarrollo: lo que suena aquí es un recio ejercicio de confluencias entre los disímiles modelos de GUAPO, BEHOLD... THE ARCTOPUS, RUSSIAN CIRCLES y KING CRIMSON. estos dos temas instalan conjuntamente otro cénit crucial para el álbum que estamos reseñando. Los trucos de pesadez frontal que tanto protagonismo habían adquirido en los dos primeros temas del álbum regresan de forma severa y convincentemente potenciada en la penúltima pieza del disco, la cual se titula ‘Sensor Recall’. El factor prog-metalero y, en una medida ligeramente menor, también el factor math-rockero, vuelven al frente como enfoques teóricos para las bizarras y musculares secuencias de riffs, armazones armónicos y grooves con los que se construye el cuerpo central de esta pieza. En fin, ‘Slow Reach’ pone el punto final al repertorio de “Lowlands” con una sólida exhibición de síntesis de los recursos post-metaleros y stoner que ya han hecho acto de presencia en varias ocasiones a lo largo de los temas precedentes. Con un inicio parsimonioso y casi tétrico que parecía anticipar un regreso a los senderos inquietantes de ‘Slaves Of Rotor’, el tema no tarda en derivarse hacia una exaltación fabulosa y bien focalizada donde las dimensiones más ásperas de la esencia del nervio rockero se ponen al servicio de la expresión de un vitalismo guerrero y furioso. Así las cosas, la estructura de este tema final se articula en una alternancia de pasajes flemáticamente grisáceos con otros implacablemente exaltados. El drástico golpe final supone un oportuno cortante final para el disco como un todo.

“Lowlands” es, como indicamos en el primer párrafo de la presente reseña y ahora reiteramos, un disco poderoso y fenomenal que sigue de forma muy sólida y creativa por la senda  trazadas en los discos previos de la banda. ZEVIOUS sigue siendo una entidad creativa muy a tener en cuenta dentro de la vanguardia progresiva de nuestros días. ¡Totalmente recomendable este disco!... aunque, sin duda, sus dosis de potencia y de sofisticación obligan a que su apreciación se haga en un momento de calma y detenida concentración.



Muestras de “Lowlands”.-

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