Friday, August 24, 2018

STICK MEN (2010-2013)



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy se nos antoja repasar la fase de la historia del excelso trío STICK MEN que va entre los años 2010 y 2013, o sea, la que abarca desde el segundo disco “Soup” (el último disco con el Stickista Michael Bernier como socio directo de Tony Levin) y la dupla de “Open” y “Deep” (los dos primeros con el maestro alemán Markus Reuter a las Touch Guitars). Hoy por hoy, esta última alineación de Tony Levin, Pat Mastelotto y Markus Reuter sigue vigente, ondeando con firmeza y tremenda creatividad la bandera del arte del rock y aumentando con cada nueva gira su ya de por sí altísimo prestigio como uno de los pilares más excelsos del movimiento progresivo de este milenio. Pues bueno, el asunto con este grupo tiene su semilla en el disco solista de TONY LEVIN “Stick Man”, publicado en el 25 de setiembre del año 2007. En él colaboraba su colega en KING CRIMSON Pat Mastelotto y un puñado más de músicos de apoyo mientras el buen Tony tocaba el Stick, el bajo, el cello eléctrico, el contrabajo eléctrico y los teclados. El resultado fue tan satisfactorio que llenó de mucha motivación a Mastelotto, quien coincidió con Levin respecto a la idea de convertir esta instancia creativa en un ensamble concreto y firme: su nombre tenía que ser STICK MEN. Así las cosas, antes de que acabara el primer decenio del nuevo milenio, los STICK MEN eran una realidad tangible con Levin, Mestelotto y otro Stickista llamado Michael Bernier. Su primer disco homónimo fue publicado en el año 2009 y al año siguiente fue reeditado con notorias variaciones en el ordenamiento de su repertorio y algún tema adicional bajo el título de “Soup”: veamos ahora sus detalles.


Durando casi 5 ¾ minutos, el tema homónimo abre “Soup” a punta del establecimiento de una engañosa  parsimonia que alumbra el humor propio de la pieza dentro de un contexto de psicodelia pesada con raigambre progresiva. Ya en el preludio, con esos entramados vocales que juegan con las palabras soup y supercollider, uno se da cuenta de que el jolgorio surrealista va a ser la norma nuclear de esta pieza... y mas aún cuando uno se topa con algunos recursos de hip-hop en el desarrollo temático. A continuación sigue la pieza tripartita ‘Hands’, cuya secuencia total se extiende por un total de 8 ¾ minutos. La primera parte es netamente Crimsoniana (combinando las redes arquitectónicas que se ensalzaban en los momentos más fastuosos de los 80s con el vigor contundente que se desprendía de los pasajes más sofisticados de los 90s). La segunda parte juega con una compleja trama rítmica arropada y moldeada por el arsenal electrónico de la sección percusiva; dándose una dimensión futurista a un motif que resulta esencialmente jazz-rockero, el esquema de trabajo cibernético en curso logra plasmar una frescura exultante. En fin, la tercera y última parte tantea directamente recursos de tétrico expresionismo, siempre bajo un manto Crimsoniano: con su relativamente corta duración de 2 minutos y segundos, su función principal parece ser la de operar como epílogo de la secuencia global de ‘Hands’. Con la dupla de ‘Inside The Red Pyramid’ y ‘Fugue’, el trío se dispone a seguir expandiendo sus subterfugios estilísticos. En el caso de ‘Inside The Red Pyramid’, tenemos un ejercicio de serenas luminosidades peogresivas penetradas por una aureola fusionesca y ahormadas por una etérea ingeniería psicodélica. Al comienzo, son las capas de los dos Sticks las que ocupan un rol dominante, pero en una siguiente instancia, los riffs se apoderan de la situación y le dan un poco más de punche al asunto. Por su parte, ‘Fugue’ establece un intrépido viaje jazz-rockero que exige a los tres músicos poner sobre el tapete muchos de los trazos de sus propios virtuosismos individuales. Jolgorio tenso y extroversión solemne se funden una una sola fuerza expresiva. Para el último minuto, el grupo da un drástico viraje hacia un recogimiento introspectivo. ¡De lo mejor que han hecho los STICK MEN con Bernier en sus filas!     


‘Sasquatch’ retoma frontalmente el paradigma Crimsoniano de los 80s y, en parte, también el paradigma de la obra solista de Levin. El factor jazz-rockero sigue siendo extremadamente relevante en la composición así como en el arreglo final, pero tenemos aquí una pieza esencialmente progresiva. Mastelotto le da una densidad bastante vigorosa a sus intervenciones, lo cual realza el carácter misterioso de aquellos pasajes transicionales en los que los dos Sticks se quedan solos gestionando su propia urdimbre común. ‘Scarlet Wheel’ se caracteriza por volver al terreno de lo etéreo, esta vez con un talante un tanto ceremonioso que se hace sentir no solo en la combinación de capas sintetizadas y artilugios que emulan percusiones tonales, sino también en el canto, el cual ostenta algunos quiebres emotivos. El swing de la pieza es contagioso y, a la vez, distante. El momento más ambicioso del repertorio llega con ‘The Firebird Suite’, una versión de la inmortal composición del maestro IGOR FYODOROVICH STRAVINSKY que el ensamble convierte en una genuina aventura progresiva de 13 ¼ minutos. La primera parte se centra en explosivos trucos psicodélicos desde los que los efluvios incendiarios en curso se adentran en una lógica deconstructiva cargada con rabioso brío. Es en la segunda parte donde el trío se dispone a manejar los diversos registros temáticos en una ilación escrupulosa y sesuda que se sumerge una y otra vez en una arquitectura sónica extravagante y desafiante. La tercera parte de la suite comienza con un tenor introspectivo y otoñal, lo cual permite a las notas con las que se desarrolla la envolvente y ensoñadora secuencia armónica enseñorearse de toda la atmósfera. Es prácticamente un sortilegio desde el cual se convoca a alguna luz trascendente revelarse para acabar con un inaguantable misterio. Así las cosas, la cuarta y última parte emerge con un inicial aire de sigilosa sobriedad, perpetuando en buena medida las vibraciones flotantes de la tercera  parte, para luego plasmar un fulgor espléndido categórico para la majestuosa coda. Los últimos 6 minutos del disco están ocupados por ‘Relentless’, una pieza que exhibe una neurótica gracilidad dentro de un nuevo ejercicio de psicodelia progresiva que casi parece coquetear con el modelo del prog-metal. Un interludio bastante sobrio entra a tallar para gestar un preciso recurso de preciosista variedad. “Soup” es, en un balance general, el disco que refuerza la presencia de los STICK MEN en esta primera fase de su trayectoria. 



Bernier abandonó al trío poco tiempo después de la publicación de “Soup”, siendo reemplazado por el Markus Reuter a inicios de agosto del año 2010. Este excelso multiinstrumentista alemán nacido en la localidad de Lippstadt a inicios de setiembre de 1972, en vez de traer consigo otro Stick trajo un arsenal de Touch Guitars y diversos aparatos computarizados de sintetizador (aunque también es un dotado ejecutante del Stick, la Warr Guitar, los teclados, la mandolina y el bajo). Siendo como es un rockero de amplias inquietudes experimentales y un ávido investigador en el uso de la tecnología para la música contemporánea, su presencia  significó (y significa hasta ahora) un gran empuje para el imparable ímpetu autorrenovador del ideario artístico de los STICK MEN. Su debut fonográfico con el trío fue en el EP “Absalom”, publicado en el año 2011, pero fue en “Open”, disco de larga duración que salió al mercado en el primer día del mes de junio del 2012 que su peso dentro del ensamble se hizo notar de forma imponente. Vale precisar que “Open” fue el primer disco enteramente instrumental de los STICK MEN, y de paso, el primero cuyo repertorio estuvo constituido enteramente por ideas improvisadas grupalmente en vez de piezas ya articuladas en composiciones predefinidas antes de entrar al estudio de grabación. Más que un disco en el sentido corriente del término, se trata de un catálogo de diálogos abstractos donde la pluralidad de aportes toca permanentemente la cima de la magnificencia progresiva del nuevo milenio.


‘Amino 21’ inicia las cosas para “Open” con un prólogo marcado por una neblina de sombrío minimalismo que parece esconder un recurso de bizarra vivacidad que logra mantenerse por algún tiempo en un nivel puramente latente. Con el ulterior desarrollo del cuerpo central, todo empieza a soltarse (sin sobresaltos chocantes), lo sombrío va creciendo hasta tornarse tenebrista aunque sin llegar a algo realmente opresivo: más bien se trata de una extroversión inquietante. Se nota un talante futurista en este despliegue de señorial nervio psicodélico. La primera parte del concepto de ‘Open’, que responde al título autónomo de ‘Plunge’, instaura por un par de minutos y cuarto un groove fusionesco de inspiración tribal sobre el cual la Touch Guitar impone fraseos oblicuamente densos: es un encuentro entre lo celebratorio y lo tenso. De este modo, se abren las puertas para el arribo de la extensa pieza ‘Alabaster’, la cual ocupa todo un espacio de 12 minutos. La primera instancia es sigilosa y opaca, casi rozando lo tétrico aunque no llega a ser terrorífico sino más bien onírico con un talante grisáceo al modo de una densa bruma que se lleva los últimos instantes del otoño y anuncia el arribo del cruel invierno. Las capas emanadas por las cuerdas de los instrumentos de Reuter y Levin hallan en el swing exóticamente cadencioso de Mastelotto el mástil idóneo para hacer que sus efluvios iniciales empiecen a focalizarse en grooves razonablemente definidos y sobrios delineamientos melódicos, todo ello mientras el opaco esplendor inicial sigue perviviendo sólidamente en las entrañas del jam en curso. La segunda parte de ‘Open’ se titula ‘Plow’ y se caracteriza por generar un juego de reconstrucciones y deconstrucciones abstractas del groove central de la primera parte para dos cosas: darle un poco más de robustez al asunto y asentar el terreno para un vivaz y entrecortado solo de Touch Guitar (uno de los factores más fulgurosos del disco, cabe añadir). 



Llega ahora el turno para ‘Cyber Shards’, el ítem más largo del disco con sus 12 ½ minutos de duración. Su núcleo temático explora campos de expresión semejantes a los de ‘Alabaster’ pero con la salvedad de que ahora se trabaja un dinamismo psicodélico más abierto y más intenso, permitiéndose así que el trío explore a sus anchas los recursos de garra de cada integrante individual para el beneficio del punche colectivo. La batería sabe cómo salir al frente en un indiscutible primer plano que le hace operar como algo más que el resorte ingenieril para el ritmo: es una fuerza dialogante que va en perfecta sintonía con los otros dos instrumentos, los cuales oscilan inteligente y libremente entre las texturas, solos y contextualizaciones que llenan la arquitectura psicodélica de la pieza en curso. Una vez más, esa inquietud que sabe imponer su aureola amenazante con mayestática actitud; una vez más, ese vitalismo que se regodea grácilmente creando a cada momento un nuevo círculo en torno a sí mismo. Para hacer de una buena vez un viraje hacia una agilidad luminosa, la tercera y última parte de ‘Open’, que se titula ‘Truncheon’, establece una resolutivo y activo groove inspirado en el motif inicial con una disposición más marchosa. Tenemos aquí el momento más patentemente Frippiano de Reuter... y la pieza tiene de por sí tanto gancho que nos gustaría que durara más de los 4 minutos y pico que se le otorgó, pero bueno, las cosas son así. ‘Glass Heart (For Renée)’ se dirige al lado opuesto con su minimalismo flotante y su abrumador reposo cósmico. Las notas que se emanan a lo largo del camino van ondeando con un lacónico garbo en medio de una expectativa interminable. Esta pieza bien puede describirse como el autorretrato de la más tenaz melancolía que busca comprender alguna idea precisa en medio de un solipsista estupor. Durando casi 10 minutos, ‘Time Capsule’ se manifiesta como un híbrido recio y vivaz de space-rock y free jazz dentro de un entramado severamente Crimsoniano. Una vez más, Reuter se luce magistralmente a todo dar; por su parte, la dupla rítmica elabora un astuto crescendo desde el cual se empuja al lucimiento del regio vigor grupal. Un gran final para el disco, sin duda.


  

“Deep” es el segundo disco de larga duración de los STICK MEN con Reuter en sus filas, y en retrospectiva puede ser apreciado y comprendido como el capítulo más profundamente esencial de la banda durante sus cuatro primeros años de existencia. Al menos, a nosotros nos parece el disco más maduro y robusto de todos los que ha publicado el trío durante el periodo que abarca la presente retrospectiva. Publicado en el 19 de febrero del año 2013, este disco contó con un proceso más sesudo de diseño musical y una dosis mayor de fragor rockero durante su proceso de gestación y producción. La tríada inicial de ‘Nude Ascending Staircase’, ‘On/Off’ y ‘Cusp’ nos brinda ostentaciones de grandilocuencia musical para los primeros 13 ¾ minutos de “Deep”. El primero de estos temas ostenta un groove muy marchoso y tremendamente llamativo, haciendo que el centelleo sonoro en curso explote a todo dar la agudeza festiva propia de la pieza. ‘On/Off’, por su parte, despliega una cadencias un poco más serenas aunque recibiendo de frente el impacto de la luminosidad consistente del primer tema del álbum. En todo caso, la norma ahora es trabajar una ambientación fusionesca con su debido toque de señorío que permite al sencillo motif central lucir su prestancia esencial. En el caso de ‘Cusp’ tenemos un ejemplo de remodelación del estándar de los KING CRIMSON de la etapa 81-84, lo cual también nos lleva por vía indirecta al paradigma de la obra solista de TONY LEVIN por el lado de la psicodelia refinada. Esto se traduce en una expansión de grooves ágiles y atmósferas luminosas... que ni exactamente plácidas, pues se siente un tenor de tensión suficientemente remozado como para sonar convincente sin obligarse a sobar chocante.
  

La dupla de ‘Hide The Trees’ y ‘Crack In The Sky’ se ha convertido en un doble estándar importante en la mayoría de las actuaciones en vivo del trío. En ‘Hide The Trees’ un número portador de una intensidad meticulosamente elegante y arquitectónica, siendo así que el grupo se siente a sus anchas elaborando sonoridades gráciles sobre la base de complejas pulsaciones rítmicas que Mastelotto maneja con matemático dinamismo. En muchos sentidos, esta pieza adelanta algo de la aureola cósmica envolvente que de inmediato se revelará en ‘Crack In The Sky’: este quinto tema del álbum instaura un aura de mágica sensualidad arropada bajo un manto de sonoridades flotantes y cautivadoras. Muchas de las intervenciones más alucinantes de Reuter las encontramos en los solos que incesantemente se van elevando a través del éter, logrando con ello que el bloque sonoro adquiera una voracidad mágica; mientras tanto, Levin susurra las letras al modo de un observador filosófico. ‘Horatio’ cumple con la función de sacar a flote la faceta más oscurantista del ideario musical del trío sobre la base de un parsimonioso tempo en 9/8, conquistando así el acceso hacia un paisaje espiritual misterioso y opaco. Es como si los ribetes cósmicos propios de la ilación de las dos piezas precedentes hubiesen servido de paulatina preparación para este viaje musical en particular. A pesar de su talante ceremonioso, la verdad es que ‘Horatio’ es un tema con bastante gancho y tal vez pudo dársele un espacio un poco más grande expansión, pero ya es hora de que arribe ‘Concussion’ para establecer una especie de síntesis entre el swing marchoso que ya apreciamos en los temas #1 y #3, y la densidad espiritual que se ha heredado de ‘Horatio’. De este modo, ‘Concussion’ logra revestir de aguerrida majestuosidad a la fusión de jolgorio e inquietud sobre la cual gira el cuerpo central del desarrollo musical en curso. Dura un poco más que el tema que le precedía pero se siente mucho más imponente mientras el oyente empático se deja llevar sin preocuparse por el paso de los minutos.



Nos vamos acercando al final del disco cuando llega el turno de ‘Sepia’, monumental pieza de casi 9 minutos de duración. Este tema está esencialmente ligado a la faceta más etérea de la banda, signado como está por una permanente aureola flotante. A partir de un encuentro entre climas espaciales, grooves jazzeros de estricto talante fusionesco y el sistemático empleo de fraseos y solos solemnes de parte de la Touch Guitar, la ingeniería sonora de ‘Sepia’ suelta de a pocos su impresionismo celestial. El repertorio culmina con ‘Whale Watch’, ítem que saca buen provecho a su ambicioso espacio de 10 ¼ minutos (es, de hecho, el tema más largo de este disco) con una ampliación de los climas y ambientaciones cósmicas de la pieza precedente dentro de una meticulosa síntesis que también congrega al vigor misterioso de la pieza #6 y a la mágica voracidad de la pieza #5. A diferencia del caso de ‘Sepia’, esta vez  la batería exhibe una labor más explícitamente vigorosa a la hora de afianzar la arquitectura global del bloque sonoro. A poco de pasada la frontera del tercer minuto y medio, el trío realiza un poderoso intermedio tribal que marcará la robusta pauta progresiva a seguir en lo que queda del desarrollo temático: una calculada alternancia entre pasajes introvertidos y extrovertidos. Más adelante, en el mismo año 2013, se hizo una reedición doble especial de “Deep” que incluía como segundo volumen un DVD, el cual contiene el disco en cuestión y un documental del trío durante su gira estadounidense de ese momento. Las versiones en vivo de ‘Cusp’ y ‘Sepia’ son simplemente soberbias, y qué decir de lo electrizante que suena la parafernalia extrovertida y jovial de ‘Truncheon’, la tercera parte del concepto de ‘Open’. Eso sí, el grupo sabe que en estas instancias de su carrera musical, es su versión de ‘The Firebird Suite’ la que recoge el dinamismo adecuado pata un grand finale. También hay varios momentos graciosos en el documental, como cuando le preguntan a Pat Mastelotto qué se siente haber sido algunos años atrás integrante de un grupo tan popular como MR. MISTER y ser ahora un integrante de grupos progresivos cuyo público es más intelectual y adusto. La expresión de pasmado silencio que esboza el buen Pat (seguro que es fingida) es complementada por las risotadas irónicas y cómplices de sus dos colegas. 


  

Hemos procurado echar un vistazo meticuloso a esta etapa de la obra de los STICK MEN con el fin de esclarecer el modo tan veloz y tan firme con el que ellos han logrado establecer un paradigma importante dentro del rock progresivo del presente siglo: ojalá hayamos logrado este cometido. Por lo pronto, nos alegra mucho que el trío esté actualmente comprometido con la realización de una copiosa gira latinoamericana con muchas actuaciones programadas en escenarios de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Bolivia, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y México, contando con el mismísimo DAVID CROSS como invitado estelar. Este copioso periplo va desde el 24 de agosto al 24 de setiembre, así que va a ser una retahíla gloriosa de imperdibles acontecimientos progresivos. Echar un vistazo a esta tríada de discos en la que nos hemos concentrado hoy nos ayuda a entender cómo llegó la entidad de los STICK MEN a ser lo que es y promete seguir siendo en muchos años venideros.


Muestras de STICK MEN.-

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