HOLA, AMIGOS DE
AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy nos toca
revisar el nuevo trabajo fonográfico del grupo prog-metalero austriaco PHI, el
cual se titula “Cycles”. El cuarteto conformado por Markus Bratusa [primera voz,
guitarras y sintetizador], Stefan Helige [guitarras], Arthur Darnhofer-Demár [bajo]
y Nick Koch [batería, percusión, teclados y coros] escogió el nombre de esta letra del alfabeto griego porque encarna la razón dorada, el equilibrio estético perfecto: bajo esta premisa, el grupo proclama que su ideario musical pretende crear un balance sesudo y metódico entre la garra del rock y las diversas complejidades inspiradas en la idea de experimentación. El grupo se fundó en el año 2006 y ya tiene varios trabajos fonográficos anteriores al que ahora reseñaremos en su haber: “Cycles” es su cuarto disco de larga duración de estudio (el primero fue “For The Love Of Ghosts”, del año 2011), teniendo el grupo también un par de EP y un disco en vivo en su curriculum vitae. Cuatro años han pasado entre el anterior disco de estudio “Now The Waves Of Sound Remain” y “Cycles”, el cual ha sido publicado a fines de marzo pasado por el sello Gentle Art Of Music.
Los dos primeros
temas del álbum duran casi 9 minutos cada uno, siendo así que en su secuencia puede el oyente empático compenetrarse de lleno con el núcleo esencial de las inquietudes creativas de PHI. ‘Children Of The Rain’ abre el
álbum con un despliegue convincente y rotundo de vigor rockero: antes de llegar al cuerpo central, se instaura un prólogo razonablemente amplio en clave cósmica antes de que el susodicho cuerpo central se oriente hacia el sofisticado despliegue de poderosos encuadres guitarreros y refinados grooves. El swing general no es demasiado frenético en sí mismo pero sí es verdad que hay un punche rockero contundente a través de las diversas variantes temáticas y cambios de ambientes. También hay ocasionales espacios breves para atmósferas serenas e introspectivas, pero lo que predomina aquí es la extroversión con talante dramático, y, de hecho, el dramatismo es el tenor central del mágico epílogo de esta pieza de entrada. El grupo juega en la encrucijada entre THRESHOLD, ANATHEMA, los PORCUPINE TREE de la fase 2002-09 y la faceta más fastuosa de unos LONG DISTANCE RUNNING. Así las cosas,
entra a tallar ‘Dystopia’ con la meta de aumentar el punche rockero, focalizar más centradamente el despliegue de contrastes entre los momentos rabiosos y los serenos, y desarrollar un lirismo más equilibrado a través de la irrenunciable activación de poderío prog-metalero. En cuanto al referente del lirismo, éste llega a su cúspide de expresividad en el último tramo terciario del tema, donde nos topamos con un hermoso solo de guitarra (a medio camino entre los modelos de MARILLION y de DREAM THEATER) y una posterior coda guiada por capas flotantes de sintetizador y un sobrio solo de bajo. Tal vez tenemos aquí al cénit del álbum... pero todavía queda más, que recién acaba de empezar la cosa. ‘In The Name Of Freedom’ cumple con rol de explorar más obedientemente el formato de canción prog-metalera dentro de un todavía ambicioso espacio de casi 7 ½ minutos. El impacto de las influencias de THRESHOLD y DREAM THEATER se hacen muy notorios aquí, aunque el estilo del baterista se ajusta más a los casos de SCALE THE SUMMIT y BETWEEN THE BURIED AND ME. Una vez más, el solo de guitarra apunta hacia la revitalización del enfoque melódico creado para la ocasión; por su parte, las capas y orquestaciones de los sintetizadores proyectan una dinámica estilizada muy convincente en medio del esplendoroso fragor en curso.
Cuando llega el turno de ‘Amber’, el grupo se dispone a brindarnos más deleites musicales de alto vuelo tras haber completado una primera mitad del disco con esplendorosos niveles de creatividad compositiva y señorío musical. Pues bueno, ‘Amber’ emerge para devolvernos a los terrenos de meticuloso dramatismo y multiforme emotividad por los cuales se habían movido los dos primeros temas del álbum, pero curiosamente, la estrategia compositiva es más cercana a la de la tercera canción. Los pasajes más serenos, que son principalmente los de las mudanzas, ostentan una fuerza de carácter suficiente como para marcar las pautas por las cuales se han de mover los pasajes más rudos. A poco de pasada la barrera del cuarto minuto y medio, nos topamos con un ingenioso recurso instrumental de inspiración Floydiana dentro de un esquema sonoro donde confluyen el prog-metal y el post-metal: dicho recurso ata fuertemente los cabos entre los contrastantes pasajes serenos y los rudos desde los cuales se arma la ingeniería integral de la canción. Nos acercamos al
final del disco con el arribo de ‘Existence’, un tema que comienza con grooves y riffs cañeros dentro de la constante de dinamismos sofisticados y nervio señorial sobre la que se instala la esencia estética del grupo. Una vez que la voz entra a tallar, se activa el camino de sinuosas variantes rítmicas y atmosféricas desde donde se proyectan sonoridades y cadencias tan inquietantes como envolventes. Estamos aquí en una especie de cruza entre BETWEEN THE BURIED AND ME y ANATHEMA con comedidos toques de MESHUGGAH. ‘Blackened Rivers’ ocupa los
últimos 7 ¾ minutos del repertorio, y lo hace recibiendo buena parte del impacto de heterogéneos equilibrios de matices y expresividades de la canción inmediatamente precedente en cuanto a los armazones sonoros desarrollados por el bloque instrumental. Por otro lado, las ingenierías melódicas gestadas para la ocasión nos remiten a tamizados y reconstrucciones de las huellas expresivas recibidas por las canciones #3 y #4. El epílogo articulado en torno a percusiones tribales programadas y parsimoniosos desarrollos melódicos exhibe un revelador realce de la faceta más vulnerable de la agenda estética de la banda.
Muestras de “Cycles”.-
Children Of The Rain: https://www.youtube.com/watch?v=CF4tYlu4brA
Recién escuché "children of the rain". Tremendo.... Genial....puro poder y tranquilidad.... Buena reseña la qué haces.... Saludos
ReplyDeleteMuchas gracias por el interés y por el elogio.
ReplyDeleteCésar Inca