HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
En esta ocasión presentamos (con algo de tardanza, cierto es) a “333”, el tercer trabajo fonográfico del ensamble francés GRUGRÜ, el cual se dedica a cultivar una modalidad de vanguardia progresiva con orientación jazzera: la confluencia de marcas y signos propios de corrientes tales como el jazz-rock, la psicodelia, el punk jazz, el math-rock, el avant-prog, el paradigma Zappiano y el Crimsonismo, es manejada con soberbia exquisitez por este grupo actualmente conformado por N. Galliano [bajo, contrabajo y percusiones], H.P. Houët [batería y percusiones], R. Hubon [guitarras] y T. Guerre [saxofón tenor, teclados y clarinete bajo]. El disco que ahora tenemos en nuestras manos fue publicado a mediados de octubre del pasado año 2018 de forma independiente. Probablemente sería fácil perderse en una amalgama tan nutrida y tan ambiciosa, pero no, el grupo fabrica y sustenta su propia esencia estableciendo una voz propia a partir de la acumulación de todas estas lecciones aprendidas de los legados donde se forjó a sí mismo. GRUGRÜ es una entidad activa desde el año 2010 pero recién en el año 2013 pudo publicar un disco homónimo de debut, siendo el segundo publicado dos años más tarde bajo el título de “Pendulum”. Un repaso rápido por su discografía nos hace advertir una evolución sostenida hacia una estilización creciente dentro de la preservación de un vigor sanamente aguerrido: el grupo se describe a sí mismo como practicante del jazz’core’nroll, o simplemente rock progresivo agresivo. Bueno, ya es hora de pasar a los detalles del repertorio de “333”.
Durando poco más de 8 ¾ minutos, ‘Petit Mouton (Je
Vais…)’ abre el disco estableciendo un estupendo híbrido de jazz-rock con
raíces fusionescas, jazz-prog con tintes Canterburyanos y psicodelia diversa. En
un primer momento, se hace notar el creativo contraste entre el vigor explícito
de la batería y el talante relativamente constreñido del saxofón en medio del bloque sonoro general. A poco de
pasada la frontera de los dos minutos y medio, las cosas se intensifican drásticamente
mediante un viraje decidido hacia lo filudo sobre un compás complejo: la cosa
no dura demasiado tiempo pero es lo suficientemente robusta como para dejar una
huella mientras se dan turnos para solos sucesivos de guitarra y órgano. La elegante
calma de raigambre jazzera vuelve de manera capitalizada en un pequeño puente
guiado por el saxofón, un puente hacia una tercera sección marcada por las
gráciles señas del space-rock (un poco a lo GONG de la fase 72-73). Mientras
prevalece una calidez etérea y densa a la vez, la guitarra pasa al frente con
sus flotantes fraseos mientras la dupla rítmica. La coda se organiza en torno a
un breve retorno a la segunda sección, apuntalándose todo con efectos de caja
musical. Muy buen inicio de álbum, una excelente declaración de principios por
parte de la gente de GRUGRÜ. El segundo tema del disco se titula ‘5 À 7 À La 8/6’
y su esquema de trabajo se sustenta sobre una excelsa amalgama de jazz-fusión y punk jazz. Todo comienza con una posición intermedia de extroversión y placidez, para que pronto el asunto se adentre en una ambientación notoriamente más filuda. Los cambios de ritmo y de atmósfera son manejados con inteligente fluidez: hay dos secciones intermedias en 7/8 donde el grupo elabora convincentes recursos de agilidad. ‘Et la MotoCross…’ se centra inicialmente en el discurso de la
psicodelia pesada para asentar y desarrollar su bloque temático, sazonándolo
oportunamente con elementos del stoner y del math-rock a fin de capitalizar su
incandescente neurosis esencial. En un segundo momento, el grupo elabora un groove
funky para que el saxo se luzca en otro grandioso solo: ahora estamos en
territorio jazz-progresivo con un particular brillo muscular en los
delineamientos sonoros que arma el colectivo… y sin darnos cuenta, algunos
sórdidos factores Crimsonianos entran a tallar durante un crescendo que
conforma el núcleo de la tercera y última sección de la pieza. En efecto, lo
que tenemos en el último minuto y medio es un clímax excelso y delirante cuya
ebullición clama su propia extravancia señorial. Tenemos aquí un cénit del
disco.
‘Guetto T.G.V.’ tiene un centro temático que
básicamente se centra en recoger la semilla de neurótica musculatura y
desembarazado dinamismo que se sembró en los dos últimos tercios de la pieza
precedente. Con un inicio breve de griteríos amenos propios de una tertulia particularmente efusiva, los músicos prontamente organizan un muy vitalista desarrollo temático donde la gracilidad festiva del funk y la energía lisérgica del rock psicodélico se hermanan en una amalgama genuinamente progresiva. El disco se cierra con su ítem más extenso, ‘OuiOui-mais-noNnoN’,
el cual dura 9 ½ minutos. Todo empieza con un motif grácil y presuroso que suena
a algo así como un híbrido entre FRANK ZAPPA, GUTBUCKET y ZAO (de la etapa
75-77). A partir de la frontera del tercer minuto y medio, se da un viraje
temático hacia una instancia de swings complejos y matices engañosamente
sosegados donde se produce un retorno a la combinación de pautas jazz-rockeras
y recursos math-rockeros (algunos elementos de DON CABALLERO, quizás). La tercera parte – breve de por sí, pero muy
relevante – está signada por una parsimonia sistemática cuya mezcla de nervio y
vibraciones sombrías hace reaparecer de lleno a los motivos Crimsonianos… y de
paso, también algunas alusiones poco veladas al paradigma de PRESENT. Estas últimas
se hacen aún más explícitas cuando la susodicha tercera parte se deja atravesar
por un crescendo surrealista de disposición tenebrista. La última sección se
enfila por el sendero de una especie de Zeuhl jovial cuya prestancia guerrera
está arropada por una combinación de garra psicodélica y fulgor jazz-rockero. El
estruendo final es un broche adecuado para esta pieza en cuestión así como para
el álbum, en general. Toda la fastuosidad que encumbró al tema #3 y buena parte de la estilizada elegancia destilada en el tema #1 han concretado en esta pieza final del álbum su síntesis ideal y bien acabada.
Todo esto fue “333”, una grandilocuente e intensa obra progresiva ecléctica de parte de un grandioso grupo francés que acabamos de descubrir. Hemos entrado por la puerta adecuada al hogar musical de GRUGRÜ pues este disco ilustra un reluciente y razonablemente exhaustivo compendio de trucos progresivos que totalizan una propuesta artística muy peri que muy interesante para la escena progresiva actual. No solo es recomendable al 200% degustar este disco con un deleite de mentalidad abierta a la idea de lrock como un laboratorio experimental sino también explorar en toda la obra fonográfica precedente de GRUGRÜ.
Todo esto fue “333”, una grandilocuente e intensa obra progresiva ecléctica de parte de un grandioso grupo francés que acabamos de descubrir. Hemos entrado por la puerta adecuada al hogar musical de GRUGRÜ pues este disco ilustra un reluciente y razonablemente exhaustivo compendio de trucos progresivos que totalizan una propuesta artística muy peri que muy interesante para la escena progresiva actual. No solo es recomendable al 200% degustar este disco con un deleite de mentalidad abierta a la idea de lrock como un laboratorio experimental sino también explorar en toda la obra fonográfica precedente de GRUGRÜ.
Muestras de “333”.-
Petit
Mouton (Je Vais…): https://grugru.bandcamp.com/track/petit-mouton-je-vais
OuiOui-mais-noNnoN:
https://grugru.bandcamp.com/track/et-la-motocross
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