Saturday, August 17, 2019

10 himnos a la Patagonia de parte de ALDO PINELLI



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Tenemos en nuestras manos el nuevo disco del músico y compositor argentino ALDO PINELLI, el cual se titula “Patagonia” y fue publicado el pasado 6 de junio por el sello Viajero Inmóvil: el disco aparece firmado por CLAN ALDO PINELLI. A lo largo del repertorio de este disco que hoy reseñamos, PINELLI se multiplica haciéndose cargo de las guitarras, el bajo, la percusión y algunos teclados, siendo sus compañeros ocasionales de viaje Roberto Sambrizzi (batería), Elizabeth Minervini (piano y teclados), Paula Dolcera (flauta), Sebastián Calise (violín) y Silvia Pratolongo (percusión). Tal como indica el título del disco, se trata de un catálogo de postales musicales inspiradas en varios sitios de la Patagonia Argentina, siendo así que las melodías y arreglos que se crearon para cada una de las diez piezas de este álbum pretenden plasmar diversos paisajes y atmósferas, usando paletas y pinceles de sonido. En palabras del propio PINELLI: “Mi inspiración para este álbum fue el Sur de Argentina. Los paisajes, el clima frío, la siempre móvil Madre Naturaleza, mi preocupación por el declive de los glaciares, el aire puro, el agua limpia de los ríos y lagos... Yo tomé varias fotos para la inspiración de tal modo que yo procurase componer la música como si fuese para una película”. PINELLI añade que en sus aportes al teclado, usó sonidos nuevos para él. También se habla de un Clan a la hora de firmar el disco, lo cual indica la intención de Pinelli de integrar a sus acompañantes (de nacionalidades argentina e italiana) dentro de este proyecto hasta el punto de que sean, en efecto, algo más acompañantes: compañeros de viaje que también aportan matices a lo que se evoca con los antes mencionados pinceles de sonido. Bueno, veamos ahora los detalles del repertorio de “Patagonia”, ¿vale?


Durando poco menos de 2 ¾ minutos, ‘Il Vento A El Chaltén’ exhibe un convincente despliegue de exquisita energía sinfónica que nos remite tanto a los GENESIS de la fase 70-1 como al estándar de ANTHONY PHILLIPS. Los acordes espartanos de la guitarra acústica sirven de base permanente para la alternancia entre las arremetidas autoritarias del bloque de guitarra eléctrica-bajo-batería y los matrimonios entre las orquestaciones de teclado y el violín, con añadidos retazos de guitarra eléctrica. Tras este imponente inicio sigue ‘Prima Del Chiacciaio’, que es más larga y más serena en el tipo de ambientes que quiere exponer por vía de la triangulación de guitarra clásica, violín y teclados. De hecho, algunos ornamentos de tenor barroco que entran a tallar de la mano de los teclados en algunos lugares estratégicos son muy eficaces a la hora de mantener el vigor expresivo de esta pieza que dura poco más de 5 ¼ minutos. Con la dupla de ‘Cascate’ y ‘Quilla Quina’, disponemos de un disfrute de una solvente gama de signos musicales. ‘Cascate’ comienza con efluvios circulares de bajo a los que pronto se le unen la guitarra y la batería en lo que parece ser una exhibición de Crimsonismo jazzeado, pero en realidad se trata de un factor sonoro a ser alternado con otro de carácter pastoril cuyo talante envolvente y cordial es muy cercano al de la pieza precedente. Por su parte, ‘Quilla Quina’ usa lo pastoril con un tono más grave, llegando a hacerse ceremonioso mientras la guitarra acústica se va explayando en el desarrollo del cuerpo central. Los concisos arreglos percusivos sirven tanto para realzar el tenor folklórico de la pieza como para expandir su señoría esencial. Cuando llega el turno de ‘Paesaggi Di Bariloche’, Pinelli pone a las guitarra eléctrica y acústica como coprotagonistas de la base armónica mientras los teclados y la flauta llenan espacios melódicos con un encuentro entre lo manierista y lo etéreo. ‘Una Settimana A San Martín De Los Andes’ se centra en un cándido lirismo compartido por la guitarra clásica y la flauta, siendo así que u breve interludio emerge para avivar levemente las cosas sobre la base de un compás marcial de tambor. Resuena aquí una excelente muestra de hibridización entre MIKE OLDFIELD y STEVE HACKETT.

‘La Foresta Di Arrayanes’ sigue adelante por el sendero trazado por las dos piezas precedentes en sus secciones bucólicas, pero también incluye un breve pasaje rockero centrado en cristalinos juegos de disonancias que suenan un tanto Crimsonianos. Es una pena que estos interludios no duren un poco más, lo cual podría haber generado un recurso más potente de tensión interna dentro del esquema compositivo de la pieza, pero así lo quiso Pinelli y también queda bien. ‘Neve Sul Molo’ es la pieza más inserta en el estándar del prog sinfónico, lo cual se debe en buena medida al importante rol que asume el piano para la acentuación de las bases de guitarra acústicas y el que asume el sintetizador para plasmar plácidas orquestaciones. Una pequeña fanfarria que bien pudo haberse trabajado como un relevante viraje melódico se queda en un ornamento efímero antes del momento final. ‘Trevelin’, con sus menos de 2 ½ minutos de duración es la pieza más breve del repertorio de “Patagonia”, y es sucedida por la más larga, ‘I Sette Laghi’, que dura casi 10 ½ minutos: con esta dupla termina el disco. ‘Trevelin’ tiene un porte juguetón y sáltarín bien focalizado en las ágiles interacciones entre los ágiles rasgueos de las guitarras acústicas y los gráciles aportes percusivos. ‘I Sette Laghi’, pieza obviamente diseñada para dar al repertorio un epílogo a lo grande, nos lleva por diversos motivos que van desde lo parco de una solitaria guitarra acústica hasta lo cálido de unos vítreos armazones de guitarra, teclados y flauta, desde una distante y casi sombría introspección hasta una calidez emocional apacible. En varios momentos de la segunda mitad hay intervenciones de los teclados que añaden matices estilizados propios del prog sinfónico, siendo así que en algún momento la cosa se pone rockera al estilo de unos CAMEL pre-77. La prestancia ahora adquirida se desarrolla hasta el momento final, que es cuando se arma un epílogo tan luminoso como ceremonioso... pero aún queda una coda de guitarra clásica que redondea la faena hermosamente. En conclusión, “Patagonia” es un disco bellísimo donde el ideal de la música progresiva pastoril en comunión con la sinfónica es dignificado con solvente talento creativo. Este trabajo de CLAN ALDO PINELLI es altamente recomendable.


Muestras de “Patagonia”.-

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