Tuesday, December 24, 2019

El espíritu de la vida musical del maestro FRANK WYATT



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy es el turno de un disco muy pero que muy especial, uno hecho por FRANK WYATT con la colaboración de una muy nutrida lista de colaboradores y amigos músicos de toda la vida. El mayor aporte de este músico especializado en teclados y vientos – aunque la mayor parte de su vida profesional la realizó en el oficio de San José de Nazaret – estuvo en su membrecía en la legendaria banda HAPPY THE MAN y los proyectos derivados ulteriores PEDAL GIANT ANIMALS y OBLIVION SUN. El disco que ahora reseñamos está firmado por FRANK WYATT & FRIENDS y se titula “Zeitgeist”: publicado en el primer día del pasado mes de noviembre por el sello independiente Crafty Hands Music, su repertorio de 10 temas fue compuesto íntegramente por WYATT, quien se encarga exclusivamente del piano y los sintetizadores. Muchos de los cooperantes son viejos colegas de HAPPY THE MAN: Stan Whitaker [guitarras y voz], Kit Watkins [teclados], Rick Kennell [bajo], Mike Beck [percusión], Cliff Fortney [voz], Ron Riddle [batería], David Rosenthal [teclados] y Joe Bergamini [batería]. También colaboran el baterista Bill Brasso, el bajista David Hughes, el baterista Chris Mack, el teclista Andrew Colyer y Peter Princiotto (sitar), el mismo que fue miembro fundador de HOWEVER a fines de los 70s. De hecho, entre ese último y WYATT se hicieron las orquestaciones para la suite que cierra el álbum. El disco fue inicialmente concebido como un segundo álbum de PEDAL GIANT ANIMALS, pero ahora es lo que es defininivamente. Pasemos ahora a los detalles del repertorio de “Zeitgeist”.


Durando poco menos de 8 minutos, la pieza titular se caracteriza por establecer un cristalino entramado entre un desarrollo temático refinado muy al estilo impresionista y un armazón rítmico sofisticado con trazas jazz-progresivas, todo ello envuelto bajo un fastuoso ropaje sinfónico donde los sintetizadores crean capas y fanfarrias complementarias a las bases del piano. Esta combinación de cromatismo y vivacidad vibra a través de un aura elegante propia de los paradigmas de OBLIVION SUN y de los HAPPY THE MAN del primer álbum. La fuerza de carácter de la batería hace que ésta haga lucir su garbo particular en medio del esquema melódico guiado por el piano. Una excelsa iniciación a esta experiencia. El segundo tema del disco se titula ‘Leaving’ y su primera parte está signada por un ambiente flotante donde las exquisitas bases de piano van ondeando con una sublime gracilidad. La segunda parte establece un dinamismo diferente donde la aureola de extroversión exhibe un fulgor juguetón. Para el breve epílogo, la montura de los teclados recapitula el motif central del prólogo en versión resumida. La dupla de ‘Twelve Jumps’ y ‘Eleventh Hour’ sirve para que los instrumentos actuantes efectúen renovadores recursos sonoros. En el caso de ‘Twelve Jumps’, WYATT y sus colegas de turno exploran unas vibraciones resolutivas muy emparentadas con los paradigmas de NATIONAL HEALTH y de HATFIELD AND THE NORTH, añadiéndose algunos aires de familia con los inolvidables A TRIGGERING MYTH (banda influida por HAPPY THE MAN, dicho sea de paso). También se incluye un breve solo de batería desde el que la pieza se impulsa para darle un redondeo idóneo a su desarrollo temático. Por su parte, ‘Eleventh Hour’ es una semibalada jazz-progresiva que proyecta refinados aires melancólicos dentro de un esquema melódico que se siente alegre. Su vitalidad, a la vez patente y constreñida, se estructura sobre la base del impulso de su propio magnetismo melódico. Una canción muy bella, claro que sí. Tras el ejercicio de sobria melancolía desarrollado en la rotundamente bella canción precedente, viene bien un suntuoso cénit prog-sinfónico como el que se exhibe en ‘The Approach’. Esta pieza goza de una generosa duración de poco más de 8 minutos y su línea de trabajo saca buen provecho de ello, remontándonos a esos clásicos dos primeros discos de HAPPY THE MAN. Tras un pasaje inicial de talante exótico marcado por dinámicos fraseos de sitar sobre una base armónica de sintetizadores, pronto se instaura el hogar para el desarrollo del motif central, el cual serpentea suntuosamente dentro de un sólidamente arquitectónico encuadre combinatorio de romanticismo e impresionismo. El añadido de ciertos matices renacentistas en algunos ornamentos corales sintetizados estratégicamente ubicados en algunos pasajes del desarrollo temático aporta una magia acrecentada al asunto. Como dijimos antes, todo un cénit del álbum. 

‘Fred’s Song’ es un instrumental sosegado donde se exorciza al espíritu de la nostalgia desde una actitud contemplativa. Todo fluye con naturalidad por una corriente musical serena cubierta bajo el manto del cielo de un atardecer otoñal. En ciertos pasajes estratégicos se dan algunos momentos fastuosos, especialmente durante el último minuto y medio, el cual se encuadra dentro de un señorío progresivo muy pulido. Los cuatro últimos ítems son sendas secciones de la suite ‘Perelandra’, portando los sucesivos títulos de ‘To Venus (Mvt. I, Andante)’, ‘The Green Lady (Mvt. II, Allegretto Con Moto)’, ‘The Golden Feast (Mvt.III, Allegro)’ y ‘Blessed Be He (Perelandra Mvt. IV, Presto)’. La suite supera los 25 minutos de duración. Tal como se evidencia en el título, la suite está inspirada en el segundo volumen de la Trilogía Cósmica de C.S. LEWIS. ‘To Venus (Mvt. I, Andante)’ se encuadra en un cruce entre lo intimista y lo opulento, asimilando muchos de los modismos románticos que hallamos en discos de THE ENID. Las notas y bases armónicas van flotando grácilmente cuales sedosas nubes prístinas a través de un hipnóticamente azul cielo de verano. Los parajes más robustos añaden una graciosa tensión al asunto, y a la par, resaltan la jovialidad contemplativa que signa al espíritu general de esta pieza en cuestión. Por su parte, ‘The Green Lady’, asume un talante más ceremonioso mientras recurre a algunos efectos cósmicos y asume el predominio de la aureola reflexiva, tanto para los pasajes centrales de piano como para los ornamentos orquestales que poco a poco irán ganando terreno. El tercer movimiento va contrapelo de lo inmediatamente anterior para establecer una atmósfera ágil y celebratoria, capitalizando con briosa elegancia la fastuosidad explícita del primer movimiento. El asunto suena como una cruza entre los maestro EDWARD ELGAR y GEORGE GERSHWIN. De este modo, ‘The Golden Feast’ prepara fehacientemente el terreno para lo que debe ser el golpe final provisto por el último movimiento, ‘Blessed Be He’. En poco menos de 6 ½ minutos, esta pieza elabora y refuerza un ambiente de colorida solemnidad; con un toque ensoñador y un donaire tremendamente afable, ‘Blessed Be He’ le da un giro más contenido al espíritu jovial.que se habia desplegado con tanta soltura en ‘The Golden Feast’. El clímax concluyente reitera el nexo estilístico con ELGAR. Un gran final para la suite y para el disco.


“Zeitgeist” es un disco que refleja algo más que el espíritu de un tiempo dentro del continuo impulso creativo de FRANK WYATT, es el espíritu de toda su vida musical. Todas estas nuevas composiciones aquí contenidas reflejan un ideario histórico y permanente dentro de lo que WYATT concibe y siempre ha concebido como su visión del rock artístico y ecléctico... progresivo, en una palabra. Este señor, con toda su veteranía, nunca ha conocido la decadencia creativa, y cómo no, sus compañeros de viaje en este disco han estado totalmente a la altura de estas insignes circunstancias musicales. La hermosura esencial de este disco reposa sobre su combinación de majestuosidad, colorido y calidez a través de una sana diversidad de esquemas sonoros: de lo mejor que nos ha dado el prog estadounidense en los últimos años, y con infinita solvencia. ¡¡Recomendado al 500%!! 



No comments:

Post a Comment