Quinta movida progresiva de SCHERZOO
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
Hoy llega el dichoso turno de SCHERZOO y su nuevo disco “05”, uno de
los más notables y refinados que aporta Francia a la producción progresiva de
este año 2020 que ya está en su último trimestre. Publicado el pasado 10 de
octubre tanto por el sello italiano Lizard Records como en el blog de Bandcamp del grupo, “05” reitera el sistema de trabajo plasmado en “04” – que data del año
2018, también en octubre – que consiste en dar prioridad a la labor de los
teclados con una alineación de cuarteto donde dos músicos se encargan de dichos
aparatos. Este proyecto formado y dirigido por François Thollot desde el año 2005 en su cuartel de la bella ciudad de Lyon, se completa con Clément Curaudeau [batería], Anthony Pontet
[piano eléctrico, órgano y sintetizadores] y Grégoire Plancher [piano eléctrico
y mellotrón], mientras que el mencionado Thollot se ciñe al rol de bajista: o sea, es la misma formación que operó en el mencionado “04”. Antes,
en este mismo año, exactamente a inicios de abril, Thollot publicó un trabajo
de piezas de piano que se titulaba “Piano Pieces” a secas. Se nota que el norte
compositivo de este maestro se centra en los teclados en estos últimos tiempos.
Centrándonos en el caso concreto de SCHERZOO, advertimos que su habitual mezcla
de jazz-rock, Canterbury y RIO es manejada con una grácil aureola de elegancia
y distinción. Todos los ítems incluidos en este álbum fueron compuestos por
Thollot con la excepción de un par de temas que son de la autoría de Plancher.
Los primeros 3 ¼ minutos del álbum están ocupados por ‘Sunday Therapy’, una pieza que desde el punto de partida muestra al ensamble en pleno gozando de un groove ágil y exquisito sobre el cual se explaya un estupendo ejercicio de cálidos manierismos de SOFT MACHINE y de los ZAO de la fase 75-77 con algunos leves filtros Magmianos que añaden un subterfugio de muy leve tensión al bloque sonoro. Un muy llamativo inicio de álbum, sin duda, y ‘Le Reveil’ sigue a continuación para que el ensamble edifique el primer cénit decisivo del álbum. Para esta pieza, el grupo elabora un desarrollo temático más majestuoso y versátil en base a un ahondamiento del factor jazz-rockero en modo Canterbury, a la par que el gusto por atmósferas densas y esquemas compositivos signados por la disonancia (al modo de un Zeuhl galantemente acicalado) siguen señalizando su imperio y rotulando su afianzamiento. Definitivamente, en la articulación del desarrollo musical operan la lógica de lo ágil y la estrategia de lo inescrutable, siendo así que los pasajes intensos y los tenues se van hilando con impoluta consistencia. Los aires de espléndida e imponente magnificencia
musical instaurados en el segundo tema del álbum se perpetúan sólidamente con la dupla de ‘Plastic Lizard’ y ‘XZ/02’. El primero de
estos temas practica un vitalismo que ostenta un colorido grácil, aunque siempre preservando algunos matices grisáceos al modo de una inquietud escondida y controlada. De hecho, esta inquietud habrá de salir al frente a mitad del camino, mostrando unas aristas ciertamente tenebrosas, aunque éstas son manejadas con estupenda delicadeza. Lo que suena está situado en una muy bien perfilada cruza entre los senderos de NATIONAL HEALTH y los POTEMKINE del primer álbum; también notamos aires de familia con las bandas compatriotas FORGAS BAND PHENOMENA y XING SA. El epílogo de esta pieza asume un aire jovial y extrovertido, aunque la efímera coda nos sorprende con una nota minimalista en reversa, la misma que sirve para abrir el camino a ‘XZ/02’. Este tema comienza con una extroversión aún más abierta que la de cualquier otro que le precedió, lo cual permite que los pasajes tensos que vayan a emerger más adelante gocen de un dinamismo refrescante mientras agitan exorcismos crepusculares estrictamente refinados. Por otra parte, la cercanía estilística con la pieza precedente es inocultable, algo que se nota especialmente en el carácter sosegado de la sección final. Otro cénit del álbum, sin duda.
‘Tourmente Des Nombres’ establece una ágil y sofisticada síntesis entre la versátil exuberancia del tema #2 y los elegantes juegos de contrastes perfeccionados a lo largo de la ilación de los dos temas siguientes. Básicamente, la función de esa pieza consiste en fortalecer la línea de trabajo que ya, a estas alturas del álbum, ha quedado establecida como la predominante. Creando un híbrido bien equilibrado entre el Canterbury y la tradición del jazz-fusion de los 70s, ‘Bachannales Bucoliques’ establece un señorío asertivo y rotundamente vivaz a través de su cristalina ingeniería musical. El epílogo brinda un contraste crepuscular frente a lo que había operado en el cuerpo central, lo cual sirve para que emerja ‘Baron Perché’, cuyo prólogo brinda una atmósfera calmadamente oscura, a medio camino entre lo lóbrego y lo melancólico. Una vez que entra a tallar el cuerpo central, las cosas se agilizan un poco y dejan que se muestre un nuevo juego de luces, aunque todavía quedan claramente rezagos de la niebla inaugural. Podemos notar que el armazón rítmico ostenta un nervio mecanicista en varios pasajes cruciales del cuerpo central, lo cual funciona muy bien a la hora de dar tensión a la arquitectura general de la pieza. La serenidad se apodera de la última sección antes de los últimos golpes de tensión: un gran recurso de controlada fastuosidad. Siendo
el tema más extenso del álbum con sus 14 minutos y pico de duración, ‘Tsunami’
también es el encargado de clausurar el repertorio... y hacerlo a lo grande. La pieza comienza con un juego de síncopas sutilmente amenazante, con un bajo punzante que complementa las sobrias y misteriosas intervenciones de los dos teclados. De hecho, el bajo se hará notar mucho en varios parajes del ambicioso desarrollo temático diseñado para la ocasión. La pieza no tarda mucho en agilizarse para explorar la dimensión fusionesca del Zeuhl y llevarla hacia exploraciones densas dentro del discurso jazz-progresivo. Esta densidad también se hace presente, aunque con otra faz, en la sección que comienza alrededor de la frontera del cuarto minuto, la cual hace gala de una grisácea parsimonia desde la que se alude a una potencial fuerza ominosa que no se anima a brotar cabalmente. Eso sí, una sección siguiente se apoya sobre un tempo machacante y un motif repetitivo que, más que expresar tensión, exhiben una tirantez indescifrable: resurgen aquí los fantasmas de los primeros discos de ZAO y POTEMKINE bajo una aureola de displicente aspereza. Esta misma aspereza se remodela con un aire de ilustre sofisticación en base a los exquisitos juegos de síncopas y métricas complejas que marcan al groove compartido por todos los instrumentos actuantes desde poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto. A ratos, casi parece un momento de jovialidad. Tras un interludio mecánico de piano eléctrico que signa una actitud expectante, el grupo retoma algunos de los motivos iniciales, alternando swings contenidos y otros llenos de dinámica soltura, siendo así que ésta es la que ha de encauzar el gran finale. ¡Qué enorme conclusión para tan hermoso disco!
Todo esto fue “05”, un disco enorme que sirve para mantener a la figura de SCHERZOO dentro de su sitial de luminosa y privilegiada grandeza que siempre ha estado a su disposición, siempre, desde ese ya lejano año 2011 que en sus inicios permitió ver la luz al primer álbum de este ensamble. Allí y en los dos siguientes discos, Thollot fue transitando por la batería, el bajo y los teclados mientras afinaba la dirección de la banda en concordia con su visión musical. El disco que ahora reseñamos es el primero en el que el grupo repite la alineación y la logística sonora del precedente; esto que puede sonar anecdótico es, en realidad, un síntoma claro de l certeza actual que funciona en esta quinta movida progresiva de SCHERZOO. ¡¡Disco recomendable al 200%!!
Muestras de “05”.-
Le Reveil: https://scherzoo.bandcamp.com/track/le-reveil
XZ/02: https://scherzoo.bandcamp.com/track/xz-02
Tsunami: https://scherzoo.bandcamp.com/track/tsunami
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