Saturday, May 22, 2021

8 juegos pastorales de JORDSJØ

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Tenemos muy buenas nuevas desde el escenario actual del rock progresivo escandinavo, y es que ya salió al mercado el nuevo disco del dúo noruego JORDSJØ, el cual se titula “Pastoralia”, siendo su sexto trabajo de larga duración. De hecho, era uno de los discos más esperados del año. Incluso con la terrible distorsión de la vida ciudadana que supuso el distanciamiento social a nivel mundial y todo, el grupo no ha dejado de componer, grabar y publicar discos con sostenida regularidad desde aquel año 2015 en que salió su álbum debut homónimo. “Pastoralia” fue publicado por el sello noruego Karisma Records, tanto en formato de CD como de vinilo azul transparente, el pasado 7 de mayo. El dúo conformado por Håkon Oftung [guitarras, flauta, teclados y voz] y Kristian Frøland [batería y percusión] se hizo acompañar por los siguientes colaboradores para este disco que ahora reseñamos: Håkon Knutzen [guitarra], Ola Mile Bruland [soliloquiosy poesía], Vilde Mortensen Storesund [coros], Mats Lemjan [clarinete bajo], Christian Meaas Svendsen [contrabajo] y Åsa Ree [violín y voz]. La hermosa portada de este álbum estuvo a cargo de Sindre Foss Skancke. Siguiendo el sendero trazado por sus dos discos anteriores más celebrados en las redes de difusión del género progresivo (“Jord”, del año 2017, y “Nattfiolen”, del año 2019), este nuevo álbum añade una sonoridad más llena al paradigma retro-progresivo sinfónico con acentos pastorales y talante reflexivo que acerca a JORDSJØ a otras grandes bandas escandinava de gran renombre como AGUSA y WOBBLER, pero que también nos remite a esa década de los 90s (ÄNGLAGÅRD, la trilogía inicial de WHITE WILLOW). Tal como veremos más adelante, el ensamble asume un posicionamiento más ecléctico dentro de sus propios parámetros bien definidos; bueno, veamos ahora los detalles del repertorio de “Pastoralia”.



La bella pieza instrumental ‘Prolog’ cumple con la asignación implícita en su título y abre el disco desplegando un colorido sobrio que no deja de ser sólido y convincente, haciendo confluir el swing del jazz y el esplendor del folk-rock dentro de un variado armazón progresivo. Con la fusión de la voz pretérita de unos GRYPHON y el encanto más moderno de los WHITE WILLOW de los tres primeros álbumes, dice mucho este tema en su breve espacio de 2 ¼ minutos. ‘Skumring I Karesuando’ es el primer tema con duración notable del álbum, ocupando un espacio de más de 7 ½ minutos. Su dinamismo está marcado por una eximia aureola de cristalina majestuosidad, la misma que va alternando el desarrollo de sus diversos recursos expresivos por pasajes suntuosos y otros más introspectivos. La estrategia retro-progresiva aquí empleada destila una magia evocadora muy determinante a la hora de elaborar los encuadres de teclados, guitarras y vientos mientras las secciones se van sucediendo con compacta naturalidad. A mitad de camino, las cosas se decantan hacia una ceremoniosidad señorial desde la cual se proyecta un refinado equilibrio entre lo rockero y lo pastoral. Luego sigue la dupla de ‘Mellom Mjødurt, Marisko Og Søstermarihånd’ y la pieza homónima. La primera de ellas establece una sólida capitalización de la exuberancia melódica que marcó a la canción precedente y la lleva hacia un área de incrementada fastuosidad. Eso exige la autoridad de arreglos musicales más complejos (incluyendo un hermoso arreglo de maderas de tenor renacentista en algún lugar del intermedio). Un híbrido entre el GENESIS temprano y BO HANSSON con aires añadidos de CELESTE y JETHRO TULL; sin duda, tenemos aquí un cénit definitorio del álbum. En cuanto a ‘Pastoralia’, ella guarda una mayor cercanía con el aura ceremoniosa del segundo tema del álbum, pero en cuanto a los recursos de densidad y colorido empleados durante la ornamentación de la sucesión de las diversas secciones, el ensamble reitera el vitalismo solemne del tercer tema. Así pues, se da aquí una síntesis entre el espíritu del tema precedente y el núcleo esencial del segundo. Otro momento culminante del álbum. Los pasos de un caminante que se superponen al fade-out de la canción homónima abren el camino para el arribo de ‘Fuglehviskeren’, un ejercicio de prog pastoral a lo ANTHONY PHILLIPS prudentemente agilizado con grooves jazzeros muy delicados al estilo del primer álbum de RAGNARÖK. La primacía de las guitarras acústicas permite que esta pieza brinde un oportuno remanso tras el paso de la antes reinante suntuosidad.
 

‘Beitemark’ vuelve de lleno a las atmósferas señoriales y solemnes despliegues melódicos que signaron la esencia de los temas #3 y #4, a la par que gestiona una agilidad revitalizadora para algunos pasajes estratégicos en base al empleo de algunos arreglos rítmicos de corte jazz-progresivo (algo que nos recuerda a otros nombres grandes del prog escandinavo actual como SARCOPHAGUS NOW y NEEDLEPOINT). Por supuesto, tampoco faltan esos otros parajes sosegados signados por una nebulosidad vibrante y misteriosa, y es justamente en ellos donde se apoya el impulso hacia el magnífico crescendo final. ‘Vettedans’ es el tema más breve del repertorio con su duración de 2 minutos, siendo básicamente una coqueta danza palaciega donde parecen cruzarse los paradigmas de GRYPHON y CELESTE. A pesar de su brevedad, esta pieza no pasa para nada desapercibida. Le sigue el tema más largo, el épico ‘Jord III’, que dura poco más de 10 ½ minutos y que también se hace cargo de cerrar el disco. (Dicho sea de paso, las dos primeras partes están en el álbum “Jord”.) Este tema contiene tres secciones con sus respectivos títulos autónomos: ‘Ut Av Tiden’, ‘Fraktaler’ y ‘Klokker Maner Til Drøm’. Todo empieza con un prólogo de piano que evoca aires de dulce melancolía, y cuando ya el ensamble instrumental entero se hace cargo de remodelar la base melódica en curso, es inevitable que ésta acoja unos aires más densos, palpitando con una majestuosidad que no deja de ser entrañable y afable. Las alternancias de los teclados, las maderas y la guitarra a la hora de dirigir con sus respectivos solos al bloque instrumental están manejadas con impoluta fluidez. A instantes de llegar a la frontera del cuarto minuto y medio, se elabora un cuadro musical de personalidad más grave, algo idóneo para los soliloquios que van emergiendo. Alrededor de la frontera del séptimo minuto y medio, unos suaves toques de percusión tonal que se dejan acompañar por la guitarra y las maderas abren paso al señorial epílogo donde los diálogos entre los instrumentos actuantes asumen un aura aristocrática, la misma que se ornamenta con matices suavemente sombríos. Este truco resulta crucial a la hora de garantizar un eficaz cierre dramático para este tema, una conclusión genuinamente grandilocuente sin llegar hasta lo aparatoso. Un gran final, sin duda.  

  

Como balance final, hay que aseverar que el personal de JORDSJØ se ha lucido a lo grande con “Pastoralia”, tanto así que nos parece que hay que declararlo como su trabajo más notable hasta la fecha. Con discos así, la escena escandinava sigue mostrando su relevancia dentro del gran marco progresivo mundial. 

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