Sunday, August 18, 2024

Nuevos pasos hacia adelante del supergrupo PAKT

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN. LES SALUDA CÉSAR INCA. 

Hoy tenemos el enorme placer de presentar el más reciente trabajo fonográfico del ensamble estadounidense-británico PAKT: o sea, el supergrupo conformado por Perry Jones [bajo sin trastes], Alex Skolnik [guitarras], Kenny Grohowsi [batería] y Tim Motzer [guitarras y recursos electrónicos]. El disco en cuestión se titula “No Steps Left To Trace” y fue publicado oficialmente por el sello MoonJune Records en formato de CD en junio de este año 2024, estando reservado el mes de agosto para la edición en doble vinilo. La edición de doble CD contiene un primer volumen de estudio con seis temas registrados en el NRS Studio de Catskill, Nueva York, el 17 de diciembre de 2021, siendo Scott Petito el ingeniero de sonido. Los procesos de mezcla y masterización estuvieron a cargo de Brian Boland en el estudio Intracoastal, mientras que Motzer hizo la edición de audio en el estudio 1K. Motzer también es el autor de la imagen de la portada y de la dirección artística. El segundo volumen recoge varias piezas tocadas en vivo en el Traif Music de Búfalo (15/12/2021), Nublu de Nueva York (18/02/2023) y Solar Myth de Filadelfia (19/02/2023). Básicamente, es una selección de piezas aparecidas en varios registros en vivo que el sello MoonJune Records fue publicando en formato estrictamente digital en su blog de Bandcamp entre los años 2021 y 2023. El primero de los temas recogidos en este segundo volumen fue mezclado y masterizado por Markus Reuter, los temas grabados en Nueva York fueron mezclados y masterizados por Boland, mientras que el último fue mezclado por Beau Gordon con la ulterior masterización a cargo de Boland. Algo tienen en común los temas de estudio del primer volumen y los registrados en vivo en el segundo: fueron creados impromptu por los cuatro protagonistas. Bueno... ya es hora de revisar el disco mismo. 


Con la suite homónima, cuyas dos partes duran 21 minutos y pico y poco más de 15 ½ minutos, respectivamente, el cuarteto asienta las bases para el esquema de trabajo que habrá de ser predominante a lo largo del volumen de estudio. ‘No Steps Left To Trace, Part 1’ comienza con un aura de profundo sigilo donde las etéreas intervenciones iniciales de las guitarras hallan su adecuado contrapeso en las exquisitas florituras del bajo. Una vez asentado el groove central, el ensamble canaliza una aureola contemplativa, siendo así que la batería elabora una serena ingeniería rítmica para que los instrumentos de cuerda vayan desarrollando un paisaje amablemente crepuscular. Ya desde antes de llegar a la frontera del octavo minuto, el swing se torna más sofisticado, lo cual es aprovechado gradualmente por las guitarras para ir soltándose más. La serenidad persiste, pero ahora opera un fulgor renovador en los traqueteos que van surgiendo sobre su base estructural. He aquí el eslabón perdido entre la faceta más relajada de unos STICK MEN y la dimensión experimental de los SOFT MACHINE del nuevo milenio. Cuando la batería se detiene, surge un aire de misterio con trazas de nocturnidad que, de a pocos, abre paso a un delicado juego de tanteos impresionistas que van en busca de nuevos colores. ‘No Steps Left To Trace, Part 2’ comienza con un nervio un poco más explícito: mientras la estrategia grupal mantiene las cosas con un talante exploratorio, hay una sofisticación más épica operando aquí, lo cual impulsa el manejo de texturas prog-psicodélicas; éstas se dejan llevar por su propio crescendo mientras la batería asume cierto protagonismo dentro del bloque sonoro y las guitarras hallan raudamente sus espacios de diálogo. En algún momento, el groove se calma un poco a fin de armar algunas sutilezas antes de que llegue la hora de remodelar la exuberancia inicial, y ello habrá de suceder poco antes de llegar a la frontera del octavo minuto y medio. Es en este momento que el cuarteto gesta un vericueto de envergadura incendiaria: musculatura y algarabía combinadas en un organismo sónico perfectamente compacto. Los retazos cósmicos con los que se arma el pasaje epilogar nos remite parcialmente a la faceta misteriosa de la Parte 1, antes de que unos parlamentos emitidos en medio de los ornamentos de la batería proyecten un breve efecto cinematográfico a las instancias finales. La Parte 2 resultó tiránicamente climática.

 
  


Tras esta estupenda maratón dual, llega el turno de ‘On The Other Side, Part 1’, que también cuenta con una generosa duración de poco menos de 11 ¼ minutos. El carácter asertivo del groove que se pretender crear en esta ocasión tarda un poco en aclarar sus cauces y veredas, pero es un hecho que la sinergia patente entre las dos guitarras no tardarán mucho en crear una nueva maraña de celebraciones jazz-progresivas, El entramado sonoro gana en fluidez y densidad por partes iguales merced a las calculadas virguerías del bajo y el pulso señorial con el que la batería va activando los cimientos del jam en curso. Si alguna vez alguien se preguntó qué hubiera resultado de un encuentro entre los maestros Coryell y Rypdal en un juego de cómo imitar el esquema de trabajo de los WEATHER REPORT de 1971-72, pues la respuesta está en el cuerpo central de esta tercera pieza del disco. La miniatura ‘Wormhole’ instaura un enclave futurista de formas libres, una manera muy intrigante de abrir paso a ‘On The Other Side, Part 2’, cuyas expansiones dadaístas iniciales hacen sentir sus agitaciones misteriosas antes de que se arme una conexión reconocible. Una vez afirmada ésta, el grupo se dispone a recrear el legado del jazz-fusion de los 70 con una oportuna dosis de esbozos vanguardistas en lo referente a algunos efectos de guitarra. La batería hace gala de una intensidad sistemática muy afín a la de la Parte 1, algo que estimula la emergencia de virtuosos solos de guitarra y de bajo a lo largo del camino. ‘Spontaneous Combustion’ cierra el volumen 1 con un despliegue de luminosidad jazz-rockera introducido por un extraño preludio de tenor maquinista. El cuerpo central impone muy pronto su señorial frenesí con una dupla rítmica edificando la algarabía en clave neurótica y unas guitarras alimentando a la misma con sus aventureros fraseos y solos. En los últimos pasajes, se abre un espectro de sutilezas en base a la interconexión de los instrumentos actuantes, creándose así un recoveco hacia la próxima irrupción de nuevos aires para el persistente frenesí; su clímax conclusivo del último minuto es puro fuego. ¡La mejor manera de cerrar la serie de estas seis piezas de estudio!

El volumen 2 empieza con ‘The Ghost Mills’, un jam de raigambre claramente psicodélica donde los acentos jazz-rockeros operan como ropajes de extravagante luminosidad. El vitalismo moderadamente tenso que interviene aquí sirve para que la capitalización de las fuerzas expresivas convergentes, tal como las concretizan los músicos, vayan ganando en grosor y, de paso, se aventuren por algunas cadencias fusionescas mientras avanzan los minutos. La sección epilogar revela una majestuosidad contundente. Después sigue la trilogía de ‘NYC III’, ‘NYC IV’ y ‘NYC V’. El primero de estos ítems es el más extenso de los tres con su espacio de 18 minutos y pico. El bajo inicia las cosas con unas florituras sugerentes que no tardan en motivar a la batería a armar un swing llamativo, y ya cuando está el cuarteto entero al pie del cañón, se arma un excelso ejercicio híbrido de agitaciones de jazz-rock contemporáneo y encantamientos prog-psicodélicos, algo que no es muy ajeno al patrón de los STICK MEN (ni al del proyecto triádico de REUTER / MOTZER / GROHOWSKI). A mitad de camino, se da un momento de receso onírico donde lo crepuscular impone su indefinida neblina, un pasaje preliminar a un nuevo jam donde el cuarteto se fortifica con un swing más vivaz que el primero, y así las agitaciones extrovertidas van llenando espacios por doquier. El segundo de estos ítems vira radicalmente hacia otra área expresiva, una de introspección donde las suaves agitaciones solipsistas del alma se enredan parsimoniosamente en continuas excursiones dentro de sus cavernas más solitarias. Claro está, en manos de estos cuatro cracks, esa parsimonia se traduce en evocaciones impresionistas que incluyen estratégicos momentos efímeros de pasión. ‘NYC V’ regresa al dinamismo jovial tras un breve prólogo futurista, otro ejemplo de excelsa luminosidad jazz-progresiva. Todo concluye con ‘Solar Myth’, otra maratón de 22 ½ minutos. Los caminos de búsqueda y atajos de replanteamiento que estos monstruos van hilando a través de sus exhaustivos diálogos en clave posmoderna exhiben una solidez consistente; en algunas piezas anteriores, podrían haber dado la sensación de no saber qué rumbo están tomando a ratos, pero en este jam no hay siquiera un misérrimo electrón de incertidumbre comunal. Incluso en los momentos de reposo amorfo opera la lógica creativa de este mamut sónico. La cuestión era concluir el repertorio de este álbum con una magnificencia poco convencional: la misión se cumplió a cabalidad. 

 
Toda esta fue la nueva obra ambiciosa del genial ensamble PAKT: 
“No Steps Left To Trace” sirve como una poderosa constelación de creación e iluminación de aventuras musicales igualmente legítimas para el jazz y el rock de vanguardia del presente milenio. He aquí una magna evidencia de inteligencia musical para el año 2024. Cuatro veteranos de diversas generaciones y pedigrís concretan una visión estética excitante donde la estructura unitaria del ensamble deja suficiente espacio para las enunciaciones individuales respectivas de los Sres. Jones, Skolnik, Grohowski y Motzer. Aunque digerir esta obra tan intrigante y profusa pueda resultar una labor ardua, a fin de cuentas... ¡¡vale la pena!! Totalmente recomendable.
 
 
Muestras de “No Steps Left To Trace”.-
No Steps Left To Trace, Part 2: 
https://pakt-moonjune.bandcamp.com/track/no-steps-left-to-trace-part-2  

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